Conocías esta anécdota del nuevo santo Juan XXIII:
Cuentan que, en su época de Nuncio, a los postres de la cena de una recepción oficial ofreció una manzana a una señora que iba inapropiadamente vestida –o desvestida, según se mire–. Dicen que lucía un exagerado escote y que Roncalli le dijo: «por favor, acéptela, sólo después de comer la manzana Eva descubrió que iba desnuda»
Buen humor y alegría, a raudales en Juan XXIII y Juan Pablo II, nuevos santos.
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