En 1928, un sacerdote español , en medio de unos días de retiro, por inspiración divina vio el Opus Dei. No quería fundar nada, pero se dio cuenta que Dios le pedía algo muy concreto. Han pasado 78 años, y ni un soñador imaginaba la realidad actual. Esto no tiene nada que ver, pero el otro día comentaba alguien que en España es más fácil divorciarse, que darse de baja de una compañía telefónica. Triste paradoja.
Sinretorno, aunque sea con retraso, te felicito por tus últimos posts, magníficos y atinados.
ResponderEliminarSabes que no soy miembro de la Obra y que vivo una espiritualidad algo diferente, pero si algo comparto es la llamada a la santidad cada uno desde su asiento, la santidad como dijo Juan Pablo II, que debe ser lo normal en cada cristiano.
ResponderEliminarY esto para decirte que me ha gustado mucho cómo lo refleja esta ilustración. Ojalá todos nos lo tomaramos en serio!
Saludos. Raquel.