"El que esté libre de pecado que tire la primera piedra", dijo Jesús a quienes pretendían lapidar a la mujer adúltera. Empezando por los de más edad se fueron retirando todos. La edad en sí no es un título pero sí un grado: la experiencia de la vida, una cierta paciencia y comprensión de la debilidad ajena. Cuando acusamos con el dedo, tres dedos te señalan a ti ( al menos). Jesús condena el pecado, la hipocresía, el orgullo, pero cura y perdona al pecador. Ningún profeta tuvo un trato como el de Jesús con las mujeres, devaluadas e ignoradas socialmente. Y su Madre, algunas mujeres y un imberbe fueron los que estuvieron en la cruz.
Estás en un blog espumoso, intimista, paradójico; de lo humano y de lo divino. No soy mejor que tú... Me propongo hablar a la cara y que me hables a la cara, sin caretas, sin retorno, a quemarropa... blog del Profesor Tirapu
domingo, marzo 21, 2010
Empezando por los más viejos...
"El que esté libre de pecado que tire la primera piedra", dijo Jesús a quienes pretendían lapidar a la mujer adúltera. Empezando por los de más edad se fueron retirando todos. La edad en sí no es un título pero sí un grado: la experiencia de la vida, una cierta paciencia y comprensión de la debilidad ajena. Cuando acusamos con el dedo, tres dedos te señalan a ti ( al menos). Jesús condena el pecado, la hipocresía, el orgullo, pero cura y perdona al pecador. Ningún profeta tuvo un trato como el de Jesús con las mujeres, devaluadas e ignoradas socialmente. Y su Madre, algunas mujeres y un imberbe fueron los que estuvieron en la cruz.
Leí hace unos días a propósito de este pasaje del evangelio , que Jesús hizo ver de forma interna y profunda en cada uno de los acusadores, la maldad de sus pecados. Que no se fueron sólo por oír las palabras que Jesús les dirigía, sino por esa visión clara de que ellos también merecían alguien que los acusara.Feliz domingo
ResponderEliminarJesús ha estado y está con los pecadores.Eso me anima.Sé que está conmigo.Tengo que estar con Él.
ResponderEliminarEs algo bastante maternal y propio de la Iglesia eso de defender al hijo de todo lo que puede hacerle daño: él mismo, sus pecados o sus acusadores. Nadie como una Madre para decirnos: ¡eso no se hace! Nadie como una Madre para decirle a quienes nos acusan: ¡Y vosotros os calláis!
ResponderEliminarLa verdad, da gusto tener una Madre así.
Muy bueno, Maestro Vicens.
ResponderEliminar