sábado, abril 02, 2005

Alegría y Pascua.

Son días de dolor, pero la alegría viene de sufrir, de amar. Son días muy alegres. Me conmueve especialmente un encuentro de Jesús con los apóstoles. Se pusieron a pescar, es lo que sabían hacer, y no pescan. Jesús les anima a tirar la red y se dan cuenta de que es el Señor, Pedro se tira al agua para ver al Señor, seguramente no llegaría antes que con la barca. Y Jesús les había preparado unos pescados para almorzar. La vida cristiana no es hacer cosas raras, es impregnar de cariño y amor lo normal. Jesús resucitado, lo más sobrenatural con lo más humano, prepararles unos pescaditos. No hay cuerpo de Cristo sin pan, ni fe sin obras,ni caridad sin cariño. Los cristianos hemos de huir de una especie de dicotomía entre lo terreno y lo divino. No tenemos dos corazones. Juan Pablo II nos ha recordado siempre que una sociedad que se olvida de Dios se acaba olvidando del hombre.

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