«Yo voy a misa, pero comulgo sin confesar porque ya me confieso directamente con Dios». «Aunque la Iglesia diga que esto es pecado, para mí no lo es». ¿Imagináis que alguien quisiera jugar un partido de fútbol y pensara: «Yo juego, pero cojo el balón con la mano, porque para mí eso no es falta»?
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