sábado, diciembre 04, 2010

Crucifijos.



Me lo contó, a modo de chiste o anécdota, una destacada profesora de Derecho Canónico español el siguiente relato. Un inspector italiano ve que en una clase de un colegio público hay un crucifijo; es intolerable que esto siga así después de la sentencia del Tribunal europeo de Derechos humanos. Mañana vendré y espero que haya desapararecido. Al día siguiente ve dos crucifijos en en el aula. Exige la presencia del director del centro para amonestarle. El director del centro le dice: estos dos son ladrones, uno de ellos homosexual y el otro judío. Atrévase a quitarlos.

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