El Papa aprovechando un aniversario del Santo cura de Ars, dedica este año a los sacerdotes, a rezar por ellos, a pedir muchas y santas vocaciones, a considerar la grandeza del sacerdocio. Los sacerdotes son el corazón de Cristo que ama. Sin sacerdotes no hay perdón de los pecados, sacrificio del altar, predicación de la Palabra de Dios. Son Cristo en la Iglesia, entre nosotros. Dicen que los sacerdotes son reflejo del Pueblo cristiano. El sacerdote no es un animador cultural, un sicólogo gratuito, ni un voluntario dedicado a la comunidad. Debe ser otro Cristo. Hay que ayudarles, rezar por ellos, acompañarles, mimarles. Son hombres, pecadores también, pero ese es el milagro, Cristo actúa a través de esos hombres.
Estás en un blog espumoso, intimista, paradójico; de lo humano y de lo divino. No soy mejor que tú... Me propongo hablar a la cara y que me hables a la cara, sin caretas, sin retorno, a quemarropa... blog del Profesor Tirapu
viernes, julio 17, 2009
Año de los sacerdotes.
El Papa aprovechando un aniversario del Santo cura de Ars, dedica este año a los sacerdotes, a rezar por ellos, a pedir muchas y santas vocaciones, a considerar la grandeza del sacerdocio. Los sacerdotes son el corazón de Cristo que ama. Sin sacerdotes no hay perdón de los pecados, sacrificio del altar, predicación de la Palabra de Dios. Son Cristo en la Iglesia, entre nosotros. Dicen que los sacerdotes son reflejo del Pueblo cristiano. El sacerdote no es un animador cultural, un sicólogo gratuito, ni un voluntario dedicado a la comunidad. Debe ser otro Cristo. Hay que ayudarles, rezar por ellos, acompañarles, mimarles. Son hombres, pecadores también, pero ese es el milagro, Cristo actúa a través de esos hombres.
Y hay que rezar de verdad. Tengo algunos que son amigos y sé las dificultades, momentos de soledad, dudas que a veces les asaltan. Son heróicos los que mantienen su fidelidad y ser héroe no es fácil.
ResponderEliminarUn saludo.
Todos los fieles bautizados participamos del sacerdocio de Cristo y por ello a través del trabajo, de la familia, de los dolores y penalidades de la vida, unidas al sacrificio de la Eucaristía podemos ejercitar esa "alma sacerdotal".
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