Estás en un blog espumoso, intimista, paradójico; de lo humano y de lo divino. No soy mejor que tú... Me propongo hablar a la cara y que me hables a la cara, sin caretas, sin retorno, a quemarropa... blog del Profesor Tirapu
domingo, enero 13, 2013
El divorcio es una estafa.
Salvador Sostres es un periodista que escribe en el Mundo. Estoy sorprendido, porque siguiéndole en algunos atículos, escribe contracorriente, habla de la labor de Caritas, es positivo, con sentido común. Aquí habla muy claro del cansancio o de la frivolidad de ciertos desamores. Bienvenido Sostres.
http://www.elmundo.es/blogs/elmundo/guantanamo/2011/01/16/el-divorcio-es-na-estafa.html
Una de las estafas más enormes de nuestra era, uno de los fraudes más masivos e incomprensibles es el divorcio "porque ya no te quiero". Entiendo que alguien se pueda divorciar porque el otro le ha sido infiel o le ha maltratado, o ha incumplido de un modo clamoroso su parte del contrato.
Pero ese llegar a casa al cabo de veinte años y decirle a tu mujer o a tu marido que ya no le quieres y que te vas con otro o con otra, o que no te vas con nadie y que simplemente te vas; esa retórica sentimental de reality de media tarde, es una total y muy despreciable estafa. La gente se ha cansaso de luchar, y por eso nuestro mundo da hoy tanta pena. No hay sentido del honor, no hay sentido del deber, todo se quiere gratis; nadie cree que deba nada. Sin temor de Dios ni conciencia de pecado original, la vida no vale nada.
Hicimos una promesa, y aunque no está de moda recordarlo, nuestras promesas tiene un valor o tendrían que tenerlo. Y sobre esa promesa construimos nuestra iglesia. Tu es Petrus. Pasan los años, pasan los chicos y las chicas, nuestros cuerpos se vuelven menos hermosos de lo que eran pero puedo ver tu sonrisa a través de las gafas de lectura y me parece más dulce que nunca. Caen los años, es cierto, sí, como sentencias del tiempo, y junto a la vida que elegimos pasa, fantasmagórico, todo aquello a lo que de un modo o otro renunciamos. Las ventanas abiertas a la espuma de abandonados mares de leyenda. Entre la nieve y las rosas hay algo más que el cristal.
Se quiere por acumulación, por cansancio, por compasión. Se quiere al límite de nuestra propia condición, como una esperanza o una plegaria, se quiere por piedad. El amor enamorado es una aroma de salida, muy potente pero que se desvanece enseguida, como las notas cítricas de un perfume. Luego empieza el amor verdadero, más poderoso que la vida y que la muerte, el amor que se mezcla con la sangre y con la carne, que aparece y se va en cada sueño, que nos eleva y nos ata, que nos salva y nos quema. Hicimos una promesa.
"Ya no te quiero" es una renuncia, una traición, una monumental estafa. Escandalosa dejación de funciones, amar es cuidar de dos almas. ¿En qué momento te olvidaste de la mía? Amar es arremangarse, ensuciarse, subir y bajar mil veces del fango la manta de estrellas, del júbilo a la miseria, saber que no hay solución y permanecer junto a él o junto a ella. Hicimos una promesa. En la enfermedad y en la salud, en la alegría y en la tristeza. No digas que has conocido a alguien -eso ya lo sabías des del principio. No digas que no sabes qué te ha pasado -el amor es la respuesta si sabes como tratarlo, hacerlo crecer como a un bebé para que con el tiempo de vuelva fuerte y no se vaya.
Salvo en los casos extremos anteriormente citados el divorcio no es una opción ni un derecho, es un fracaso. Almas poco musculadas, inteligencias poco dispuestas a asumir los verdaderos retos importantes, ya no digamos si hay hijos en danza. Especialmente entre los nacidos a partir de 1970, que tuvieron toda la información y todas las opciones, toda la libertad para "experimentar" - que es como se dice ahora- que al cabo de un año o dos de haberse casado se divorcien es una terrible ofensa a nuestro propósito fundacional, un modo muy barato y mezquino de comportarse. Algo que da una información muy penosa y sórdida de lo que hacemos y somos.
No digo que sea fácil. Nadie dijo que fuera fácil. Hicimos una promesa y somos nuestras promesas: eso es lo que somos. Nuestras promesas crecen con nosotros y nos hacen dignos y nos acercan a nuestro destino. Hicimos una promesa. Tenemos una misión. La vida es real, la vida es seria y la tumba no es su meta.
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