PP FRANCISCO. ORDENACIÓN SACERDOTAL ABRIL 2013
Queridísimos hermanos y hermanas:
Estos hermanos e hijos nuestros han sido llamados al orden del presbiterado. Reflexionemos atentamente a cuál ministerio serán elevados enla Iglesia. Como
bien saben, el Señor Jesús es el único Sumo Sacerdote del Nuevo Testamento,
pero en Él también todo el pueblo santo de Dios ha sido constituido pueblo
sacerdotal.
Sin embargo, entre todos sus discípulos, el Señor Jesús quiere elegir algunos en particular para que, ejerciendo públicamente enla Iglesia en su nombre, el
oficio sacerdotal en favor de todos los hombres, continúen su personal misión
de maestro, sacerdote y pastor.
Así como en efecto, para ello Él había sido enviado por el Padre, del mismo modo Él envió a su vez al mundo, primero a los apóstoles y luego a los obispos y sus sucesores, a los cuales, finalmente, se les dio como colaboradores a los presbíteros, que --unidos a ellos en el ministerio sacerdotal--, están llamados al servicio del pueblo de Dios.
Después de una madura reflexión y oración, ahora estamos por elevar al orden de los presbíteros a estos hermanos nuestros, para que al servicio de Cristo, Maestro, Sacerdote y Pastor, cooperen en la edificación del Cuerpo de Cristo que esla Iglesia
como pueblo de Dios y Templo Santo del Espíritu Santo.
En efecto, ellos serán configurados en Cristo, Sumo y Eterno Sacerdote, es decir que serán consagrados como verdaderos sacerdotes del Nuevo Testamento y con este título, que los une en el sacerdocio a su obispo, serán predicadores del evangelio, pastores del Pueblo de Dios y presidirán las acciones de culto, especialmente en la celebración del sacrificio del Señor.
En cuanto a ustedes, hermanos e hijos amadísimos, que están por ser promovidos al orden del presbiterado, consideren que ejerciendo el ministerio dela Sagrada Doctrina
serán partícipes de la misión de Cristo, único Maestro. Dispensen a todos
aquella Palabra de Dios que ustedes mismos han recibido con alegría. Recuerden
a sus madres, a sus abuelitas, a sus catequistas, que les dieron la Palabra de Dios, la fe...
¡el don de la fe! Que les transmitieron este don de la fe.
Lean y mediten asiduamentela
Palabra del Señor, para creer aquello que han leído, para
enseñar lo que aprendieron en la fe, y para vivir lo que han enseñado.
Recuerden también que la
Palabra de Dios no es propiedad de ustedes: es Palabra de
Dios. Y la Iglesia
es la que custodia la Palabra
de Dios. Por lo tanto, que su doctrina sea alimento para el Pueblo de Dios;
alegría y sostén para los fieles de Cristo, el perfume de sus vidas, por que
con su palabra y ejemplo edifican la casa de Dios, que es la Iglesia.
Usted es continuarán la obra santificadora de Cristo. Mediante
su ministerio, el sacrificio espiritual de los fieles se hace perfecto, porque
se une al sacrificio de Cristo, que por medio de sus manos, en nombre de toda la Iglesia , es ofrecido de
modo incruento sobre el altar en la celebración de los santos misterios.
Reconozcan pues lo que hacen, imiten lo que celebren, para que participando en
el misterio de la muerte y resurrección del Señor, lleven la muerte de Cristo
en su cuerpo y caminen con Él en la novedad de la vida.
Con el Bautismo agregarán nuevos fieles al Pueblo de Dios. Con el Sacramento dela Penitencia
redimirán los pecados en nombre de Cristo y de la Iglesia. Y hoy les pido
en nombre de Cristo y de la
Iglesia : por favor, no se cansen de ser misericordiosos.
Con el óleo santo darán alivio a los enfermos y a los ancianos: no se avergüencen de tener ternura con los ancianos. Celebrando los ritos sagrados, y elevando oraciones de alabanza y súplica durante las distintas horas del día, ustedes se harán voz del Pueblo de Dios y de la humanidad entera.
Conscientes de haber sido elegidos entre los hombres y constituidos en su favor para cuidar las cosas de Dios, ejerzan con alegría y caridad sincera la obra sacerdotal de Cristo, con el único anhelo de gustar a Dios y a no a ustedes mismos. Sean pastores, no funcionarios. Sean mediadores, no intermediarios.
En fin, participando en la misión de Cristo, Cabeza y Pastor, en comunión filial con su obispo, comprométanse en unir a sus fieles en una única familia, para conducirlos a Dios Padre por medio de Cristo en el Espíritu Santo.
Estos hermanos e hijos nuestros han sido llamados al orden del presbiterado. Reflexionemos atentamente a cuál ministerio serán elevados en
Sin embargo, entre todos sus discípulos, el Señor Jesús quiere elegir algunos en particular para que, ejerciendo públicamente en
Así como en efecto, para ello Él había sido enviado por el Padre, del mismo modo Él envió a su vez al mundo, primero a los apóstoles y luego a los obispos y sus sucesores, a los cuales, finalmente, se les dio como colaboradores a los presbíteros, que --unidos a ellos en el ministerio sacerdotal--, están llamados al servicio del pueblo de Dios.
Después de una madura reflexión y oración, ahora estamos por elevar al orden de los presbíteros a estos hermanos nuestros, para que al servicio de Cristo, Maestro, Sacerdote y Pastor, cooperen en la edificación del Cuerpo de Cristo que es
En efecto, ellos serán configurados en Cristo, Sumo y Eterno Sacerdote, es decir que serán consagrados como verdaderos sacerdotes del Nuevo Testamento y con este título, que los une en el sacerdocio a su obispo, serán predicadores del evangelio, pastores del Pueblo de Dios y presidirán las acciones de culto, especialmente en la celebración del sacrificio del Señor.
En cuanto a ustedes, hermanos e hijos amadísimos, que están por ser promovidos al orden del presbiterado, consideren que ejerciendo el ministerio de
Lean y mediten asiduamente
Usted
Con el Bautismo agregarán nuevos fieles al Pueblo de Dios. Con el Sacramento de
Con el óleo santo darán alivio a los enfermos y a los ancianos: no se avergüencen de tener ternura con los ancianos. Celebrando los ritos sagrados, y elevando oraciones de alabanza y súplica durante las distintas horas del día, ustedes se harán voz del Pueblo de Dios y de la humanidad entera.
Conscientes de haber sido elegidos entre los hombres y constituidos en su favor para cuidar las cosas de Dios, ejerzan con alegría y caridad sincera la obra sacerdotal de Cristo, con el único anhelo de gustar a Dios y a no a ustedes mismos. Sean pastores, no funcionarios. Sean mediadores, no intermediarios.
En fin, participando en la misión de Cristo, Cabeza y Pastor, en comunión filial con su obispo, comprométanse en unir a sus fieles en una única familia, para conducirlos a Dios Padre por medio de Cristo en el Espíritu Santo.
Me gusta mucho el papa Francisco pues es sencillo y breve,catequista nato
ResponderEliminarPues sí, tiene mucha razón. Sencillo y breve, catequista nato; magnífica descripción, gracias
ResponderEliminarA mi lo que más me gusta de este Papa es que le entiendo estupendamente.Un abrazo de Janusa
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