Un soponcio para más inri
¿Quién no ha
llorado como una magdalena cuando alguien le ha llevado por la calle de la
amargura y le ha hecho la pascua? ¿Y a quién no ha dado un soponcio, quizá por
la barrabasada de algún tonto de capirote, y para más inri ha acabado hecho un ecce homo? Por muy ateo que uno sea, aún
sin saberlo utiliza muchas palabras y expresiones que hunden sus raíces en
pasajes bíblicos y, en muchos casos, en el relato de la Semana Santa.
«Lo sorprendente
es que en una sociedad completamente laica, con tendencia al ateísmo, se sigan
repitiendo términos de origen religioso. La religión, tanto la musulmana con
términos como «ojalá» («quiera Alá») como la judía con «sábado», «aleluya» o
«amén», pero sobre todo la cristiana, nos ha dejado muchísimo vocabulario»,
explica Javier del Hoyo, autor de «Etimologicón» y «Eponimón» (Ariel).
Para el profesor
de Filología de la Universidad Autónoma de Madrid, es una prueba de que la
cultura cristiana «no fue un barniz», sino que permeó la sociedad española. Solo
así se explica que hayan subsistido tantas referencias cristianas. El español
conoce tan bien el ejemplo, que justamente es lo que se destaca, resalta Del
Hoyo. Si a alguien se le dice que es un Judas o algo es más falso que el beso
de Judas, no hace falta más explicación.
No es extraño que
la familiaridad de los españoles con la religión deje estupefactos a muchos
extranjeros, como subrayaba Fernando Díaz Plaja en su libro «El español y los
siete pecados capitales». «Para empezar, el segundo mandamiento "no
emplearás el nombre de Dios en vano" parece totalmente inútil al católico
español, que casi nunca lo emplea de otra forma», aseguraba el historiador
antes de poner ejemplos de uso de la nomenclatura de la religión para las más
profanas de las situaciones. «Al más católico de los españoles le parece muy
normal citar las dos o tres verónicas, rematadas con media, que le dio el
Fulanito al tercer toro de la tarde», destacaba tras recordar que el pase fue
bautizado como «Verónica» porque «la capa extendida ante la cabeza del toro le
recordó a alguien el momento bíblico en que la Verónica pasa amorosamente su
lienzo por el rostro sudoroso y sangriento del Salvador, quedándose impresa la
Santa Faz en el pañuelo».
«Todo cristo»
puede montar «un cristo» o también «estar hecho un cristo» y que le tachen de
que un complemento le queda «como a un Cristo dos pistolas». O pasa «por un
calvario» si le llevan «de Herodes a Pilatos» cuando tiene que rellenar un
formulario y al llegar a la última ventanilla su interlocutor «se lava las
manos». Eso sí, si finalmente logra su objetivo, su pequeña victoria le sabrá
«a gloria».
La lista de
palabras y expresiones con origen en la Semana Santa es larga:
Ser la vida un
Getsemaní: ser abandonado por los más próximos, como Cristo en el Huerto de los
Olivos.
Ser un judas: un
traidor.
Más falso que el
beso de Judas: alude al pasaje evangélico en el que Judas Iscariote delata a
Jesús en el Huerto de Getsemaní con un beso.
Otro gallo
cantaría: expresión que equivale a decir que mejor suerte tendría y que tendría
como origen el pasaje en el que el gallo cantó después de que Pedro negara
conocer a Jesús en tres ocasiones.
Ser un caifás: se
dice de una persona que obra con gran maldad, recordando al sumo sacerdote
judío que llevó a Cristo a la cruz.
Rasgarse las
vestiduras: El gesto de quien se escandaliza ante lo que otros dicen o hacen
tiene su origen en el gesto del sumo sacerdote que, según el evangelio de
Marcos, le preguntó a Jesús si era él el Mesías y ante la respuesta afirmativa,
se rasgó las vestiduras (Marcos 14, 61-64).
Ser un barrabás:
un malhechor, como aquel preso que ponía en jaque a los judíos y que fue
liberado en lugar de Jesús.
Barrabasada:
«barbaridad, desaguisado o disparate: acción de la que resulta un gran destrozo
o perjuicio», según la RAE.
Ser un pilatos:
Un hombre cobarde que tolera las injusticias, por Poncio Pilatos.
Andar (o ir) de
Herodes a Pilatos: Ir de una persona a otra, o de mal en peor en un asunto
Estar hecho un
ecce homo: Herido y maltrecho, como Pilatos presentó a Jesucristo al pueblo (en
latín «he aquí el hombre»).
Lavarse las
manos: Es la «frase que se usa cuando uno se descarta de un asunto, cuando
trata de rehuir toda responsabilidad en él, como hizo Poncio Pilato en el
proceso a Jesús», recoge José María Iribarren en «El porqué de los dichos». Era
costumbre antigua lavarse las manos ante otros para señalar su inocencia ante
un crimen o un delito. Ya en el Antiguo Testamento se dice «¿para qué he
conservado la conciencia limpia y he lavado mis manos en señal de inocencia?»
(Salmos 73, 13)
Soponcio: Según
Javier del Hoyo, «procede de la expresión "sub Pontio Pilato", que
dentro del credo se recitaba cada domingo en todas las iglesias ("fue
crucificado bajo el poder de Poncio Pilato")».
Ser un cirineo:
por Simón de Cirene, el hombre a quien los romanos obligaron a ayudar a Cristo
a llevar la cruz hasta el Calvario.
Verónica: el
lance del toreo se llama así por la forma en que el diestro agarra el capote,
como la Verónica el paño que enjugó la cara de Cristo.
Pasar por un
calvario: Sufrir una sucesión de adversidades y pesadumbres. Recuerda el camino
que recorrió Jesús hasta el montículo donde fue crucificado.
Pasar un
viacrucis: Sufrir una sucesión de adversidades y pesadumbres, como el camino de
la cruz (via crucis). Tanto esta expresión como la siguiente de la calle de la
amargura se comenzaron a usar en la Edad Media, según apunta Javier del Hoyo.
«Las trajeron los cruzados al regresar de la Primera cruzada en 1099».
Llevar (o traer)
por la calle de la amargura: Por una situación angustiosa prolongada, en
referencia a la calle por la que fue conducido Jesucristo con la cruz a
cuestas.
Para más inri:
Por el acrónimo escrito sobre la cruz de Cristo «Iesus Nazarenus Rex Iudaeorum»
(Jesús Nazareno, rey de los judíos) que ordenó escribir Pilatos (Juan 19,
21-22). «El sentido de burla y escarnio que hoy le damos a esta expresión
proviene sin duda del que pretendió darle el propio Pilatos, al dar el título
de rey a un crucificado. Y esto a pesar de que a los judíos les pareció que iba
en serio y esto fue lo que desató su indignación», reseñaba José Luis García
Remiro en su artículo sobre «De cómo la vida monástica impregnó el lenguaje del
pueblo...»
¡Vaya cristo!:
vaya lío o alboroto, según una de las acepciones de la RAE.
Todo cristo:
coloquialmente, «todo cristiano, todas las personas, todo el mundo».
Estar hecho un
cristo: Se dice de la persona que presenta un estado lastimoso
¡Por los clavos
de Cristo!: Expresión de sorpresa o incredulidad
Estar hecho un
nazareno: Como «hecho un cristo», maltrecho, lacerado y afligido, por el estado
de Jesucristo al final de la Pasión.
Como a un cristo
dos pistolas: Muy mal o de manera inadecuada o impropia.
Nazareno:
Penitente que en las procesiones de Semana Santa va vestido con túnica, por lo
común morada, o imagen de Jesucristo vestido con túnica morada.
Hacer un cristo:
En las anillas de gimnasia, «figura que recuerda al crucificado y que
perfeccionó el gimnasta español Joaquín Blume, por lo que se atribuye a él su
invención», recoge Del Hoyo en su «Eponimón».
¡Quién te ha
visto y quién te ve!: José Luis García Remiro relata que antes la expresión se
completaba con «¿cuál es el corazón que no llora?» y la expresión «sabe a
tópico de sermón, quizá de la Soledad de María», ante el descendimiento de
Jesús de la cruz. «Era entonces cuando los predicadores solían clamar de este
modo para enternecer y hacer estremecer a su auditorio», señala García Remiro.
Dar la matraca:
por el instrumento de madera de sonido desapacible usado en Semana Santa en
lugar de campanas y en el Oficio de Tinieblas del Viernes Santo para simular
los trastornos naturales ("hasta las piedras hablaron") que relata la
Biblia por la muerte de Cristo.
Las tres Marías:
por las tres mujeres que estaban al pie de la cruz: “María, su madre, y la
hermana de su madre María de Cleofás, y María Magdalena” (Jn 19,25). «Llorar
como una magdalena» se refiere, sin embargo, al episodio del Evangelio en el
que María Magdalena le lavó con sus lágrimas los pies a Jesús y los secó con
sus cabellos (Lucas 7,38).
Una maría: una
asignatura que apenas hay que estudiar o se aprueba con poco esfuerzo, viene
también de las Marías del evangelio.
Tonto de
capirote: Del Hoyo cree que puede referirse a los nazarenos con capirote por la
corta visión que éste permite, obligando a seguir los pasos del que va delante.
Iribarren señala, sin embargo, que se refiere al capirote de doctores,
colegiales a los que se refiere Covarrubias en el «Tesoro de la lengua
castellana» de forma que «tonto de capirote es tanto como decir tonto
graduado».
Hacerle a uno la
pascua: Fastidiar, molestar o perjudicar a alguien. Se refiere al rito judío
por el que se sacrificaba un cordero en la fiesta de la pascua, el «paso» en
hebreo que aludía al del ángel exterminador de la Biblia que pasó por las casas
de los egipcios dando muerte a los primogénitos. Así lo recoge Iribarren en «El
porqué de los dichos».
Más alegre que
unas pascuas: se refiere a la antiguamente conocida como Pascua de Flores o
Florida, es decir, a la de Resurrección.
Santas pascuas:
expresión para dar a entender que es forzoso conformarse con lo que sucede, se
hace o se dice. Como recoge la RAE, se llama pascua a «cada una de las
solemnidades del nacimiento de Cristo, del reconocimiento y adoración de los
Reyes Magos y de la venida del Espíritu Santo sobre el colegio apostólico»
además de la Pascua de Resurrección.
Romperse la
crisma: Crisma es el óleo que se consagra el Jueves Santo y con el que se unge
a los catecúmenos cuando se les bautiza.
Quedarse in
albis: Viene del segundo domingo de Pascua, el día en que se depositaban las
albas», explica Del Hoyo. Antiguamente era costumbre celebrar bautizos en
Sábado Santo y a los bautizados se les ponía un vestido blanco o alba, que se
devolvía una semana después. De ahí también la expresión de «quedarse en
blanco».
Saber a gloria: O
muy bien. ¿Por el Sábado de Gloria?
«Echar sapos y
culebras», como el endemoniado que le presentaron a Jesús, «cuando San Juan
baje el dedo», por el pasaje en el que este santo indicaba en otro que por ahí
va el Cordero de Dios y por el que se le suele representar así; o entonar un
«mea culpa» o proferir un «vade retro» «donde Cristo dio las tres voces» son
otras de las muchas expresiones también tienen origen religioso aunque ya no se
refieren al relato de la Pasión, como la más popular de las despedidas
(«Adiós») y el santo que ha zanjado tantas discusiones: Sanseacabó.
ABC / Mónica Arrizabalaga
Zorionak querido Sinre !!
ResponderEliminar