Josemaría Escrivá.

Hace treinta años moría . Yo estuve con él , una sola vez, una pequeña tertulia de diez minutos, su bendición, su sonrisa, su ánimo, fuerza para hablar de Dios. Me dijo que estaba muy fuerte, que hace falta gente así. Canonizado en 2002, hoy es su día en el santoral. Es muy curioso haber estado con alguien que es santo. No sé, puede ser una bobada lo que digo, pero tenía ojos, una forma de caminar, las manos muy expresivas. Su predicación, durante toda su vida, es que se puede ser santo en el medio del mundo, en el trabajo, en la calle, poner a Cristo en la cumbre de las actividades humanas, que no hay que irse a ningún sitio raro, ni ser cura o monja para vivir la plenitud de la vida cristiana, mucho amor a la libertad y a la responsabilidad, amor a la Virgen, hacer todo, lo pequeño y lo grande, cara a Dios, elevar el nivel cultural,humano, de todos y todas, alegría de hijos de Dios,sentido del humor.Fue un pionero, junto con Newman, S. Francisco de Sales y otros del papel de los laicos en la Iglesia, le llamaron hereje en los años 40 por esta doctrina. La verdad, le llamaron de todo, durante toda su vida: que si decía, que si hacía, que si no hacía, que si muy aragonés, que se creía, etc, una nota de los santos es que siguen al Maestro y no se les ahorrará persecución, contradicciones. Fundó por inspiración divina el Opus Dei, creyó en el cristiano de a pie,en el papel absolutamente decisivo de la mujer en el mundo y en la Iglesia, en la vocación matrimonial y puso a miles de personas en ese camino. Decía de sí mismo, sin falsa humildad , que era un pecador que amaba a Jesucristo. Juan Pablo II dijo que era el santo del trabajo, de las tareas ordinarias, aparentemente sin brillo, de la vida corriente, donde nos toca encontrar a Cristo, a su Madre, para servir al Papa y a la Iglesia. Gracias Josemaría, Viva San Josemaría.