El muro.

La historia es vertiginosa y menos mal que con motivo de la caída del muro de Berlín nos recuerdan qué fue aquello. Un Papa que venía del este, que sabía lo que fue el nazismo y el comunismo, con el grito de no tengáis miedo, y los planes de Reagan y Thatcher, demostraron que todo aquello era una estructura férrea pero de cartón piedra. Miles de sovietólogos estudiaban la caída del marxismo y no sabían cómo, pero ocurrió y he tenido la suerte de verlo. De todos modos quedan muchos muros reales y otros más peligrosos, como la libertad entendida como estatua de sal y absoluta autonomía del individuo que renuncia a ser persona: egoísmo, crematorios del aborto, desprecio de la ecología social y moral, dioses de placer que intentan rebelarse contra el crucificado y resucitado. Los de IU dicen que no tienen nada de que pedir perdón (pues deberían) y el Presidente del G de España lo compara con la muerte de Franco( anda ya guapetón, aquel muro era para no dejar que se fuesen, aquí se iba el que quería)). En cualquier caso queda claro que Dios es el Señor de la historia.