El psiquiatra estaba inquieto. Repasaba sus notas y consultaba algunos manuales sobre síntomas auditivos de enfermedad mental. Es cierto que hace años había tratado a un esquizofrénico que creía oir voces...pero las dos últimas semanas habían sido muy extrañas. Una viejecita de 72 años, su amigo el cardiólogo y dos niños, sin ninguna relación aparente habían pasado consulta. Todos llevaban una temporada en que intermitentemente e inopinadamente oían algo lejano, que se acercaba. Pensaban que era un tren lejano, pero al final, estaban seguros, eran trompetas que anunciaban algo. Dio un respingo, de repente pensó que estaba oyendo una. Se dijo estoy demasiado sugestionado. Pero volvió a oirla. Salió al balcón donde percibió una confusa cadena de ruidos. Pero estaba de nuevo seguro estaba sonando una trompeta, el cielo se oscureció. (de cuentos del último día, ver Apocalipsis).
Estás en un blog espumoso, intimista, paradójico; de lo humano y de lo divino. No soy mejor que tú... Me propongo hablar a la cara y que me hables a la cara, sin caretas, sin retorno, a quemarropa... blog del Profesor Tirapu
miércoles, enero 28, 2009
Trompetas.
El psiquiatra estaba inquieto. Repasaba sus notas y consultaba algunos manuales sobre síntomas auditivos de enfermedad mental. Es cierto que hace años había tratado a un esquizofrénico que creía oir voces...pero las dos últimas semanas habían sido muy extrañas. Una viejecita de 72 años, su amigo el cardiólogo y dos niños, sin ninguna relación aparente habían pasado consulta. Todos llevaban una temporada en que intermitentemente e inopinadamente oían algo lejano, que se acercaba. Pensaban que era un tren lejano, pero al final, estaban seguros, eran trompetas que anunciaban algo. Dio un respingo, de repente pensó que estaba oyendo una. Se dijo estoy demasiado sugestionado. Pero volvió a oirla. Salió al balcón donde percibió una confusa cadena de ruidos. Pero estaba de nuevo seguro estaba sonando una trompeta, el cielo se oscureció. (de cuentos del último día, ver Apocalipsis).
Muy original, creo que el libro era de un tal Esteban Perruca y de editorial Magisterio, estará agotado.
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