Apostolado y normalidad.

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    Id y proclamad que el reino de los cielos está cerca. Pero eso no quiere decir que tengas que subirte a la marquesina del autobús con un megáfono para gritar a los pobres viandantes que están tratando de chatear con el móvil.

    Si vives en gracia de Dios, tú eres reino de los cielos, y eres tú quien tiene que estar cerca. Con un megáfono sobre la marquesina del autobús estás muy lejos; podrás gritar mucho, pero estás lejos, porque eres raro. También estás lejos si crees que anunciar el reino de Dios consiste en saludar al pescadero con un «Ave María Purísima» o en ir por la playa vestida como una monja sin convento.

    Si quieres anunciar, en medio del mundo, que el reino de los cielos está cerca, por favor, comienza por ser normal. ¿No te gusta la cerveza? ¡Qué gran apostolado, el de la terraza de verano! Se puede hablar de tantas cosas con una cerveza… ¡Y qué no decirte del apostolado del bañador! Las piscinas comunitarias son areópagos acuáticos.

    Si quieres anunciar que el reino de los cielos está cerca, ponte cerca. ¿Ves que fácil? Como contagiar una enfermedad, salvo que lo que contagiamos es salud.