lunes, junio 24, 2024

Será santo.

 



¡Será santo!

Un niño recién nacido siempre es una promesa. Apenas tiene pasado, y un largo futuro parece abrirse ante él. Podría decirse que las páginas del libro de su vida están en blanco. ¿Qué historia las llenará? ¿Quién la escribirá?

Reflexionaban diciendo: «Pues ¿qué será este niño?» Porque la mano del Señor estaba con él. La pregunta, como te digo, es natural. Pero, cuando junto a ella se muestra la mano del Señor, la respuesta es maravillosa.

Papás, mamás que miráis a vuestros hijos pequeños y os hacéis la misma pregunta, escuchadme: ¿Será arquitecto? ¿Será médico? ¿Será famoso? ¿Será rico? ¿Será ministro? ¿Será deportista? Todas esas preguntas suponen entregarle al niño el libro de su vida, ponerle el bolígrafo en la mano y esperar a las ocurrencias del pequeño. Ya lo bautizaremos si él lo desea de mayor. Si no quiere ir a catequesis, no lo obligaremos. ¡Que escriba! Preparaos también para los borrones.

¿Será santo? ¡Ésa es la pregunta! Y, al llevarlo a bautizar, tomáis el libro de su vida y se lo dais a Dios, para que la mano del Señor escriba. Y vosotros, junto al niño, le enseñáis a leer la caligrafía de Dios, su voluntad. ¡Será santo!

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