(Obituario) Mundo 1 mayo 2016
UNA GRAN CABEZA JURIDICA
Conocí al profesor José
Javier López Jacoiste en 1973. Yo era, por entonces, un joven profesor de la Facultad de Derecho
de la Universidad de Murcia. El era ya
un prestigioso catedrático de Derecho Civil y Vicerrector de la
Universidad de Educación a Distancia, de cuya Facultad de Derecho había sido
también Decano. La conversación giró sobre una colaboración docente que me
habían pedido para la UNED. Me sorprendió su cordial afabilidad, acompañada de una notable claridad y precisión en los conceptos
jurídicos.
No volví a verlo hasta
veinte años después, con motivo de mi ingreso como académico de Número en la
Real Academia de Jurisprudencia y Legislación.
Mantenía su cálido trato, su savoir faire y su agudeza jurídica. Leímos
nuestros respectivos discursos de ingreso en la Real Academia con pocos
meses de distancia. Así que he tenido
el honor de compartir con él su activa vida académica durante más de quince
años, comprobando su alta calidad humana y su enciclopédico
conocimiento del Derecho.
No hay que olvidar que a su condición de
Catedrático de Derecho Civil, unía su experiencia como notario y vocal
permanente de la Comisión nacional de
Codificación. El Notariado español ha traído a nuestro universo jurídico experiencias muy
valiosas, y un hacer recto, inspirador
de valiosas ejemplaridades. Por eso conocía muy bien, no solamente el derecho en estado de
“reposo”- su vertiente teórica-, sino
también lo que se ha llamado el derecho “en pie de guerra”, esto es, el derecho
en su faceta práctica.
Unía, por tanto,
tres cualidades (catedrático, académico y notario) que le permitían tener una
visión muy amplia de los fenómenos jurídicos. Como catedrático lo había sido de
las Universidades de Santiago de Compostela, Barcelona y UNED, además de
Profesor de la Universidad de Navarra, de la que fue uno de sus
fundadores. Como académico de la Real de
Jurisprudencia y Legislación, lo fue desde el 10 de enero de 1994 hasta su reciente muerte. Presentó importantes
ponencias en los Plenos de Numerarios, representó a la Academia en el Congreso
Internacional de Academias Iberoamericanas de Derecho ( 1998, Córdoba , Argentina), y formó parte de su
Junta de Gobierno como interventor. En fin, como Notario ocupó destino en San
Sebastián y Madrid .
Era muy consciente de que en la
cultura jurídica hay un ciclo constante: descubrimiento de problemas
jurídicos, formación de principios, articulación de un sistema legal. El
primero y el segundo paso suelen darlo los teóricos del derecho, los
“académicos” y profesores, que influyen en la actividad legislativa mucho más
de lo que se cree. Todo acto legislativo carente de base dogmática es ya, de antemano, “un viaje sin destino”(Esser) . Pero, al tiempo, sabía
que Teoría y práctica del
Derecho van muy unidas, de ahí los valiosos trabajos jurisprudenciales y de
Derecho notarial que abordó en su amplia tarea investigadora.
Sin olvidar su habitual presencia en los medios jurídicos extranjeros:
Viena, Bonn, Paris y Nueva York contaron con su investigación y docencia como visiting professor. Lo cual fue
compatible con una habitual actividad
deportiva, en especial con los grupos
universitarios de montañismo, que lo llevó a las grandes cimas de los Alpes y
los Pirineos. De ahí que fuera un hombre amante de la libertad y de los
grandes horizontes, en lo que influyó también sus profundas convicciones
religiosas, fruto de su pertenencia al Opus Dei.
Los últimos años de su
vida convivió con una grave enfermedad, ante la que no perdió el buen humor ni
su dedicación al Derecho, en especial al Derecho civil navarro. No hay que
olvidar su antigua y activa participación en los trabajos legislativos que
concluyeron con la Compilación o Fuero Nuevo navarro. Desde luego, fue una
lúcida cabeza jurídica y un gran
caballero.
Rafael Navarro-Valls,
Académico/Secretario General de la Real Academia de Jurisprudencia y
Legislación
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