«Pablo Cabellos ha sido un sacerdote profundamente eclesial»
El Arzobispo ha presidido una misa por el sacerdote fallecido este domingo, que fue vicario del Opus Dei en Valencia desde 1991 a 2007.
El cardenal arzobispo de Valencia, Antonio Cañizares, ha presidido hoy un funeral por el eterno descanso del sacerdote Pablo Cabellos, vicario del Opus Dei en Valencia desde 1991 a 2007, de quien ha resaltado “su ejemplo de servicio como sacerdote con un sentido profundamente eclesial”.
En la misa celebrada en la parroquia de San Josemaría Escrivá, en Valencia, el Arzobispo ha definido al sacerdote Pablo Cabellos, fallecido ayer en Pamplona a los 76 años de edad, como “un hombre bueno, trabajador infatigable al servicio de la Iglesia a través de su vocación al Opus Dei, que sirvió especialmente a la evangelización en el campo de la cultura y de los laicos”.
El Cardenal, con quien han concelebrado veinte sacerdotes de la diócesis y de la prelatura -entre ellos el Vicario de la Delegación del Opus Dei en Valencia, Ignacio Barrera-, ha dado “gracias a Dios por Pablo, por su testimonio de vida y de pastor, como hombre cristiano y sacerdote, por su fidelidad entregada en sus encargos en el Opus Dei”.
“Su vida ha sido la de un testigo de Jesucristo y, por tanto, testigo de esperanza”, ha remarcado el Arzobispo, que ha señalado que “personalmente me queda su imagen como hombre de esperanza, es lo que he podido comprobar en su vida sacerdotal”.
Biografía Pablo Cabellos
Pablo Cabellos nació en Cifuentes (Guadalajara) en 1942. Trabajó como maestro de Primaria antes de obtener la Licenciatura en Filosofía y Letras y Ciencias de la Educación por la Universidad de Navarra. En Pamplona, animado por san Josemaría, puso en marcha el colegio Irabia, en un barrio de familias con escasos recursos. Allí trabajó como profesor durante varios años, y ocupó cargos directivos. Realizó estudios de Teología en Pamplona y Roma, doctorándose en Derecho Canónico. En Roma fue profesor del Instituto Superior de Ciencias de la Educación, precedente de la Universidad de la Santa Cruz.
Miembro del Opus Dei desde sus años universitarios, en 1974 fue ordenado sacerdote de la Prelatura "acogiendo con libertad y decididamente la sugerencia de san Josemaría", según fuentes del Opus Dei. Ejerció diversas tareas pastorales y de gobierno en la Prelatura. Desde 1991 hasta 2007 ocupó el cargo de Vicario del Opus Dei en Valencia, y en la actualidad era capellán del IESE (Instituto de Estudios Superiores de la Empresa) y se ocupaba de la atención pastoral en diversas actividades apostólicas de la Obra en Valencia.
Ha dejado varias publicaciones relacionadas con sus especialidades: la pedagogía y la pastoral, entre otras, "Formación de la Conciencia", "Autoridad y amistad con los hijos", "Enseñar el Catecismo", y "¿Soy un ser humano?".
Las mismas fuentes han definido a Pablo Cabellos como "buen comunicador y gran conversador, hombre de cultura y mente abierta, que con frecuencia colaboraba con los medios de comunicación". De hecho, "sus textos eran a la vez precisos y audaces, a contra corriente y de mano tendida hacia quienes no pensaran como él, según el sentido cristiano que había aprendido de san Josemaría".
Además, "sabía respetar y querer, y por eso hacía amigos por donde pasaba. Muchos le han acompañado con cariño durante su enfermedad, tanto en Valencia como en Pamplona, dando ejemplo de serenidad y entereza cristianas, con la mirada puesta en el cielo", han precisado.
En la misa celebrada en la parroquia de San Josemaría Escrivá, en Valencia, el Arzobispo ha definido al sacerdote Pablo Cabellos, fallecido ayer en Pamplona a los 76 años de edad, como “un hombre bueno, trabajador infatigable al servicio de la Iglesia a través de su vocación al Opus Dei, que sirvió especialmente a la evangelización en el campo de la cultura y de los laicos”.
El Cardenal, con quien han concelebrado veinte sacerdotes de la diócesis y de la prelatura -entre ellos el Vicario de la Delegación del Opus Dei en Valencia, Ignacio Barrera-, ha dado “gracias a Dios por Pablo, por su testimonio de vida y de pastor, como hombre cristiano y sacerdote, por su fidelidad entregada en sus encargos en el Opus Dei”.
“Su vida ha sido la de un testigo de Jesucristo y, por tanto, testigo de esperanza”, ha remarcado el Arzobispo, que ha señalado que “personalmente me queda su imagen como hombre de esperanza, es lo que he podido comprobar en su vida sacerdotal”.
Biografía Pablo Cabellos
Pablo Cabellos nació en Cifuentes (Guadalajara) en 1942. Trabajó como maestro de Primaria antes de obtener la Licenciatura en Filosofía y Letras y Ciencias de la Educación por la Universidad de Navarra. En Pamplona, animado por san Josemaría, puso en marcha el colegio Irabia, en un barrio de familias con escasos recursos. Allí trabajó como profesor durante varios años, y ocupó cargos directivos. Realizó estudios de Teología en Pamplona y Roma, doctorándose en Derecho Canónico. En Roma fue profesor del Instituto Superior de Ciencias de la Educación, precedente de la Universidad de la Santa Cruz.
Miembro del Opus Dei desde sus años universitarios, en 1974 fue ordenado sacerdote de la Prelatura "acogiendo con libertad y decididamente la sugerencia de san Josemaría", según fuentes del Opus Dei. Ejerció diversas tareas pastorales y de gobierno en la Prelatura. Desde 1991 hasta 2007 ocupó el cargo de Vicario del Opus Dei en Valencia, y en la actualidad era capellán del IESE (Instituto de Estudios Superiores de la Empresa) y se ocupaba de la atención pastoral en diversas actividades apostólicas de la Obra en Valencia.
Ha dejado varias publicaciones relacionadas con sus especialidades: la pedagogía y la pastoral, entre otras, "Formación de la Conciencia", "Autoridad y amistad con los hijos", "Enseñar el Catecismo", y "¿Soy un ser humano?".
Las mismas fuentes han definido a Pablo Cabellos como "buen comunicador y gran conversador, hombre de cultura y mente abierta, que con frecuencia colaboraba con los medios de comunicación". De hecho, "sus textos eran a la vez precisos y audaces, a contra corriente y de mano tendida hacia quienes no pensaran como él, según el sentido cristiano que había aprendido de san Josemaría".
Además, "sabía respetar y querer, y por eso hacía amigos por donde pasaba. Muchos le han acompañado con cariño durante su enfermedad, tanto en Valencia como en Pamplona, dando ejemplo de serenidad y entereza cristianas, con la mirada puesta en el cielo", han precisado.
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