Un misionero se encuentra con un buen indígena en el Africa profunda. El misionero le saluda y le pregunta: tú, rezas.- No, no lo necesito.
El indígena se dirige al misionero: - cuántas mujeres tienes ?, ninguna porque soy misionero. -y cuántos hijos tienes? - no tengo soy misionero; un poco asombrado, la tercera pregunta: -y cuantas cabezas de ganado tienes ? - Ninguna, soy misionero. El indígena le dijo, entiendo que tengas que rezar.
Cuánto más pobre y más cerca de Dios, más necesitamos orar, rezar, abandonarnos. Quien a Dios tiene, nada le falta.
Sí, es verdad.
ResponderEliminarGracias.