El pasado domingo 24 de mayo se celebró la 43ª Jornada Mundial de la Comunicaciones Sociales. Según el ex portavoz de la Santa Sede, Joaquín Navarro-Valls, en una entrevista concedida a Vida Nueva, la “participación” de la Iglesia en los medios-pues no le gusta la expresión “utilizar los medios”- “exige una cierta profesionalidad”.
¿Qué parte del legado de Juan Pablo II considera que es hoy más visible?No es sólo un tema de visibilidad, sino de convicción. En una época de escepticismo sobre la naturaleza del ser humano y sobre su real capacidad, el papa Juan Pablo II hizo ver las raíces de la dignidad humana: de dónde le viene al ser humano su dignidad. Tuvo la gran audacia de definir el concepto tan usado y abusado de “derechos humanos” como derechos que no le son concedidos por Estados o instituciones al hombre o la mujer, sino que esos derechos les pertenecen por naturaleza.
¿Cuál es su valoración de los cuatro años de pontificado de Benedicto XVI?Hay siempre una cierta arrogancia al pretender valorar todas las dimensiones de un pontificado, aunque sea en el arco de tiempo de cuatro años. La riqueza conceptual de Benedicto XVI es realmente asombrosa. Es el Papa, en toda la historia de la Iglesia, con una bibliografía personal más abundante y rica. La suya, me parece, es una pastoral de la inteligencia: precisamente lo que esta época en el final de la modernidad reclama y, a la vez, necesita.
¿Cómo valora la reciente polémica suscitada por las declaraciones acerca del uso del preservativo en África? ¿Considera que hubo un problema de comunicación?Fue algo perfectamente instrumental. Lo más interesante que dijo el Papa en aquella ocasión es que era preciso “humanizar la sexualidad humana”. Pero eso quedó fuera del circo mediático. El problema fue de “entendederas” y no tanto de “explicaderas”.Cuando no se quiere entender, se cercenan las palabras del interlocutor para adaptarlas a la propia forma mental. Y lo que resulta es un artificio dialéctico insensato y aburrido, cuyo más reciente ejemplo es la moción del Parlamento belga.
Se puede decir más alto, pero no más claro.
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