miércoles, enero 11, 2012

La muerte de Martín Vigil.



Le leí de joven con pasión, no sé si demasiada...






Ayer se dio a conocer, después de un año, la discreta muerte de quien fuera exitoso novelista José Luis Martín Vigil, el autor de "La vida sale al encuentro".El escritor, que había dejado la Compañía y posteriormente el sacerdocio, alcanzó la fama con su primera novela, "La vida sale al encuentro" (1960), experiencia de sus años como educador en el colegio de los jesuitas de Vigo y que llegó a ser un best seller, y que fue reeditado hasta el 2006, en una última versión revisada por el mismo autor.El sacerdote jesuita y destacado escritor Pedro Miguel Lamet hace referencia en un artículo publicado hoy en El Mundo de "las amargas situaciones por las que discurrió la vida del ex sacerdote, al que acabaron por prohibirle confesar, luego predicar -llenaba la Iglesia de Salamanca- y definitivamente le condujeron a secularizarse" y a "algunas noticias brumosas relacionadas con la policía y algunos de sus muchachos".TestamentoEn octubre pasado, en el boletín “Bellavista” de los antiguos alumnos de los jesuitas de Vigo, colegio donde Martín Vigil fue educador, se publicó su testamento, texto que publica en internet Lamet. Se trata de un emocionante escrito -destaca el sacerdote jesuita- en que Martín Vigil "confiesa abiertamente su fe, su amor a la Compañía de Jesús, ignora su obra literaria y se despide con una enorme sencillez".Aquí reproducimos el texto del testamento de Martín Vigil:“Bueno, al fin muero cristiano como empecé. Creo en Dios. Amo a Dios. Espero en Dios. No perseveré en la Compañía de Jesús, pero jamás dejé de amarla y estarle agradecido. No conozco el odio, no necesito perdonar a nadie. Pero sí que me perdonen cuanto se sientan acreedores míos con razón, que serán más de los que están en mi memoria. Amé al prójimo. No tanto como a mí mismo, aunque intenté acercarme muchas veces. No haré un discurso sobre mi paso por la vida. Cuanto hay que saber de mí lo sabe Dios. En cuanto a mis restos, sólo deseo la cremación y consiguiente devolución de las cenizas a la tierra, en la forma más simple, sencilla y menos molesta y onerosa. Pasad pues de flores, esquelas, recordatorios y similares. Todo eso es humo: Sólo deseo oraciones. De este mundo sólo me llevo lo que me traje, mi alma. Consignado todo lo cual, agradecido a todos, deseo causar las mínimas molestias. Dios os lo pague”.



Su última entrevistaPor su interés, reproducimos asimismo la última entrevista que concediera Martín Vigil a un medio de comunnicación. Fue realizada por Gonzalo Altozano, del semanario Alba, en 2007. ...



Dice que la fama -ha vendido millones de novelas- no sirve para nada, que perdona a los que le hicieron su enemigo sin que él los tuviera como tales, y que va “cuesta abajo en la rodada”, o sea, que la que de un momento a otro le va a salir al encuentro no es la vida, sino la muerte. (“El desatre de Annual comparado con el mío es una broma”). Esto te lo dice con la serenidad del que se ha pasado los últimos años retirado en un cómodo apartamento, rodeado de libros y recuerdos, en diálogo casi ininterrumpido con Dios.-Ser sacerdote imprime carácter. ¿Ser jesuita todavía más?-En un plano teológico, no. Aunque humanamente... Puedo decir que veinte años de ascética jesuítica dejan un sello que no se borra por más que uno se haga ateo.-¿Fue su caso? ¿Dejó de creer?-No, pero abandonar la Compañía significó dejar de estar sometido a una disciplina.-Y se fue disipando.-Claro. Rezaba menos, trabajaba tanto que ni me acordaba de que era domingo, casi no visitaba al Santísimo, dedicaba poco tiempo al apostolado y a la dirección espiritual...-¿Cómo acabó la cosa?-Poco a poco fui recuperando la vida espiritual y los bienes perdidos, notando la felicidad y bienestar que te da guiñarle un ojo a Dios



.-Una pregunta muy de cuestionario Proust: ¿estado actual de su alma?-Muy bien, en regla. Como no puedo ir a la iglesia, viene a verme un sacerdote que me confiesa y me trae la comunión.



-¿Jesuita?-No, franciscano.



-¿No tiene trato con la Compañía?-¡Pero si tengo un montón de amigos allí! Yo mismo sigo siendo jesuita de cabeza y de corazón. Por la Compañía siento mucho amor y agradecimiento.-¿Por qué?-Porque en veinte años no recuerdo una palabra obscena, una discusión, un mal gesto: fui muy feliz.-¿Por algo más?-Sí. Porque atribuyo a la formación que recibí la facilidad que tengo para tratar con Dios.



-¿Lo hace a menudo?-A cualquier hora del día y de la noche, como si fuera mi compañero de piso. A veces, cuando no puedo dormir, me levanto y le digo: “¡Oye, tú!”. ¿Y sabe qué?-¿Qué?-Que con Él me río de verdad.-¿Y eso?-Cuando le ofrezco mis dolores y contratiempos, los comparo con su sufrimiento en la cruz y me da la risa. La desproporción es tan grande...-¿Cree que ofrecer los sufrimientos no vale para nada?-¡Claro que sirve! Pero no porque tengan valor en sí, sino porque Él quiere que lo tengan.



-¿Y a laVirgen? ¿Tiene presente a la Virgen?-María es mi madre. Y no es una metáfora, es algo que dice la Iglesia. Eso me da una confianza inmensa.-¿Por qué?-Porque sé que se portará conmigo como lo haría mi madre.O sea, bien.



-A san Ignacio también le reza, supongo.-Es que es mi patrón. También le rezo a Escrivá de Balaguer.-Yo pensaba que a usted la Obra...-A mí, la verdad, Escrivá de Balaguer no me caía simpático. Pero me prometí que me iba a caer bien por narices y ya ve...



-A su edad, los dolores de los que antes hablaba...-Significan que la muerte está cercana, que el fin se aproxima.-¿Tiene miedo?-Siento una enorme curiosidad porque dentro de poco veré a Dios y entenderé lo que ahora no entiendo.



-Está convencido de que se salvará.-Pero no es soberbia, sino la confianza -enorme- que tengo en Dios. Sé que aunque sea yo el diablo en persona, ya encontrará Él la manera de salvarme.-¿De verdad no teme el Juicio Final?-Dios es el juez más duro, pues puede condenarte eternamente. Pero también el más misericordioso: basta que te arrepientas para salir absuelto. Es maravilloso.-¿Usted de qué se arrepiente?-De no haber aprovechado los dones que Dios me dio, de haber sido soberbio, de un montón de cosas.-Y si al final se condena, ¿qué?-A Dios no le odiaría ni en el infierno, le querría aunque no existiera.-Eso es entusiasmo.-Es que siempre he sido -ahora más que nunca- un entusiasta de Él, un forofo. Por Dios me batiría como lo hacen otros por el Madrid o por el Atleti.-O sea, que es un hooligan de Dios.-Me quedo en fan. Eso sí, aguerrido, tenaz, dispuesto -intelectualmente- a lo que sea. Soy partidario de Él aunque no me salve, repito.



-Está usted como el autor del anónimo aquél: “No me mueve, mi Dios, para quererte...”.-“... el cielo que me tienes prometido”. Ese poema lo suscribo entero. Si quiero a Dios, no es para que me salve, que claro que quiero que lo haga. Le quiero porque le quiero, porque le quiero querer. Y ya está.

14 comentarios:

  1. Me gustó mucho este post de un controvertido personaje, genial escritor y por lo que veo empedernido buscador de DIOS. Gracias por traer estas entrevistas hasta aquí. ABRAZOS.

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  2. A mí me gusta mucho eso que ha dicho, con Dios solo basta arrepentirse para salir absuelto.

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  3. Muy bueno. Yo le conocí a su hermana ,una santa .Y el también .Buena familia.

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  4. "Porque le quiero querer", me encanta esa razón

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  5. Muy bueno, no lo conocía.
    Siempre da alegría historias como estas.
    Mas cuando tengo profundísimo cariño a la Compañía de S Ignacio

    Gracias¡

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  6. Ya había leído el artículo sobre la noticia de su muerte.
    Qué hombre tan sencillo.
    Seguro que era el tipo de hombre que andaba con patucos, por su casa para no hacer ruido...
    Menos mal que nos queda su legado...
    "Polvus etis et polvus reverterius."

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  7. Gracias por traer esta entrada tan bonita y recordarnoslos..
    Un abrazo.

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  8. A mí me ha dejado perplejo este párrafo que a muchos a pasado inadvertido, pero para mí es como si colaran el mosquito y dejaran pasar el camello.

    "El sacerdote jesuita y destacado escritor Pedro Miguel Lamet hace referencia en un artículo publicado hoy en El Mundo de "las amargas situaciones por las que discurrió la vida del ex sacerdote, al que acabaron por prohibirle confesar, luego predicar -llenaba la Iglesia de Salamanca- y definitivamente le condujeron a secularizarse" y a "algunas noticias brumosas relacionadas con la policía y algunos de sus muchachos""

    La Iglesia prohíbe alguna de las funciones sacerdotales a alguien, no porque se le antoje, la Iglesia, no impulsa a nadie a secularizarse, es al contrario, cuando con tu lenguaje, tu forma de comportarte ante las ovejas a ti confiadas, estás negando a Cristo, ella no puede dejarte en el error y debe velar en suplencia por tus fallos. No dejemos que el mundo nos ponga en la cabeza cosas equivocadas, anti católicas. Analicemos todo y quedemos con lo bueno, pero el párrafo señalado es todo un despropósito

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  9. Anónimo tiene ustedmucha razón en lo que señala, además de lo confuso que suele ser el Mundo y el Padre Lamet, parece que en la vida de Martín Vigil ha habido, pecados, desaciertos...como en la mía, pero me alegra lo que declara sobre su amor a Dios y que se vaya de este mundo como cristiano...eso es lo que me parece importante.

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  10. Yo también leí,cuando acababa de publicarse,La vida sale...En la facultad,en la mia,el libro impactó mucho.Luego seguí algo la pista a este sacerdote que tan dignamente se despide de la vida y que hizo en esa entrevista una profunda,alegre y humilde declaración de fé.Me quedo con esto.Un abrazo de Janusa

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  11. No conocía a el sacerdote Martín Vigil,me resulta muy interesante buscaré sus libros y lo mejor fué reconocer sus errores y recuperar la espiritualidad y su AMOR A DIOS.Saludos desde México.

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  12. No dice nada sobre su afición a los muchachos en general, y a los muy jovencitos...

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  13. parece que usted lleva razón, no creo fue pederasta, pero frecuentó ambientes homos en Madrid...lo reconoce como pecado y Dios perdona, claro que sí, sino aviados estamos.

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  14. uy, lo que he dicho, nuestar sociedad no admite como pecado nada en lo sexual si es consentido....cosa que no es verdad

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