Yo era muy pobre, pasaba los días y las noches rebuscando en basura indú, que no es como la occidental. Recogía algunos granos de arroz, mugres,latas. Oí un gran ruido, un carro tirado por elefantes traía al gran Rey y pensé que mi suerte había cambiado. Me puse a la espera, suplicando alguna dádiva. Se me acercó y me dijo:qué me das. Quedé blanco, morado, el gran Rey me pedía a mí en vez de darme. Rebusqué en mi saco y le dí un grano de arroz. Mi decepción fue grande, grandísima, el carro se alejó y maldije mi mala suerte. Por la noche haciendo el recuento de mis cachivaches encontré un grano de oro.¡ qúé mezquino y egoista fui, por qué no le di todo lo que tenía! Muchas veces nos pasa lo mismo con Dios, esperamos todo de El, y El te pide que le des tu corazón, tus miserias, tu vida. Dáselo todo y multiplicarás por cien tu felicidad.
¡Es buena la historia! eh?. Yo animo a la gente a que la ponga en práctica, no es fácil pero vale la pena.
ResponderEliminarQDob!
Lo peor de esta historia es que muchas veces sólo vemos ese grano de arroz que nos parece una miseria , pero no nos damos cuenta de la cantidad de granos de todo tipo que tenemos, familia, amor, fe, trabajo y tantas y tantas cosas.¡Tenemos que dar tantas gracias!
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