jueves, febrero 06, 2014

Ideología de género, en pocas palabras.










De profesionales por la ética.


Estamos viviendo desde hace años la ampliación de los derechos humanoscon una serie de neoderechos que, de una forma u otra, conculcan los derechos más fundamentales y que, lejos de hacernos más libres y seguros, nos cercenan libertades y hacen la vida más insegura e injusta.
Neoderechos surgidos de una teoría basada en la mentira de que hombres y mujeres somos iguales en todo, intercambiables como piezas idénticas y que es la educación y no la biología lo que nos hace ser varones y hembras.
Esta llamada «ideología de género», magnifica la educación y olvida todos los factores biológicos, genéticos fisiológicos… que nos hacen diferentes.
Para todos es evidente que hombres y mujeres somos iguales en derechos y dignidad pero que, a partir de ahí, nuestros gustos, percepciones, deseos, comportamientos, habilidades… son completamente diferentes. Yno es la educación sino la naturaleza la que, ajena a lo que opinen los ideólogos de género, nos conforma para sus fines.
Por fin, un dirigente político lo ha dicho: El presidente Correa.
El hecho de que hombre y mujer sean iguales implica la erradicación, como sea, de cuanto nos sigue diferenciando: la maternidad y la paternidad, los gustos y diversiones en los ocios, las elecciones personales de empleos, la forma de pensar y de actuar…
Y para conseguir esto hay dos formas de actuación: la aparición, concampañas previas de adoctrinamiento social, de neoderechos que conculcan los fundamentales y la imposición de comportamientos.
La mujer debe vivir una sexualidad como la masculina y si hay consecuencias indeseadas, se eliminan. Los hombres y las mujeres deben figurar en todos los ámbitos en igual número con independencia de sus valías o deseos, convirtiendo en pistas de baile por parejas cualquier organismo, o profesión.   
Los niños deben ser instruidos desde pequeños en esa mentira,eliminarles los referentes y deben jugar y comportarse por igual. Los padres, como educadores y como claros referentes de alteridad sexual, sobran. Las religiones, con su concepción antropológica del ser humano y su atribución de dignidad sagrada a todos los seres humanos, molestan.
La ideología de género tiene en su punto de mira a toda la sociedad tal y como la conocemos pero son, precisamente, los colectivos más vulnerables y que menos pueden defenderse, los que pierden sus derechos más básicos y fundamentales en beneficio de colectivos muy beligerantes y en absoluto desprotegidos o vulnerables.
Los niños no votan, ni tienen voz en ningún organismo internacional. Y en este momento los menores, los niños en todas sus etapas de crecimiento, están siendo utilizados como una mercancía cuya presencia o ausencia en las vidas de los adultos se elige, como se elige un sofá cómodo, o se rechaza otro. Los menores, en estos neoderechos, son tratados como objetos que se compran o se tiran para mejorar la confortabilidad de otros seres humanos, esos sí, con derechos. Con muchos derechos. Porque a medida que crecen los derechos de algunos, desaparecen los derechos de otros. En este caso, de los menores.
Alicia V. Rubio Calle

4 comentarios:

  1. Hola, he re-escrito mi super-oración contra el aborto, por si te quieres sumar y orarla, son unos 10 minutos.
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    Gracias. Dios te bendiga, blogvecino.
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    http://333maranatha.blogspot.com.es/2013/08/oracion-por-el-fin-del-aborto-oracion.html
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  2. Oro a diario, y gracias, pasaré por allí, gracias a ti

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  3. Hay realidades que están ahí pero no nos gustan, por ejemplo la muerte.

    Pero el hecho de que hombres y mujeres seamos diferentes no entiendo que disguste tanto a algunas personas. A mí me parece maravilloso. En general, estoy más a gusto en compañía de mujeres que de hombres porque suscitan mi entusiasmo, lo cual no excluye que tenga muy buenos amigos varones.

    A mí me parecería una desgracia un mundo plano sin diferenciación y mutua referencia entre hombres y mujeres.

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  4. Desde luego que hay diferencias entre hombres y mujeres, o no seríamos lo que somos.

    Esta erradicación de diferencias, a mi modo de verlo, no es más que un intento inútil de acabar con prejuicios bien arraigados.

    Mal enfocado, desde luego. No podemos bajar los requisitos en las pruebas físicas para las aspirantes a bombera, y llamarlo igualdad.

    No es raro que una mujer cobre menos que un hombre valiendo lo mismo en el mismo trabajo: Hay que acabar con esos prejuicios de raíz, no disimularlos (y menos habiendo víctimas por el camino).

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