miércoles, mayo 06, 2015

El laicismo francés, contra faldas largas.



Aceprensa.



Se solía repetir la regla jurídica summum ius, summa iniuria. La obsesión laicista de la República francesa ha llevado a un caso que está dando la vuelta al mundo: muestra los extremos ridículos a que llega la irracionalidad que, esta vez, no es musulmana. Al contrario.
En su preocupación por proteger a los servicios públicos de contaminaciones religiosas, el entonces presidente Chirac promovió una ley sobre laicidad, promulgada el 15 de marzo de 2004, que prohibía los signos religiosos ostensibles: sobre todo, se quería evitar la presencia cada vez más numerosa de mujeres de origen musulmán ataviadas con el clásico velo islámico.
Las autoridades académicas de una escuela francesa han llevado a su extremo esa disposición, expulsando a una alumna musulmana de quince años por llevar falda larga. De no ser por su pelo normal y la carencia de otros aditamentos, podría haber sino una “niña gótica”, a la que nada se reprocharía. Pero la dirección de ese centro en Charleville-Mézières le exige acudir al aula con “vestidos neutros”, lejos de todo proselitismo.
La sanción ha suscitado una reacción solidaria, y otras alumnas manifiestan su protesta llevando también faldas largas
La ministra de educación, Najat Vallaud-Belkacem –en el ojo del huracán por su controvertida reforma de los planes de estudio–, se ha apresurado a afirmar que “ninguna alumna puede ser excluida en función de la longitud o el color de la falda”. Pero muestra su solidaridad con un equipo docente que habría mostrado su capacidad de discernimiento, para distinguir entre mero porte externo y función proselitista, y fomentar el diálogo con la familia de la estudiante.

Reacciones a favor de la libertad

Como es lógico, el caso de Sarah inunda las redes sociales, con todo tipo de comentarios. Esa chica hace a diario 25 km. en tren y autobús para acudir al “colegio” (la etapa superior de la enseñanza media). Al llegar al centro, se quita el velo que cubre su cabeza. Sólo se pone la falda cuando hace buen tiempo, según Le Monde del 30 de abril. Los demás días lleva pantalones. Pero el problema es que la primera sanción, a mediados de abril, ha suscitado una reacción solidaria, y otras alumnas manifiestan su protesta llevando también faldas largas. Las autoridades académicas –incluido el rector de la academia de Reims, de quien depende el colegio– han reaccionado con evidente desproporción.

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