sábado, junio 29, 2013

Ollero.










«El laicismo es una religión celosa de la verdadera»


Andrés Ollero Magistrado del Tribunal Constitucional

20.06.13 - 00:31 -

M. PEDREIRA
GRANADA

Andrés Ollero (Sevilla, 1944) presenta esta tarde en el salón de plenos del Ayuntamiento de Granada su obra 'Religión, racionalidad y política'. El magistrado del Tribunal Constitucional, que fue casi 20 años diputado por Granada, habla de esos tres conceptos en una entrevista concedida a IDEAL.

-Las tres palabras que titulan su libro, religión, racionalidad y política, ¿cómo se llevan en el siglo XXI?

-Regular, porque padecemos un déficit de racionalidad. Muchos agnósticos consideran caprichosamente que la religión es irracional; no la tratan como acceso a la verdad sino como ejercicio de un poder ilegítimo.

-Benedicto XVI abrió su papado con una diatriba contra el relativismo. ¿Cuáles son sus males?

-El relativismo socava las propuestas de ética objetiva, pero nos deja como resultado un vacío. Da paso a un utilitarismo masivo; solo se reconoce valor a lo que sirve para algo.

-¿Es posible negar hoy en día la relación entre la religión y la guerra?

-Nadie puede negar la presencia de la religión en la guerra contra la enfermedad, el dolor y la miseria. Si se empareja con la irracionalidad puede degenerar en violencia; pero eso es culpa de la irracionalidad.

-¿Qué opinión le merece la cruzada laica contra los símbolos religiosos en instituciones públicas?

-Hay mucho clericalismo civil, que lleva a sacralizar lo público y convertir la política en una religión alternativa. El laicismo es una religión celosa de la verdadera.

-¿Por qué la relación entre religión y democracia despierta recelos?

-Por ese déficit de racionalidad que lleva a temer la verdad, como si fuera inevitablemente autoritaria. Pensar que la democracia consiste en que nada es verdad ni mentira, equivale a considerarla irracional y mentirosa. Una religión razonada debe servir para inyectar la racionalidad que tanto necesita nuestra sociedad.

-La renovación del Tribunal Constitucional se ha interpretado como un viraje hacia el lado conservador. ¿Puede fiarse la sociedad de un tribunal preso de esos vaivenes?

-Los magistrados piensan. Sería una tragedia que no tuvieran nada en la cabeza. Claro que es más costoso pensar que colgar etiquetas. A mí me trae sin cuidado las que me pongan.

-¿Habrá reformas constitucionales en esta legislatura?

-Siempre ha habido miedo a cambiar la Constitución. Cuando nos la hacen cambiar otros (Europa dos veces.) se hace con cierta rutina. No nos consideramos capaces de repetirla, por mucho que se la critique.





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