Sic.



 

“Et in meditatione mea exardescit ignis” –Y, en mi meditación, se enciende el fuego. –A eso vas a la oración: a hacerte una hoguera, lumbre viva, que dé calor y luz. Por eso cuando no sepas ir adelante, cuando sientas que te apagas, si no puedes echar en el fuego troncos olorosos, echa las ramas y la hojarasca de pequeñas oraciones vocales, de jaculatorias, que sigan alimentando la hoguera. –Y habrás aprovechado el tiempo. (Camino, 92)

Sic.



 

Me has escrito: “orar es hablar con Dios. Pero, ¿de qué?” –¿De qué? De Él, de ti: alegrías, tristezas, éxitos y fracasos, ambiciones nobles, preocupaciones diarias..., ¡flaquezas!: y hacimientos de gracias y peticiones: y Amor y desagravio. En dos palabras: conocerle y conocerte: “¡tratarse!”. (Camino, 91)

miércoles, octubre 23, 2024

Sic.

 

Meditación. –Tiempo fijo y a hora fija. –Si no, se adaptará a la comodidad nuestra: esto es falta de mortificación. Y la oración sin mortificación es poco eficaz. (Surco, 446)

Venced, si acaso la advertís, la poltronería, el falso criterio de que la oración puede esperar. No retrasemos jamás esta fuente de gracias para mañana. Ahora es el tiempo oportuno. Dios, que es amoroso espectador de nuestro día entero, preside nuestra íntima plegaria: y tú y yo -vuelvo a asegurar- hemos de confiarnos con El como se confía en un hermano, en un amigo, en un padre. Dile -yo se lo digo- que Él es toda la Grandeza, toda la Bondad, toda la Misericordia. Y añade: por eso quiero enamorarme de Ti, a pesar de la tosquedad de mis maneras, de estas pobres manos mías, ajadas y maltratadas por el polvo de los vericuetos de la tierra.


Sic.

Es de noche porque es tiempo de fe. Porque no vemos el rostro de Cristo. Porque vivimos rodeados de fantasmas, espectros y pesadillas que sólo desaparecerán cuando se haga de día. Nos engañan, nos hacen dar importancia a lo que no la tiene y temer peligros que no nos amenazan. Nos seducen con luces de artificio, que se apagan apenas las tocamos.


Mientras hay lucha, lucha ascética, hay vida interior. Eso es lo que nos pide el Señor: la voluntad de querer amarle con obras, en las cosas pequeñas de cada día. Si has vencido en lo pequeño, vencerás en lo grande. (Via Crucis, 3ª Estación, n. 2)

 

lunes, octubre 21, 2024

Sic.

 

Si has caído, levántate con más esperanza... Sólo el amor propio no entiende que el error, cuando se rectifica, ayuda a conocerse y a humillarse. (Surco, 724)



Yo digo mucho a mis ancianos que procuren morirse sin un céntimo; supongo que sus hijos me odian, pero creo que les aconsejo bien. He visto morirse a algunos con millones en el Banco, y, además de no haber podido disfrutar lo que ganaron, consiguieron que los hijos se pelearan por la herencia. Menudo negocio.

Sic.

 

Quizá no exista nada más trágico en la vida de los hombres que los engaños padecidos por la corrupción o por la falsificación de la esperanza, presentada con una perspectiva que no tiene como objeto el Amor que sacia sin saciar. (Amigos de Dios, 208)


Sic.

 

Como quiere el Maestro, tú has de ser –bien metido en este mundo, en el que nos toca vivir, y en todas las actividades de los hombres– sal y luz. –Luz, que ilumina las inteligencias y los corazones; sal, que da sabor y preserva de la corrupción. Por eso, si te falta afán apostólico, te harás insípido e inútil, defraudarás a los demás y tu vida será un absurdo. (Forja, 22)





Sic.

 

Sed gente de paz. Esa paz viene, en primer lugar, de la oración, cuando la oración se hace con detenimiento, amor y sosiego. También viene de la mansedumbre, que es conformidad rendida con la voluntad de Dios, sin rebeldías ni lamentos inútiles. Es la paz del niño que se deja cuidar por el Padre, y que sabe que todo es para bien.



Ante un panorama de hombres sin fe, sin esperanza; ante cerebros que se agitan, al borde de la angustia, buscando una razón de ser a la vida, tú encontraste una meta: ¡Él! Y este descubrimiento inyectará permanentemente en tu existencia una alegría nueva, te transformará, y te presentará una inmensidad diaria de cosas hermosas que te eran desconocidas, y que muestran la gozosa amplitud de ese camino ancho, que te conduce a Dios. (Surco, 83)

Sic.

 

Hasta ahora no habías comprendido el mensaje que los cristianos traemos a los demás hombres: la escondida maravilla de la vida interior. ¡Qué mundo nuevo les estás poniendo delante! (Surco, 654)


No puedo copiarlo todo, aunque me gustaría, porque me quedo sin espacio para comentar. Dios se está encarando con su pueblo: «Os he enviado profetas y los habéis matado. Os he enviado a mi Hijo, y lo mataréis. Os he dado la llave de la puerta, y habéis taponado la puerta… No me habéis hecho caso nunca, no me habéis obedecido, ¡me llamáis Señor y hacéis lo que os viene en gana!»


Sic.

¡Que el otro está lleno de defectos! Bien... Pero, además de que sólo en el Cielo están los perfectos, tú también arrastras los tuyos y, sin embargo, te soportan y, más aun, te estiman: porque te quieren con el amor que Jesucristo daba a los suyos, ¡que bien cargados de miserias andaban! –¡Aprende! (Surco, 758)

Por eso, alégrate más cuando te desprecien que cuando te honren. Sabe mal, pero sienta bien. El mayor honor, el único honor verdadero y saludable, es sufrir con Jesús. Lo demás… basura.


 

martes, octubre 15, 2024

Sic.

No resulta compatible amar a Dios con perfección, y dejarse dominar por el egoísmo –o por la apatía– en el trato con el prójimo. (Surco, 745)


Te doy gracias, Padre, Señor de cielo y de la tierra, porque has escondido estas cosas a los sabios y entendidos y se las has revelado a los pequeños. Dos velos han caído en la cámara secreta donde el místico alcanza su unión con Cristo. El primero está señalado en estas palabras de Jesús: a los pequeños –y los místicos son pequeños, porque son sencillos– Dios Padre les revela «estas cosas». «Estas cosas» son la gloria de su Hijo, la hermosura de su rostro, lo inefable. Y los místicos, ante la contemplación de «estas cosas», se enamoran.


 

Sic.


No basta ser bueno: has de parecerlo. ¿Qué dirías de un rosal que no produjera más que espinas? (Surco, 735)


Jesús pide a los hombres la vida a su paso. No pide dinero, ni apoyos, ni aplausos. Pide a los hombres la vida entera, y además les asegura que los llevará… ¡a la cruz! Quien quiera seguirlo debe cargar con su cruz detrás de Él, y obtendrá, a cambio, el ciento por uno y la vida eterna. ¿No es de locos? Locos, benditos locos, quienes, fiados solamente de su palabra, le entregaron todo, como los apóstoles. Los cuerdos le pedían seguridades, un signo claro de que era el Mesías.

 

domingo, octubre 13, 2024

Sic.

 

Si los cristianos viviéramos de veras conforme a nuestra fe, se produciría la más grande revolución de todos los tiempos... ¡La eficacia de la corredención depende también de cada uno de nosotros! –Medítalo. (Surco, 945)


Por muchas riquezas materiales que tuviera, aquel día se convirtió en pobre de solemnidad, porque tuvo al alcance la mano la mayor de las riquezas y la dejó escapar. Cuando Jesús se quedó mirándolo, lo amó. Y él, al ser rozado por el brillo de los ojos del Señor, sintió un vértigo terrible y bajó la vista. No quiso sumergirse en aquella mirada, temió ahogarse en ella y no poder salir jamás. Temió enamorarse, dejarse robar el corazón y pertenecer a Cristo para siempre. Se negó a entregarse al Amor. Pero después, al volver a su casa, se dio cuenta de que todas sus riquezas eran basura. Mientras no había conocido el Amor, aún podía gozar de ellas. Pero, tras haber tocado el cielo y haberlo rechazado, todo aquello le sabía a muerte.



Sic.

 Te lo traduzco: «Mujer, tú ensalzas a la mujer que me dio a luz porque me llevó en su vientre y me amamantó a sus pechos. Y haces bien, porque ese cuerpo suyo ha quedado consagrado con la presencia del Hijo de Dios. Pero, con tus palabras, le estás diciendo a mi madre: “¡Qué suerte tienes!”. Yo le diré algo mejor: “¡Qué santa eres! Porque el haberme llevado en tu vientre y amamantado a tus pechos no es mérito tuyo. Pero el haber escuchado la palabra de Dios, el haberla conservado en tu corazón, y el haber empleado tu vida en dejar que se cumpla ha sido el acto de amor más hermoso y puro que jamás una criatura haya realizado sobre la tierra”».



Esos minutos diarios de lectura del Nuevo Testamento, que te aconsejé –metiéndote y participando en el contenido de cada escena, como un protagonista más–, son para que encarnes, para que "cumplas" el Evangelio en tu vida..., y para "hacerlo cumplir". (Surco, 672)


Sic.

 

Orar es el camino para atajar todos los males que padecemos. (Forja, 76)


Las almas en gracia han sido siempre los «caramelitos» del Enemigo. Al fin y al cabo, con quienes ya son esclavos del pecado no tiene nada que hacer salvo sentarse y aplaudir. Pero esas almas son sus trofeos preferidos, con ellos se ensaña, como se ensañó con Job.


Sic.


Si no tratas a Cristo en la oración y en el Pan, ¿cómo le vas a dar a conocer? (Camino, 105)


Amigo, préstame tres panes, pues uno de mis amigos ha venido de viaje y no tengo nada que ofrecerle. Además, tiene otros amigos, y uno de ellos también se atreve a importunarle a él. Cosas que pasan entre amigos. Lo de «no quiero molestarte» es para conocidos; los amigos se molestan. Como él no tiene nada que ofrecer a su invitado, acude a molestar a su amigo de siempre para que le proporcione algo con que agasajar al huésped.

 

miércoles, octubre 09, 2024

Sic.

 

Si eres tenaz para asistir a diario a unas clases, sólo porque allí adquieres unos conocimientos... muy limitados, ¿cómo no tienes constancia para frecuentar al Maestro, siempre deseoso de enseñarte la ciencia de la vida interior, de sabor y contenido eternos? (Surco, 663)


Padre, santificado sea tu nombre, venga tu reino. Sólo Cristo puede llamar a Dios «Padre». Y es Él quien, por su Espíritu, dice «Padre» en nosotros. Dios envió a nuestros corazones el Espíritu de su Hijo, que clama: «¡Abba, Padre!» (Gal 4, 6).


Sic.


Es posible que te asuste esta palabra: meditación. –Te recuerda libros de tapas negras y viejas, ruido de suspiros o de rezos como cantilenas rutinarias... Pero eso no es meditación. Meditar es considerar, contemplar que Dios es tu Padre, y tú, su hijo, necesitado de ayuda; y después darle gracias por lo que ya te ha concedido y por todo lo que te dará. (Surco, 661)


En la Última Cena, dijo Jesús a sus apóstoles: Esta es la vida eterna: que te conozcan a ti, único Dios verdadero, y a tu enviado, Jesucristo (Jn 17, 3). Por eso dice hoy que María ha escogido la parte mejor. Porque primero es conocer y, después, amar. Si uno quiere entregar la vida sin conocer ni amar, lo hace a regañadientes, como Marta; por eso está siempre de mal humor. Porque la acción, en ella, precede a la oración.

 

Sic.

 

El Santo Rosario es arma poderosa. Empléala con confianza y te maravillarás del resultado. (Camino, 558)


Yo ya sé que lo normal, en el rosario, es distraerse. Y por eso le digo a mis feligreses que un rosario mal rezado vale infinitamente más que el que no se reza. A la Virgen le llegan, y le agradan, nuestros rosarios mal rezados… Pero no renunciéis a rezarlo bien. Más bien, pedídselo a ella, a María. Y pedídselo muchas veces, hasta que os lo conceda.


Sic.

 

¿Quieres de verdad ser santo? -Cumple el pequeño deber de cada momento: haz lo que debes y está en lo que haces. (Camino, 815)


Pero amarse es querer darse. Esos pipiolos que tengo delante aún no se han entregado la vida, esa tarea está por hacer. Sus «te quiero» pesan poco. Tienen que pasar años, venir los hijos, y las enfermedades, y la vejez. Un solo «te quiero» de un matrimonio anciano pesa como mil «te quiero» de los jóvenes.



sábado, octubre 05, 2024

Sic.

 

Santificar el propio trabajo no es una quimera, sino misión de todo cristiano...: tuya y mía. –Así lo descubrió aquel ajustador, que comentaba: "me vuelve loco de contento esa certeza de que yo, manejando el torno y cantando, cantando mucho –por dentro y por fuera–, puedo hacerme santo...: ¡qué bondad la de nuestro Dios!" (Surco, 517)


Me he acordado de Salomé. Herodes prometió darle lo que pidiese, y ella tuvo el juicio necesario para pedir consejo. Lo malo es que se lo pidió a la pérfida Herodías, y por culpa del consejo fue decapitado Juan. No creo que Salomé viviese tranquila en adelante.

viernes, octubre 04, 2024

Sic.

 

Si estamos cerca de Cristo y seguimos sus pisadas, hemos de amar de todo corazón la pobreza, el desprendimiento de los bienes terrenos, las privaciones. (Forja, 997)


¡Qué peligro tiene esto de la religión! Perdonad, espero saber explicarme y que podáis entenderme. Pero ¡es tan fácil engañarse con la religión! Porque está llena de manifestaciones externas de piedad, obras externas de misericordia, ritos sacramentales, reuniones y asambleas… Todo ello es bueno y necesario. Pero, si no estamos alerta, nos acabamos creyendo salvados, como el joven rico, por cumplir con todo: vamos a Misa, visitamos enfermos, damos limosna y acudimos puntualmente a nuestras reuniones parroquiales o de grupo. Cuando nos queremos dar cuenta, nos olvidamos de lo principal: el corazón.


sic.


Al abrir el Santo Evangelio, piensa que lo que allí se narra –obras y dichos de Cristo– no sólo has de saberlo, sino que has de vivirlo. Todo, cada punto relatado, se ha recogido, detalle a detalle, para que lo encarnes en las circunstancias concretas de tu existencia. –El Señor nos ha llamado a los católicos para que le sigamos de cerca y, en ese Texto Santo, encuentras la Vida de Jesús; pero, además, debes encontrar tu propia vida. Aprenderás a preguntar tú también, con el Apóstol, lleno de amor: “Señor, ¿qué quieres que yo haga?...”. –¡La Voluntad de Dios!, oyes en tu alma de modo terminante. Pues, toma el Evangelio a diario y vívelo como norma concreta. -Así han procedido los santos. (Forja, 754)



No te digo que tengas que estar hablando de Dios todo el tiempo, no es necesario eso. Cuando hay que hablar de Dios, no te calles. Pero también, cuando hables de cualquier asunto, o cuando te intereses por los demás, o cuando estés tratando cuestiones propias de tu trabajo, puedes aprovechar el tiempo para evangelizar. Basta con que pongas cariño y alegría en tus palabras, con que mires con afecto a la persona con quien hablas o con que aportes siempre la visión optimista y esperanzada sobre cualquier materia.

 

miércoles, octubre 02, 2024

Sic.

 El Opus Dei se propone promover entre personas de todas las clases de la sociedad el deseo de la perfección cristiana en medio del mundo. Es decir, el Opus Dei pretende ayudar a las personas que viven en el mundo –al hombre corriente, al hombre de la calle–, a llevar una vida plenamente cristiana, sin modificar su modo normal de vida, ni su trabajo ordinario, ni sus ilusiones y afanes.



Ponle nombre, que no todos los ángeles tienen por qué llamarse Ángel. Cada mañana, después de ofrecer a Dios el día y ponerte en manos de la Virgen, salúdale, que ha estado a los pies de tu cama toda la noche. Y, durante el día, habla con él, acude a él para que te ayude en tu oración y en las vicisitudes del día a día. Muchos lo invocamos para encontrar aparcamiento en la ciudad, para que nos proteja en los viajes, para que cuide nuestra casa…

Sic.


Dios no te arranca de tu ambiente, no te remueve del mundo, ni de tu estado, ni de tus ambiciones humanas nobles, ni de tu trabajo profesional... pero, ahí, ¡te quiere santo! (Forja, 362)


Cuando veas frente a ti a la maldad, no te dejes llevar por la ira, y mucho menos por el deseo de venganza. Más bien, compadécete, que no debes castigar sino llorar. Eso es lo que hizo Jesús sobre Jerusalén.