El análisis siempre certero del Profesor Navarro Valls
Todo un espectáculo. En una Roma
blindada por razones de seguridad, llena de zonas off limits, la entrevista del
hombre más influyente del mundo (Francisco, según Fortune) con el más poderoso
de la Tierra (Obama), se ha celebrado en un clima de cordialidad, pero de
extraordinaria expectación. No todos los días puede verse un encuentro entre el
hombre más nombrado en Google (Francisco, 49 millones de menciones en trece
meses) y la persona con más followers en las redes sociales (Obama, 31 millones
en Facebook y más de 20 millones Twitter).
Desde enero
1919, en que Woodrow Wilson, visitara por primera vez a un Papa en el Vaticano,
mucha agua ha pasado bajo los puentes del Tiber y del Potomac. En la época de Wilson raro era el católico
con poder en la política norteamericana. Hoy los católicos “invaden”
la Cámara de Representes (135 congresistas), el Senado (26), el Tribunal
Supremos Federal (6 católicos de los 9 magistrados), e incluso el staff del
propio Obama : vicepresidente Biden, secretario de Estado Kerry , jefe de gabinete McDonough, o Kathleen
Sebelius, secretaria (ministra) del
Departamento de Sanidad. Cuando un Obama
muy sonriente estrechaba la mano de
Francisco tenía presente que el 85% de católicos norteamericanos y el 70% de los que no lo son tienen una visión favorable del papa.
La posición de Obama durante los 50 minutos de
la entrevista (casi el doble de lo previsto)
ha sido más pasiva que activa. Sus primeras palabras:”Gracias por
recibirme, Santidad. Es maravilloso conocerle”,
no eran de simple cumplido.
Definen muy bien el planteamiento de
esta entrevista por Obama : “Vengo a
escuchar”, había dicho. Y no solo por
deferencia al Pontífice. El presidente es consciente de que han pasado los días de vinos y rosas, al principio de su mandato,
cuando comentaba entre bromas y veras: “ seré tan escrupuloso en cumplir mis
promesas que se dirá de mí : en seis días lo hizo…y el séptimo descansó” .
Así, cuando el papa le hablaba de
“inmigrantes”, Obama sabía que una de sus promesas incumplidas (“lo haré en mis
100 primeros dias”) ha sido la ley de inmigración. Sabe que los obispos
americanos van a celebrar el próximo domingo una misa “gigante” a lo largo del
Rio Grande, para llamar la atención sobre la frontera de México “que hoy es la
Lampedusa de Estados Unidos”. Sabe que su popularidad está bajo mínimos
(43%), frente a un interlocutor que está
por encima del 80%.
Por eso la entrevista entre los dos poderosos, aun
en su cordialidad, recuerda más la de un discípulo que escucha que la de un
poderoso que preguntara: “Perdón, Santidad, ¿de cuantas divisiones me ha dicho
que dispone ?” No es que
estén de acuerdo en todo, basta echar una ojeada a la página web de los obispos
norteamericanos para cotejar los temas conflictivos, pero la valentía de Francisco al encarar los
desafíos económicos y sociales – “sin pelos en la lengua”, según Obama –
produce tal admiración, que cualquier sensación de discrepancia en otras
cuestiones se atenúa. Lo cual no quiere decir que en las conversaciones se hayan
eludido los temas “vidriosos”. En las entrevistas
Francisco/Obama/Parolini/Kerry se ha hablado con claridad de las lesiones a
la libertad religiosa, a la vida y a la
objeción de conciencia y de la reforma en materia de emigración, materias de
fuertes discrepancias entre la Iglesia y el gobierno Obama. Y también de
las coincidencias, como el respeto del
derecho humanitario en las zonas de
conflicto y la lucha contra la pobreza.
El Vaticano se ha volcado: el
protocolo ha ganado a la espontaneidad. No podía ser de otro modo: el poder
requiere una cierta majestad. Es la atmósfera que respira. En este contexto, el
semblante serio de Francisco después del encuentro, aun contrastando con el
risueño de Obama, no significa distanciamiento, sino comprensión de la
significación del momento. Una
entrevista en la que Obama ha invitado al Papa a Estados Unidos, le ha regalado
– para obligarle a venir- semillas del jardín de la Casa Blanca, y le
ha pedido oraciones por él y su familia. Un buen final.
Catedrático, académico y autor de “Entre la
Casa Blanca y el Vaticano.
Magnifique don sinretorno, magnifique ! Qué bien describe el profesor Navarro !
ResponderEliminarPero, la verdad... desconfio de todos los políticos: son expertos en poner el lado bonito... y luego vuelven a sus paises y encargan legislaciones lesivas contra la vida, contra la familia... ¿ o no pasó con El grandísimo Zapatero, cuando estuvo aquí Benedicto XVI ? ¿ No pasó cuando estuvo aquí Juan Pablo II con el inefable Míster X ?
Veremos a ver qué hace obamita, si recapacita, se deja la progrez y mira, aunque sea de reojo, la doctrina social de la iglesia.
Un cordial saludo. misael.
Don Misael, es usted persona fuerte y curtida, que sabe ver más allá de las sonrisas , las fotos y las diplomacias...tiene mucha razón, pero la vida está hecha también de gestos...Obamita ha sido nefasto en políticas antivida y su nivel de popularidad anda por los suelos. De todos modos, mire como no le importa pedir que recen por él...
ResponderEliminarPues claro Don Sin que no le importa que recen por él. ¿ Es que vamos a comparar USA con estos páramos ? (risas) Allí lo espiritual es importante.
ResponderEliminarEl viernes alguien, la verdad, embarcado como usted en las obras del Señor, me decía que Juan Pablo II dijo que España, al igual que su Polonia, son "Tierra de María"... yo que debo mejorar mucho, estuve a punto, sólo a punto, de preguntarle y eso... ¿ dijo, el próximamante santo, Juan Pablo II si se ha de notar en algo ? Y claro luego, para mortificarme, por mis pensamientos repito 1000 veces "TODO, ABSOLUTAMENTE TODO, ES PARA MAYOR GLORIA DE DIOS" ;-)
tranquilo D. Misael, se lo digo yme lo digo, que a pesar de los pesares, la victoria está clara...aunque hasta el rabo todo es toro y hay que pelearla...
ResponderEliminarEs verdad don Sin, nosotros como Rocky VI, cuando le dice aquello a su hijo "aguantar y avanzar", pues ahí, ahí... y pensar... que me he convertido en un fan-tardío de Rocky, a mi edad y con estos pelos... ;-)
ResponderEliminarmisael.