Como es lógico, en estas semanas contemplamos a Nuestra Señora, Madre de Jesús y Madre nuestra, asunta en cuerpo y alma al Cielo, y la vemos en el gozo y la gloria de la Resurrección. Las lágrimas que derramó al pie de la Cruz se han transformado en una sonrisa que ya nada podrá extinguir, permaneciendo intacta, sin embargo, su compasión maternal por nosotros. Lo atestigua la intervención benéfica de la Virgen María en el curso de la historia y no cesa de suscitar una inquebrantable confianza en Ella; la oración Acordaos, ¡oh piadosísima Virgen María!, expresa bien este sentimiento. María ama a cada uno de sus hijos, prestando una atención particular a quienes, como su Hijo en la hora de su Pasión, están sumidos en el dolor; los ama sencillamente porque son sus hijos, según la voluntad de Cristo en la Cruz . Meditemos estas palabras del Papa para ahondar en los motivos de nuestra devoción a la Virgen y darle nuevo esplendor. Los motivos están claros: María es Madre de Dios y Madre nuestra. Por eso nos resulta necesario cultivar una ardiente y tierna devoción mariana, sólidamente fundada en la Revelación divina expuesta por el Magisterio de la Iglesia. Lo recordaba el queridísimo don Álvaro en una carta que escribió en 1987. Considerando que la misión maternal de María responde a un preciso designio de Dios, nos decía: «Es un hecho innegable que allí donde la Iglesia se implanta, por la gracia de Cristo y la correspondencia tenaz y sacrificada de los evangelizadores, allí está presente la Madre de la Iglesia (...). Como consecuencia, nace y se desarrolla el agradecimiento a Santa María, y surge la planta fecunda de la devoción mariana, de la que resultan claro testimonio los templos y santuarios que, como una estela luminosa, cubren la geografía de los países en los que arraiga la fe, dando a la existencia de los cristianos una dimensión de hogar que sólo la Santísima Virgen es capaz de suscitar».(http://www.opusdei.org/) .
Estás en un blog espumoso, intimista, paradójico; de lo humano y de lo divino. No soy mejor que tú... Me propongo hablar a la cara y que me hables a la cara, sin caretas, sin retorno, a quemarropa... blog del Profesor Tirapu
miércoles, mayo 13, 2009
Carta de Mayo del Prelado del Opus Dei.
Como es lógico, en estas semanas contemplamos a Nuestra Señora, Madre de Jesús y Madre nuestra, asunta en cuerpo y alma al Cielo, y la vemos en el gozo y la gloria de la Resurrección. Las lágrimas que derramó al pie de la Cruz se han transformado en una sonrisa que ya nada podrá extinguir, permaneciendo intacta, sin embargo, su compasión maternal por nosotros. Lo atestigua la intervención benéfica de la Virgen María en el curso de la historia y no cesa de suscitar una inquebrantable confianza en Ella; la oración Acordaos, ¡oh piadosísima Virgen María!, expresa bien este sentimiento. María ama a cada uno de sus hijos, prestando una atención particular a quienes, como su Hijo en la hora de su Pasión, están sumidos en el dolor; los ama sencillamente porque son sus hijos, según la voluntad de Cristo en la Cruz . Meditemos estas palabras del Papa para ahondar en los motivos de nuestra devoción a la Virgen y darle nuevo esplendor. Los motivos están claros: María es Madre de Dios y Madre nuestra. Por eso nos resulta necesario cultivar una ardiente y tierna devoción mariana, sólidamente fundada en la Revelación divina expuesta por el Magisterio de la Iglesia. Lo recordaba el queridísimo don Álvaro en una carta que escribió en 1987. Considerando que la misión maternal de María responde a un preciso designio de Dios, nos decía: «Es un hecho innegable que allí donde la Iglesia se implanta, por la gracia de Cristo y la correspondencia tenaz y sacrificada de los evangelizadores, allí está presente la Madre de la Iglesia (...). Como consecuencia, nace y se desarrolla el agradecimiento a Santa María, y surge la planta fecunda de la devoción mariana, de la que resultan claro testimonio los templos y santuarios que, como una estela luminosa, cubren la geografía de los países en los que arraiga la fe, dando a la existencia de los cristianos una dimensión de hogar que sólo la Santísima Virgen es capaz de suscitar».(http://www.opusdei.org/) .
Luego hablan de oscurantismo en el Opus Dei y hasta las cartas del Prelado están en la red:) Desde luego el que no se informa es porque no quiere.
ResponderEliminarMe gusta que el mundo sea hogar donde reine nuestra madre María.Todo el día oyendo y viendo cosas que atentan contra lo más hondo del ser humano hace que estemos en un mundo sin esperanza ,sin sentido .Me ha gustado el post,acuerdate María de todos nosotros...
ResponderEliminarSiguiendo el argumento de gioconda:
ResponderEliminarAcuerdate Madre de Sinretorno:)
Y no,qué va, no voy a recordarle que lleva 13 días sin actualizar mi dirección.