Nunca es más digno el hombre o la mujer que arrepentido de sus pecados, los confiesa en el sacramento de la confesión. Para quienes dicen confesarse directamente con Dios les pregunto ,oís con certeza la voz de Dios que os perdona?. Los que confesamos, tantas veces de las mismas cosas vergonzosas y mediocres, oímos al sacerdote que nos dice Ego te absolvo a peccatis tuis,Yo te absuelvo de tus pecados...
Confesarse directamente con Dios tiene dos ventajas y un inconveniente. La primera ventaja es que nadie se entera de nuestros pecados -aunque todos los sufren- y la segunda es que esa confesión sin intermediarios nos deja con la íntima convicción de que somos mucho mejores que los demás e infinitamente mejores que el mejor de los curas del mundo lo cual reconforta mucho. El inconveniente es que ese tipo de confesión nos lleva directamente al infierno.
ResponderEliminarLos inconvenientes de la confesión sacramental son tantos -hay que estar arrepentido y buscar a un cura dispuesto a soportarnos, y encontrarlo y ponerse de rodillas ante él y empezar a darle explicaciones muy lastimosas y cumplir la penitencia- que, si no fuera por la única ventaja de este tipo de confesión, a saber, que borra nuestros pecados, lo mejor sería confesarse directamente con Dios e irse al infierno.
Con perdón anticipado, quiero decirle que no me ha gustado nada esta entrada. De acuerdo que hay que acercarse al confesionario y decir los pecados al confesor y cumplir la penitencia, pero no diga que no oímos la voz de Dios absolviendo nos, cuando estamos cansados de escuchar que en el silencio hablando con Dios siempre escucharemos sus respuestas,y yo las escucho.
ResponderEliminarEscuchar esas palabras es más que un mega-alivio. Es tb un chute de energía.
ResponderEliminarPienso que el problema de confesarse sin pasar por el Confesionario, es que siempre acabas rumiando los mismos temas, sin darles descanso, una y otra vez.
ResponderEliminarLo bueno de la Confesión y novedoso es que haces "borrón y cuenta nueva", es decir empiezas de cero, porque te vuelves una página en blanco, y eso no lo experimentan los que no se confiesan con un sacerdote, que es el mediador entre Dios y los hombres.