sábado, octubre 05, 2024

Sic.

 

Santificar el propio trabajo no es una quimera, sino misión de todo cristiano...: tuya y mía. –Así lo descubrió aquel ajustador, que comentaba: "me vuelve loco de contento esa certeza de que yo, manejando el torno y cantando, cantando mucho –por dentro y por fuera–, puedo hacerme santo...: ¡qué bondad la de nuestro Dios!" (Surco, 517)


Me he acordado de Salomé. Herodes prometió darle lo que pidiese, y ella tuvo el juicio necesario para pedir consejo. Lo malo es que se lo pidió a la pérfida Herodías, y por culpa del consejo fue decapitado Juan. No creo que Salomé viviese tranquila en adelante.

No hay comentarios:

Publicar un comentario