domingo, junio 15, 2014

Explicando el celibato sacerdotal a gente joven.





celibato    Últimamente se han dicho muchas estupideces acerca del celibato sacerdotal. Se mezclan algunas verdades con un buen número de distorsiones, y el resultado es casi monstruoso. No tengo duda de quién anda detrás de todas esas falacias.
    Hace cinco días estuve explicando el celibato sacerdotal a jóvenes de 14 años. No me hizo falta exprimirme las meninges, y ellos lo entendieron muy bien. Les expuse cómo, al principio, convivieron en la Iglesia sacerdotes y obispos casados con presbíteros célibes por vocación; les leí lo que san Pablo dice de sí mismo acerca del celibato, y expliqué cómo la Iglesia acabó deseando ese espíritu para sus sacerdotes.
    ¿Motivo del celibato? El contrario del que muchos piensan: el celibato se impuso para que el sacerdote se asemejase más a Jesucristo y para que estuviera, precisamente, más casado. Obviamente, quiero decir más casado con la Iglesia y con las almas, que son la esposa de Cristo. El celibato es ofrenda de amor. ¿Es pacífico? No lo es; ninguna virtud es pacífica en esta vida. Pero es gozoso, muy gozoso.
    Ni una objeción. Escucharon y -creo- aprendieron que todo se resume en una sola frase de Jesús: Mi cuerpo, que se entrega por vosotros.




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