miércoles, marzo 11, 2009

Fe y razón.



La conmemoración del segundo centenario del padre de “El origen de las especies”, Charles Darwin, vuelve a avivar el enfrentamiento entre ilustrados contra la fe. Y no al revés, porque la Iglesia nunca ha negado las distintas posibilidades respecto a la creación del mundo y del hombre, incluso el propio evolucionismo que explicaba el científico británico, siempre y cuando se reconozca la diferencia radical entre el animal que evoluciona y el hombre que –en un momento dado- ha recibido el alma inmortal, que le hace imagen y semejanza de su Creador.Sin embargo, el ilustrado celebra con alborozo cualquier teoría que pueda justificar la no existencia de Dios. Incluso las más inverosímiles: ese inexplicado azar que ha dado un milimétrico orden al universo. Los racionalistas sólo aceptan un Dios que quepa en su pensamiento limitado y, claro, les resulta imposible la existencia de un Hacedor que pueda constreñirse a las medidas de la mente. A mí también. Las categorías humanas tan sólo sirven para hacer “imaginable” a Dios, para que el hombre pueda dibujarlo según unas características que solo son sombras de su magnitud. Un Dios que cabe en un volumen científico sólo puede considerarse un dios con minúscula. Por eso Benedicto XVI, advierte que “Dios no se deja someter a experimentos”. Es decir, que en la aproximación de la criatura –por muy inteligente que ésta sea- a la inmensidad divina hay un momento en el que nos vemos obligados a dejar paso a la fe, a la confianza de que nuestros dones, por muy evolucionados que se encuentren, apenas son un chispazo frente a la divinidad.Los ilustrados han tratado, desde hace siglos, de localizar a Dios para esconderlo bajo siete llaves. Por eso se convirtieron en furibundos persecutores de la Iglesia, convencidos de que arrasados los templos el hombre prescindiría de anhelos celestiales. La caída de los sistemas materialistas les vino a quitar la razón. Pese a todo, en esta hora dirán que la necesidad de la existencia de Dios es producto de determinadas descargas eléctricas que producen nuestras neuronas, lo que demuestra que el pulso entre fe y razón sigue en pie, por más que sean incontables los científicos de todo orden que viven con absoluta normalidad su actividad profesional y su credo. www.miguelaranguren.com.

8 comentarios:

  1. Decía el Papa Juan Pablo II que lo que ha conseguido la mentalidad cientificista es que muchos acepten la idea de que aquello que es técnicamente realizable, es por ello moralmente admisible. Y ahí están para demostrarlo las técnicas de reproducción asistida, la investigación embrionaria, la selección de embriones, la clonación, etc.

    Gracias por el comentario y por aceptar el premio. No, no soy médico, ¿Y usted?

    Porque tu perfil es más breve que el mío…

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  2. Soy profesor de universidad de Derecho.

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  3. Yo también estudié Derecho.

    Por cierto, el tema de Fe y Razón me interesa muchísimo. Aparte de la encíclica, ¿conoces algún libro interesante sobre ello? La frase del Papa “Dios no se deja someter a experimentos” me parece fantástica.

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  4. Te sugiero en uno de mis links Interrogantes. net sobre ese tema. Hay cosas muy buenas.

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  5. . Mariano Artigas, "Ciencia, razón y fe", EIUNSA
    (Enlaces y recursos/Libros recibidos en la redacción)

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  6. Yo también te recomiendo el libro de Monseñor Raúl Berzosa, «Una lectura creyente de Atapuerca. La fe cristiana ante las teorías de la evolución», editado por Desclée de Brouwer.

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  7. SinRetorno:

    Felcitaciones. Otro post redondo, y yan van unos cuantos.
    Muchas Gracias
    All the best

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