viernes, octubre 31, 2014

Burke, el Cardenal ogro??????





No.  http://www.infovaticana.com/2014/10/31/el-temible-burke/

Card. Burke¿Cómo reaccionaría el Cardenal Burke a las cartas desafiantes de un activista homosexual?
Jorge Soley publica en su blog la traducción de un testimonio relativo al Cardenal Burke publicado por un ex-homosexual en la revista “Celebrate Life Magazine”
De 1990 a 1994 fui a misa de vez en cuandoEn 1995le dije a mi “compañero” que no ya podía ir más porque estaba muy enfadado con la Iglesia. Metí en una caja todos mis crucifijos y Biblias y los dejé en la oficina del obispo de La Crosse, Wisconsin, con una carta renunciando a la fe católica.
Para mi sorpresael obispo Raymond Burke respondió con una amable carta expresando su tristeza. Me decía que respetaría mi decisión y que la notificaría a laparroquia donde había sido bautizadoMuy educadamente, el obispo Burke me decía que rezaría por  y que esperaba el momento futuro en el que me reconciliase con la Iglesia.
Como uno de los más abiertos activistas “gay” de Wisconsinpensé: “¡Qué arrogancia!”.Entonces le contesté al obispo Burke con una carta acusándole de acosoLe dije que sus cartas no eran bienvenidas y le pregunté cómo podía atreverse a escribirme.
Mis esfuerzos no lograron desalentarle. El obispo Burke me envió otra carta asegurándome que no me iba a escribir más, pero que si en el futuro deseaba reconciliarme con la Iglesia, él me daría la bienvenida con los brazos abiertos.
De hechoel Padreel Hijo y el Espíritu Santo nunca se dieron por vencidos conmigo. Al cabo de pocos años, hablé con un buen sacerdote, quien se sumó a las oraciones del obispo Burkedesde agosto de 1998.
El 14 de agosto, festividad de San Maximiliano María Kolbe y vigilia de la Santísima Asunciónde María, la misericordia divina penetró mi alma cuando estaba en un restauranteYo no sabía cuando entré en ese restaurante con mi compañero” de los últimos ocho años que el Señor me iba a agarrar esa misma tarde y me llevaría a otro lugar fuera de Sodoma, al banquillo de los acusados de su misericordia sanadora, el santo sacramento de la Penitencia.
El sacerdote que había consultado estaba allí. Mientras le miraba, una voz interior le habló ami corazónEra suaveradiante y clara dentro de mi almaLa voz me dijo: “Este sacerdote es una imagen de lo que todavía puedes llegar a ser, si sólo vuelves a .”
De regreso a casa, le dije a mi compañero“Necesito volver a la Iglesia Católica“. A pesar de que se le saltaron algunas lágrimas, él me respondió con cariño: “Eric, lo he sabido desde hace mucho tiempoHaz lo que tengas que hacer para ser felizYo sabía desde el principio que este día llegaría”.
Después, llamé a la oficina del obispo BurkeSu secretaria sabía bien quién era por aquel entoncesasí que le dije que quería que el obispo Burke fuera el primero en saber que regresaba a la Iglesia, que me estaba preparando para el sacramento de la PenitenciaElla me pidió que esperase un momento. Cuando regresó, me dijo que el obispo Burke quería reunirse conmigo.
Después le confesé mis pecados a un humilde y devoto sacerdote local, pastor de almas y recibí la absoluciónComo parte esencial de mi recuperaciónuna buena familia católica me dio refugio hasta que pude encontrar mi propia casa.

Un mes después de mi reconciliación con Dios y con la Iglesiame fui a la oficina del obispo Burkedonde él me recibió con un abrazo. Me preguntó si recordaba mis pertenencias que le había enviado junto con mi carta de renunciaPor supuesto que lo recordaba. El obispo Burke las había guardado porque creía que iba a volver a la Iglesia.

Sólo entra si le abres.........







http://www.espiritualidaddigital.com/   , siempre es un recurso seguro el evangelio de cada día.

libertad   ¿Qué hace el Señor cuando un hombre lo echa de su vida, cuando dice «no quiero», o grita «¡déjame en paz!»?
   Es tan sobrecogedor como cierto: cuando un hombre arroja fuera de su vida a Cristo, Cristo se marcha. No insiste, no trata de quedarse con argucias, no hace violencia para no salir. Tan respetuoso es Dios con la libertad humana, que cuando un hombre le dice «¡Vete!» se va sin responder. Puede que se quede sentado a la puerta, por si acaso un día ese hombre decide abrirla. Si ese día llega, quien echó violentamente a Jesús de su vida lo encontrará esperando, amante como siempre. Pero, si no abre, no entrará.
   Con el Demonio sucede lo contrario, porque el Maligno no aprecia la libertad, sino la esclavitud. Cuando un hombre dice «no» a la tentación, el Demonio insiste. Si no le abres la puerta, tratará de entrar por la ventana. Y, si no abres la ventana, querrá abrir un boquete en la pared. Por eso debes estar siempre en guardia, recogido en oración, si quieres evitar que entre.
   ¡Jerusalén, Jerusalén, que matas a los profetas y apedreas a los que se te envían!
   Abre el corazón a Dios.

jueves, octubre 30, 2014

Relaciones sexuales y noviazgo.




Conocí a Alfonso Basallo, periodista cabal y con gran sentido del humor hace años, junto con su esposa tiene un blog estupendo , más que un blog, http://www.pijamaparados.com/

Tomo uno de sus últimos posts.





Beso-de-Mickey-a-Minnie 2
¿Por qué es mejor no tener relaciones con mi novio? Nos preguntan algunas chicas. Si  vamos en serio, si nos vamos a casar, si nos queremos. No dudo que os queráis. El problema es que, en esta época, se han desdibujado las fronteras entre noviazgo y matrimonio y muchos han olvidado que el matrimonio empieza en el lecho conyugal, no antes.
¿Qué me impide acostarme con mi novio? Qué razón hay para que ahora no deba tener relaciones sexuales con él y dentro sólo de unos meses, o unas semanas, una vez casados sí. ¿Cuál es la diferencia, si nos queremos?
Porque todavía no eres suya, les decimos. Así de obvio. O te entregas por entero o si le entregas sólo el cuerpo estás mintiendo. Y la entrega por entero es, por definición, exclusiva y para siempre. Eso quiere decir “por entero”, “enteramente”. Y eso es el matrimonio –ya sea por la Iglesia, unión civil, matrimonio natural de dos indígenas en la cuenca alta del Amazonas-.
¿Y si lo pierdo? insisten. A enemigo que huye puente de plata… ¿Tan poco te quiere que no es capaz de dominarse hasta el sí definitivo? ¿Qué es lo que busca tu persona o tu anatomía?
Durante el noviazgo, nada une a los novios. Novio no es lo mismo que marido, novia no equivale a esposa. Los novios se están preparando para la unión, pero tienen que disponer de un margen de libertad para cortar en cualquier momento: deben sentirse libres hasta un minuto antes de desfilar ante el altar o el concejal del Ayuntamiento. Para poder decidir, sin coacciones de ningún tipo, sin ataduras de la carne, si esa persona es la indicada para la trascendental decisión de vivir juntos y compartir la vida. Y la relación sexual (de la caricia al coito) es lo que tiene: distrae la atención, acapara mucho, e impide decidir con libertad.
Por eso no tiene sentido el concepto mismo de “relaciones prematrimoniales”. Por la sencilla razón de que el matrimonio principia en la unión carnal y gira o gravita sobre ella. La materia del matrimonio son los cuerpos de los contrayentes, de suerte que no hay matrimonio (no se consuma) hasta que él y ella no se funden en el abrazo sexual. Por lo tanto, no cabe adelantar la unión antes de la unión.

miércoles, octubre 29, 2014

Los que quieren y no pueden....



Comentario del evangelio de hoy  http://www.espiritualidaddigital.com/   Lo que no es posible para el hombre, sí lo es para Dios.


puerta estrecha   Cuando dice Jesús, respecto del Cielo, que muchos intentarán entrar y no podrán, debemos entender sus palabras en relación con la advertencia anterior: Esforzaos en entrar por la puerta estrecha.
   El Cielo sólo tiene una puerta que lo comunique con la Tierra, esa puerta es sumamente estrecha, y es la Cruz. Pasar a través de ella requiere del hombre un esfuerzo de «adelgazamiento» espiritual, que lo lleve a despojarse –o a dejarse despojar– de todo lo que le impide cruzarla. Estamos hablando de todo aquello de lo que fue despojado el propio Cristo: riquezas, fama, honor, amigos, salud, y hasta de la propia vida. Sólo quienes atraviesan la décima estación del Via Crucis («Jesús despojado de sus vestiduras») podrán después pasar a través de la puerta estrecha.
   Los muchos que intentarán entrar y no podrán son todos aquéllos que quieren llegar al Cielo por el camino del buen burgués: oración sin sacrificio, piedad sin apostolado, mística sin obediencia, consuelo (el del Tabor) sin angustia (la del Calvario)… En una palabra: quienes creen que son más listos que los demás porque han encontrado el modo de no privarse de nada en la Tierra y tenerlo todo también después en el Cielo.

Agravio comparativo indigna......











Hace ya unos días estaba viendo el Telediario y tras casi media hora de incesantes noticias sobre generalizada corrupción de los políticos de todos los colores y que se han llevado los euros por miles de millones, sale la campaña de vigilancia de la DGT de la carreteras secundarias y se ve a una pobre señora, conductora, madre de familia y trabajadora con escasos recursos, siendo denunciada por haber circulado a 58 Km./h. en un tramo limitado a 50 km./h. Para ella, los 100 € de sanción la revientan las cuentas del mes. Os aseguró que me llevé un sofocón de ira e indignación ante la injusticia que supone que nuestro -ya presunto- Estado de Derecho sea tremendamente eficaz y expeditivo contra una pobre señora que circulaba a 8 km/h. por encima del límite y apenas haga nada contra toda esa chusma de golfos y sinvergüenzas que roban los euros por decenas, centenas o miles de millones.( De Felipe Silvela)

lunes, octubre 27, 2014

La Edad Media sigue siendo importante....




Para decir que algo es cruel, anticuado, fuera de lugar se suele oir eso es medieval...no pensaba lo mismo el gran medievalista francés Jacques Le Goff, recientemente fallecido...



Con motivo de la muerte de Jacques Le Gof, gran medievalista

IS.- Discípulos y colegas llaman al francés Jacques Le Goff "el ogro historiador". Es una referencia al desaparecido Marc Bloch, cofundador de l'Ecole des Annales, quien afirmaba que un buen historiador "se parece al ogro de la leyenda: allí donde huele carne humana, sabe que está su presa".
De un ogro, Jacques Le Goff tiene la estatura y el apetito. También tiene una insaciable curiosidad que lo llevó a transformarse en una referencia mundial sobre la historia de la Edad Media, período al cual el hombre contemporáneo le debe muchas de sus conquistas, dice.
A los 82 años, Jacques Le Goff sigue trabajando, a pesar de la profunda tristeza que le provocó la reciente muerte de su esposa -después de casi 60 años de vida en común- y de una caída que desde 2003 lo mantiene recluido en su departamento de París.
Con cualquiera de sus libros -tantos que podrían formar una biblioteca- todo lector se siente inteligente y erudito.
Aún más que sus condiscípulos George Duby, Emmanuel Le Roy Ladurie y François Furet, Le Goff recurrió a todas las disciplinas para estudiar la vida cotidiana, las mentalidades y los sueños de la Edad Media: antropología, etnología, arqueología, psicología? Sus obras mezclan conocimiento y perspectivas. Con ellas es posible introducirse en un medioevo fascinante, donde se estudiaba y se enseñaba a Aristóteles, Averroes y Avicenas, las ciudades comenzaban a forjarse una idea de la belleza y los burgueses financiaban catedrales que inspirarían a Gropius, Gaudi y Niemeyer. En esa Edad Media masculina, la mujer era respetada, las prostitutas, bien tratadas y hasta desposadas, y solía suceder que las jovencitas aprendieran a leer y a escribir.
-Los historiadores no consiguen ponerse de acuerdo sobre la cronología de la Edad Media. ¿Cuál es la correcta, a su juicio?
-Es verdad que no todos los historiadores coinciden en esa cronología. Para mí, la primera de sus etapas comienza en el siglo IV y termina en el VIII. Es el período de las invasiones, de la instalación de los bárbaros en el antiguo imperio romano occidental y de la expansión del cristianismo. Déjeme subrayar que Europa debe su cultura a la Iglesia. Sobre todo, a San Jerónimo, cuya traducción latina de la Biblia se impuso durante todo el medioevo, y a San Agustín, el más grande de los profesores de la época.
-Usted, gran anticlerical, jamás deja de destacar el papel de la Iglesia en los mayores logros de la Edad Media.
-¡Pero no es necesario ser un ferviente creyente para hablar bien de la Iglesia! También soy un convencido partidario del laicismo: principio admirable, establecido por el mismo Jesús cuando dijo: "Al César lo que es del César y a Dios lo que es de Dios". Pero, volviendo a la cronología, la segunda etapa está delimitada por el período carolingio, del siglo VIII al X.
-El imperio de Carlomagno fue, para muchos, el primer intento verdadero de construcción europea?
-Falso. En realidad se trató del primer intento abortado de construcción europea. Un intento pervertido por la visión "nacionalista" de Carlomagno y su patriotismo franco. En vez de mirar al futuro, Carlomagno miraba hacia atrás, hacia el imperio romano. La Europa de Carlos V, de Napoleón y de Hitler fueron también proyectos antieuropeos. Ninguno de ellos buscaba la unidad continental en la diversidad. Todos perseguían un sueño imperial.
-Usted escribió que a partir del año 1000 apareció una Europa soñada y potencial, en la cual el mundo monástico tendría un papel social y cultural fundamental.
-Así es. Una nueva Europa llena de promesas, con la entrada del mundo eslavo en la cristiandad y la recuperación de la península hispánica, que estaba en manos de los musulmanes. Al desarrollo económico, factor de progreso, se asoció una intensa energía colectiva, religiosa y psicológica, así como un importante movimiento de paz promovido por la Iglesia. El mundo feudal occidental se puso en marcha entre los siglos XI y XII. Esa fue la Europa de la tierra, de la agricultura y de los campesinos. La vida se organizaba entre la señoría, el pueblo y la parroquia. Pero también entraron en escena las órdenes religiosas militares, debido a las Cruzadas y a las peregrinaciones que transformarían la imagen de la cristiandad. Entre los siglos XIII y XV, fue el turno de una Europa suntuosa de las universidades y las catedrales góticas.
-En todo caso, para usted, la Edad Media fue todo lo contrario del oscurantismo.
-Aquellos que hablan de oscurantismo no han comprendido nada. Esa es una idea falsa, legado del Siglo de las Luces y de los románticos. La era moderna nació en el medioevo. El combate por la laicidad del siglo XIX contribuyó a legitimar la idea de que la Edad Media, profundamente religiosa, era oscurantista. La verdad es que la Edad Media fue una época de fe, apasionada por la búsqueda de la razón. A ella le debemos el Estado, la nación, la ciudad, la universidad, los derechos del individuo, la emancipación de la mujer, la conciencia, la organización de la guerra, el molino, la máquina, la brújula, la hora, el libro, el purgatorio, la confesión, el tenedor, las sábanas y hasta la Revolución Francesa.
-Pero la Revolución Francesa fue en 1789. ¿No se considera que la Edad Media terminó con la llegada del Renacimiento, en el siglo XV?
-Para comprender verdaderamente el pasado, es necesario tener en cuenta que los hechos son sólo la espuma de la historia. Lo importante son los procesos subyacentes. Para mí, el humanismo no esperó la llegada del Renacimiento: ya existía en la Edad Media. Como existían también los principios que generaron la Revolución Francesa. Y hasta la Revolución Industrial. La verdad es que nuestras sociedades hiperdesarrolladas siguen estando profundamente influidas por estructuras nacidas en el medioevo.
-¿POR EJEMPLO?
-Tomemos el ejemplo de la conciencia. En 1215, el IV Concilio de Latran tomó decisiones que marcaron para siempre la evolución de nuestras sociedades. Entre ellas, instituyó la confesión obligatoria. Lo que después se llamó "examen de conciencia" contribuyó a liberar la palabra, pero también la ficción. Hasta ese momento, los parroquianos se reunían y confesaban públicamente que habían robado, matado o engañado a su mujer. Ahora se trataba de contar su vida espiritual, en secreto, a un sacerdote. Tanto para mí como para el filósofo Michel Foucault, ese momento fue esencial para el desarrollo de la introspección, que es una característica de la sociedad occidental. No hace falta que le haga notar que bastaría con hacer girar un confesionario para que se transformara en el diván de un psicoanalista.
-Usted habla de emancipación de la mujer en la Edad Media. ¿Pero aquella no fue una época de profunda misoginia?
-Eso dicen y, naturalmente, hay que poner las cosas en perspectiva. Yo sostengo, sin embargo, que se trató de una época de promoción de la mujer. Un ejemplo bastaría: el culto a la Virgen María. ¿Qué es lo que el cristianismo medieval inventó, entre otras cosas? La Santísima Trinidad, que, como los Tres Mosqueteros, eran, en realidad, cuatro: Dios, Jesús, el Espíritu Santo y María, madre de Dios. Convengamos en que no se puede pedir mucho más a una religión que fue capaz de dar estatus divino a una mujer. Pero también está el matrimonio: en 1215, la Iglesia exigió el consentimiento de la mujer, así como el del hombre, para unirlos en matrimonio. El hombre medieval no era tan misógino como se pretende.
-La invención del purgatorio, a mediados del siglo XII, parece haber sido también uno de los momentos clave para el desarrollo de nuestras sociedades actuales.
-Así es. Curiosamente, lo que comenzó como un intento suplementario de control por parte de la Iglesia, concluyó permitiendo el desarrollo de la economía occidental tal como la practicamos en nuestros días.
-¿CÓMO ES ESO?
-La invención del purgatorio se produjo en el momento de transición entre una Edad Media relativamente libre y un medioevo extremadamente rígido. En el siglo XII comenzó a instalarse la noción de cristiandad, que permitiría avanzar, pero también excluir y perseguir: a los herejes, los judíos, los homosexuales, los leprosos, los locos... Pero, como siempre sucedió en la Edad Media, cada vez que se hacían sentir las rigideces de la época los hombres conseguían inventar la forma de atenuarlas. Así, la invención de un espacio intermedio entre el cielo y el infierno, entre la condena eterna y la salvación, permitió a Occidente salir del maniqueísmo del bien y del mal absolutos. Podríamos decir también que, inventando el purgatorio, los hombres medievales se apoderaron del más allá, que hasta entonces estaba exclusivamente en manos de Dios. Ahora era la Iglesia la que decía qué categorías de pecadores podrían pagar sus culpas en ese espacio intermedio y lograr la salvación. Una toma de poder que, por ejemplo, permitiría a los usureros escapar al infierno y hacer avanzar la economía. También serían salvados de este modo los fornicadores.
-Pero hasta la aparición del sistema bancario reglamentado, en el siglo XVIII, tanto la Iglesia como las monarquías sobrevivieron gracias a los usureros. ¿Por qué condenarlos al infierno?
-Porque así lo establecían las escrituras, como en la mayoría de las religiones. En el universo cristiano medieval, la usura era un doble robo: contra el prójimo, a quien el usurero despojaba de parte de su bien, pero, sobre todo, contra Dios, porque el interés de un préstamo sólo es posible a través del tiempo. Y como el tiempo en el medioevo sólo pertenecía a Dios, comprar tiempo era robarle a Dios. Sin embargo, el usurero fue indispensable a partir del siglo XI, con el renacimiento de la economía monetaria. La sed de dinero era tan grande que hubo que recurrir a los prestamistas. Entonces la escolástica logró hallarles justificaciones. Surgió así el concepto de mecenas. También se aceptó que prestar dinero era un riesgo y que era normal que engendrara un beneficio. En todo caso, y sólo para los prestamistas considerados "de buena fe", el purgatorio resultó un buen negocio.
-La Edad Media también inventó el concepto de guerra justa, vigente hasta nuestros días, como lo demostraron los debates en la ONU sobre la guerra en Irak. Curioso, ya que el cristianismo es portador de un ideal de paz. Hasta se podría decir que es antimilitarista.
-Es verdad. Ordenándole a Pedro que enfundara su espada, Cristo dijo: "Quien a hierro mate, a hierro morirá". Los primeros grandes teóricos cristianos latinos eran pacifistas. Pero todo cambió a partir del siglo IV, cuando el cristianismo se transformó en religión de Estado.
-En otras palabras, los cristianos se vieron obligados a cristianizar la guerra.
-En esa tarea tendrá un papel fundamental San Agustín, el gran pedagogo cristiano. Para él, la guerra es una consecuencia del pecado original. Como éste existirá hasta el fin de los tiempos, la guerra también existirá por siempre. San Agustín propuso, entonces, imponer límites a esa guerra. En vez de erradicarla, decidió confinarla, someterla a reglas. La primera de esas reglas es que sólo es legítima la guerra declarada por una persona autorizada por Dios. En la Edad Media, era el príncipe. Hoy es el Estado, el poder público. La segunda regla es que una guerra es justa sólo cuando no persigue la conquista. En otras palabras: las armas sólo se toman en defensa propia o para reparar una injusticia. Esas reglas siguen perfectamente vigentes en nuestros días.
-¿Se podría decir que el hombre medieval trataba de preservar la cristiandad de todo aquello que amenazaba su equilibrio?
-Constantemente. Déjeme evocar como ejemplo el que para mí fue el aspecto más negativo de la época: la condena absoluta del placer sexual, simbolizado por el llamado "pecado de la carne". La alta Edad Media asumió las prohibiciones del Antiguo Testamento. Desde entonces, el cuerpo fue diabolizado, a pesar de algunas excepciones, como Santo Tomás de Aquino, para quien era lícito el placer en el acto amoroso. Frente a la opresión moral, la sociedad medieval reaccionó con la risa, la comedia y la ironía. El universo medieval fue un mundo de música y de cantos, promovió el órgano e inventó la polifonía.
-Hace un momento hizo referencia a los fornicadores que tuvieron un lugar en el purgatorio. ¿Cómo fue esto posible en una época de tanta represión sexual?
-Hay una anécdota que ilustra perfectamente la dualidad medieval. El rey Luis IX de Francia, que después sería canonizado como San Luis, tenía una vitalidad sexual desbordante. En los períodos en que las relaciones carnales eran lícitas (fuera de las fiestas religiosas), el monarca no se contentaba con reunirse con su esposa por las noches. También lo hacía durante el día. Esto irritaba mucho a su madre, Blanca de Castilla, que en cuanto se enteraba de que su hijo estaba con la reina intentaba introducirse en la habitación para poner fin a sus efusiones. Luis IX decidió entonces poner un guardián ante su puerta, que debía prevenirlo y darle tiempo de disimular su desenfreno. Ese hombre lleno de ardor tuvo once hijos y cuando partió a la Cruzada, en 1248, llevó a su mujer, a fin de no privarse de sus placeres sexuales. ¡No imaginará usted que la Iglesia podía enviar a San Luis a arder en el fuego eterno del infierno!
-¿También podríamos decir que la Edad Media inventó el concepto de Occidente?
-La palabra "Occidente" no me gusta. Pronunciada por los occidentales, tiene un contenido de soberbia para el resto del planeta.
-Pero entonces, ¿cómo definir, por ejemplo, a América, heredera de Europa?
-América ha dejado de ser la heredera de Europa. Lo fue hasta finales de la Segunda Guerra Mundial, cuando tanto Estados Unidos como el resto del continente dejaron de tener al hombre como centro de sus preocupaciones.
-Usted es un apasionado estudioso de la imaginación colectiva de la Edad Media. ¿Por qué eso es tan importante?
-Felizmente, las nuevas generaciones de historiadores siguen cada vez más esa tendencia. La imaginación colectiva se construye y se nutre de leyendas, de mitos. Se la podría definir como el sistema de sueños de una sociedad, de una civilización. Un sistema capaz de transformar la realidad en apasionadas imágenes mentales. Y esto es fundamental para comprender los procesos históricos. La historia se hace con hombres de carne y hueso, con sus sueños, sus creencias y sus necesidades cotidianas.
-¿Y cómo era esa imaginación medieval?
-Estaba constituida por un mundo sin fronteras entre lo real y lo fantástico, entre lo natural y lo sobrenatural, entre lo terrenal y lo celestial, entre la realidad y la fantasía. Si bien los cimientos medievales de Europa subsistieron, sus héroes y leyendas fueron olvidados durante el Siglo de las Luces. El romanticismo los resucitó, cantando las leyendas doradas de la Edad Media. Hoy asistimos a un segundo renacimiento gracias a dos inventos del siglo XX: el cine y las historietas. El medioevo vuelve a estar de moda con "Harry Potter", "La guerra de las galaxias" y los videojuegos. En realidad, la Edad Media tiene una gran deuda con Hollywood. Y viceversa. Pensé alguna vez que provocaría un escándalo afirmando que el medioevo se había prolongado hasta la Revolución Industrial. La verdad es que ha llegado hasta nuestros días.
-¿Se podría decir entonces que seguimos viviendo en la Edad Media?
-Sí. Pero esto quiere decir todo lo contrario de que estamos en una época de hordas salvajes, ignorantes e incultas, sumergidos en pleno oscurantismo. Estamos en la Edad Media porque de ella heredamos la ciudad, las universidades, nuestros sistemas de pensamiento, el amor por el conocimiento y la cortesía. Aunque, pensándolo bien, esto último bien podría estar en vías de extinción.

domingo, octubre 26, 2014

Más Mafalda.......






1. La tele es tóxica y llena de malas noticias.





2. Siempre cuesta levantarse.






3. Un mundo mal gobernado.....





4. democracia, da risa.




sábado, octubre 25, 2014

Mafalda y lo que nos enseña.....


Somos de la misma quinta y mi hermana Inma se le parecía....Felicidades Quino, de verdad.


..



1. Nunca debimos dejar el columpio.







2. Es mejor trabajar para vivir, que vivir para trabajar





Y seguiremos..........

De Prada...un poco de lío sinodal.



http://www.abc.es/historico-opinion/index.asp?ff=20141025&idn=1613785164537


Claro y a contracorriente, pero un poco bruto   ( después de releerlo)







«Las personas homosexuales tienen dones y cualidades para ofrecer a la comunidad cristiana». Para descubrir la naturaleza a la vez perogrullesca y sofística de la afirmación, basta sustituir «homosexuales» por «gordas», «negras», «rubias», «dedicadas al cultivo del champiñón» o «con úlcera gástrica»; cualquier epíteto o sintagma, en fin, que complemente al sustantivo «personas» sirve, de donde se desprende que cualquier persona puede tener (¡para dar y tomar!) dones y cualidades muy provechosos para la comunidad cristiana; y muy especialmente para sus obispos, que antaño tenían visión de águila (como su etimología indica), pero que hogaño parecen cegatos como topos, o tal vez sea que estén lanzando patéticos guiños de puta vieja a la corrección política. A esto, en el lenguaje del Apocalipsis, se le llama fornicar con los reyes de la tierra; en lenguaje evangélico, dar al César lo que es de Dios; y, en román paladino, rendir pleitesía al mundo.
Puesto que todas las personas, como criaturas de Dios, tienen dones y cualidades valiosos, ¿a qué se debe esa mención especial a los homosexuales? ¿Acaso se insinúa que, por el hecho de serlo, son personas más dotadas y cualificadas que el resto de los mortales? ¿Se pretende afirmar que, por ser homosexual, una persona se libra de ser envidiosa, soberbia, vulgar, aburrida, soplagaitas o tonta del culo? Una frase tan perogrullesca y sofística, tan meliflua y delicuescente, sólo revela un afán majadero, como de gozquecillo que menea el rabo, por halagar servilmente la mentalidad de la época, por ofrendar incienso al César; y, además, elude de forma blandulosa y pusilánime la llamada a la conversión de Cristo, que sin duda descubrió cualidades y dones valiosísimos en la mujer adúltera, a la que sin embargo dijo: «No peques más».
Pero, ¡vaya si hay homosexuales llenos de dones y cualidades! Por la pluma de algunos habla el Espíritu Santo; y convendría que los obispos, en lugar de leer mamarrachadas kasperosas, se dedicaran a leer a estos homosexuales egregios, para liberarse de la degradante esclavitud de la corrección política. Pier Paolo Pasolini, por ejemplo, en sus Escritos corsarios, se revuelve contra los cínicos y los moderaditos que han pretendido adulterar el sentido radical de la célebre frase evangélica «Dad al César lo que es del César y a Dios lo que es de Dios»: «Porque lo que Cristo quería decir no podía ser, de ningún modo, “complácelos a ambos, no te busques problemas, concilia los aspectos prácticos de la vida social con tu vida religiosa, procura nadar y guardar la ropa estando a bien con los dos, etcétera”». También podrían leer estos obispos del sínodo aquel pasaje sublime del De profundis en que un Oscar Wilde arrepentido de sus pecados pretéritos afirma: «Claro está que el pecador ha de arrepentirse. Pero, ¿por qué? Sencillamente porque de otro modo no podría comprender lo que ha hecho. El momento del arrepentimiento es el momento de la iniciación. Todavía más: es el medio por el que uno altera su pasado. Los griegos lo tuvieron por imposible. A menudo dicen en sus aforismos: “Ni los dioses pueden alterar el pasado”. Cristo demostró que el pecador más vulgar podía hacerlo. Que era justo lo que podía hacer».
Pasolini y Wilde: dos homosexuales llenos del don divino de decir verdades como puños. ......

Artur Mas en la hemeroteca.........

Póngase a gobernar Mas y deje de jugar a la independencia de la señorita Pepis....






viernes, octubre 24, 2014

Qué está pasando??









Cuarenta años después de al llegada de la democracia a España, parece que se acaba un ciclo o todo el ciclo. Corrupción, que no se olvide que es robar, aborto como derecho ( que es matar), personajes admirados y valiosos, que sin ninguna necesidad, han tenido comportamientos rastreros, la derecha roba, pero casi menos que la izquierda . Unos medios de comunicación, servidores de quien les paga por mucha independencia que digan.

Hablando con un grupete de amigos, me decía uno, hay que escribir todo esto, empezando por la época de Felipe González. Otro amigo juicioso, dijo ese libro está escrito: la Biblia. Ahí están las mayores heroicidades y las traiciones más clamorosas, el enriquecimiento injusto, la lepra, los engaños, las vanidades, las balanzas que marcaban de más, la explotación del jornalero, las lujurias mentirosas de jueces inicuos....nada nuevo bajo el sol.

Pero en la Biblia, y en el nuevo testamento especialmente, se nos muestra un Dios fiel, que se conmueve con los hombres y un Dios padre que a la hora de escoger entre sus hijos, Cristo y nosotros, entrega en la cruz a su Hijo por nosotros. Nos hemos olvidado de Dios, de que Dios juzgará a vivos y muertos, de que los que lloran serán consolados, de que los pobres poseerán la tierra. Las sociedades que prescinden de Dios se vuelven insoportables: el nazismo, el comunismo y también nuestra sociedad occidental hedonista y autosuficiente. Hay que convertirse, empezando por uno mismo.

( Lo siento lectores, hoy me ha dado por ahí....por supuesto que habrá que tomar medidas políticas, que vivimos en un mundo con grandes logros.... pero quod scripsi, scripsi...y no soy mejor que nadie, of course).

jueves, octubre 23, 2014

Discurso del Papa emérito Benedicto a los estudiantes de la Urbaniana.









Este es el texto completo del mensaje de Benedicto XVI a los estudiantes de la Pontificia Universidad Urbaniana:
«Mensaje de Benedicto XVI, Papa Emérito:
Quisiera en primer lugar expresar mi cordial agradecimiento al Rector Magnífico y a las autoridades académicas de la Pontificia Universidad Urbaniana, a los oficiales mayores, y a los representantes de los estudiantes por su propuesta de titular en mi nombre el Aula Magna reestructurada. Quisiera agradecer de modo particular al Gran Canciller de la Universidad, el Cardenal Fernando Filoni, por haber acogido esta iniciativa. Es motivo de gran alegría para mí poder estar siempre así presente en el trabajo de la Pontificia Universidad Urbaniana.
En el curso de las diversas visitas que he podido hacer como Prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe, siempre me ha impresionado la atmosfera de la universalidad que se respira en esta universidad, en la cual jóvenes provenientes prácticamente de todos los países de la tierra se preparan para el servicio al Evangelio en el mundo de hoy. También hoy veo interiormente ante mí, en este aula, una comunidad formada por muchos jóvenes que nos hacen percibir de modo vivo la estupenda realidad de la Iglesia Católica.
“Católica”: Esta definición de la Iglesia, que pertenece a la profesión de fe desde los tiempos antiguos, lleva consigo algo del Pentecostés. Nos recuerda que la Iglesia de Jesucristo no miró a un solo pueblo o a una sola cultura, sino que estaba destinada a la entera humanidad. Las ultimas palabras que Jesús dice a sus discípulos fueron: ‘Id y haced discípulos a todos los pueblos’. Y en el momento del Pentecostés los apóstoles hablaron en todas las lenguas, manifestando por la fuerza del Espíritu Santo, toda la amplitud de su fe.
Desde entonces la Iglesia ha crecido realmente en todos los continentes. Vuestra presencia, queridos estudiantes, refleja el rostro universal de la Iglesia. El profeta Zacarías anunció un reino mesiánico que habría ido de mar a mar y sería un reino de paz. Y en efecto, allá donde es celebrada la Eucaristía y los hombres, a partir del Señor, se convierten entre ellos un solo cuerpo, se hace presente algo de aquella paz que Jesucristo había prometido dar a sus discípulos. Vosotros, queridos amigos, sed cooperadores de esta paz que, en un mundo rasgado y violento, hace cada vez más urgente edificar y custodiar. Por eso es tan importante el trabajo de vuestra universidad, en la cual queréis aprender a conocer más de cerca de Jesucristo para poder convertiros en sus testigos.
El Señor Resucitado encargó a sus discípulos, y a través de ellos a los discípulos de todos los tiempos, que llevaran su palabra hasta los confines de la tierra y que hicieran a los hombres sus discípulos. El Concilio Vaticano II, retomando en el decreto Ad Gentes una tradición constante, sacó a la luz las profundas razones de esta tarea misionera y la confió con fuerza renovada a la Iglesia de hoy.
¿Pero todavía sirve? Se preguntan muchos hoy dentro y fuera de la Iglesia ¿de verdad la misión sigue siendo algo de actualidad? ¿No sería más apropiado encontrarse en el diálogo entre las religiones y servir junto las causa de la paz en el mundo? La contra-pregunta es: ¿El diálogo puede sustituir a la misión? Hoy muchos, en efecto, son de la idea de que las religiones deberían respetarse y, en el diálogo entre ellos, hacerse una fuerza común de paz. En este modo de pensar, la mayoría de las veces se presupone que las distintas religiones sean una variante de una única y misma realidad, que ‘religión’ sea un género común que asume formas diferentes según las diferentes culturas, pero que expresa una misma realidad. La cuestión de la verdad, esa que en un principio movió a los cristianos más que a nadie, viene puesta entre paréntesis. Se presupone que la auténtica verdad de Dios, en un último análisis es alcanzable y que en su mayoría se pueda hacer presente lo que no se puede explicar con las palabras y la variedad de los símbolos. Esta renuncia a la verdad parece real y útil para la paz entre las religiones del mundo. Y aún así sigue siendo letal para la fe.
En efecto, la fe pierde su carácter vinculante y su seriedad si todo se reduce a símbolos en el fondo intercambiables, capaces de posponer solo de lejos al inaccesible misterio divino.
Queridos amigos, veis que la cuestión de la misión nos pone no solamente frente a las preguntas fundamentales de la fe, sino también frente a la pregunta de qué es el hombre. En el ámbito de un breve saludo, evidentemente no puedo intentar analizar de modo exhaustivo esta problemática que hoy se refiere a todos nosotros. Quisiera al menos hacer mención a la dirección que debería invocar nuestro pensamiento. Lo hago desde dos puntos de partida.
PRIMER PUNTO DE PARTIDA
1. La opinión común es que las religiones estén por así decirlo, una junto a otra, como los continentes y los países en el mapa geográfico. Todavía esto no es exacto. Las religiones están en movimiento a nivel histórico, así como están en movimiento los pueblos y las culturas. Existen religiones que esperan. Las religiones tribales son de este tipo: tienen su momento histórico y todavía están esperando un encuentro mayor que les lleve a la plenitud.
Nosotros como cristianos, estamos convencidos que, en el silencio, estas esperan el encuentro con Jesucristo, la luz que viene de Él, que sola puede conducirles completamente a su verdad. Y Cristo les espera. El encuentro con Él no es la irrupción de un extraño que destruye su propia cultura o su historia. Es, en cambio, el ingreso en algo más grande, hacia el que están en camino. Por eso, este encuentro es siempre, al mismo tiempo, purificación y maduración. Por otro lado, el encuentro es siempre recíproco. Cristo espera su historia, su sabiduría, su visión de las cosas.
Hoy vemos cada vez más nítido otro aspecto: mientras en los países de su gran historia, el cristianismo se convirtió en algo cansado y algunas ramas del gran árbol nacido del grano de mostaza del Evangelio se secan y caen a la tierra, del encuentro con Cristo de las religiones en espera brota nueva vida. Donde antes solo había cansancio, se manifiestan y llevan alegría las nuevas dimensiones de la fe.
2. La religiones en sí mismas no son un fenómeno unitario. En ellas siempre van distintas dimensiones. Por un lado está la grandeza del sobresalir, más allá del mundo, hacia Dios eterno. Pero por otro lado, en esta se encuentran elementos surgidos de la historia de los hombres y de la práctica de las religiones. Donde pueden volver sin lugar a dudas cosas hermosas y nobles, pero también bajas y destructivas, allí donde el egoísmo del hombre se ha apoderado de la religión y, en lugar de estar en apertura, la ha transformado en un encerrarse en el propio espacio.
Por eso, la religión nunca es un simple fenómeno solo positivo o solo negativo: en ella los dos aspectos se mezclan. En sus inicios, la misión cristina percibió de modo muy fuerte sobretodo los elementos negativos de las religiones paganas que encontró. Por esta razón, el anuncio cristiano fue en un primer momento estrechamente critico con las religiones. Solo superando sus tradiciones que en parte consideraba también demoníacas, la fe pudo desarrollar su fuerza renovadora. En base a elementos de este tipo, el teólogo evangélico Karl Barth puso en contraposición religión y fe, juzgando la primera en modo absolutamente negativo como comportamiento arbitrario del hombre que trata, a partir de sí mismo, de apoderarse de Dios. Dietrich Bonhoeffer retomó esta impostación pronunciándose a favor de un cristianismo sin religión. Se trata sin duda de una visión unilateral que no puede aceptarse. Y todavía es correcto afirmar que cada religión, para permanecer en el sitio debido, al mismo tiempo debe también ser siempre crítica de la religión. Claramente esto vale, desde sus orígenes y en base a su naturaleza, para la fe cristiana, que, por un lado mira con gran respeto a la profunda espera y la profunda riqueza de las religiones, pero, por otro lado, ve en modo crítico también lo que es negativo. Sin decir que la fe cristiana debe siempre desarrollar de nuevo esta fuerza crítica respecto a su propia historia religiosa.
Para nosotros los cristianos, Jesucristo es el Logos de Dios, la luz que nos ayuda a distinguir entre la naturaleza de las religiones y su distorsión.
3. En nuestro tiempo se hace cada vez más fuerte la voz de los que quieren convencernos de que la religión como tal está superada. Solo la razón crítica debería orientar el actuar del hombre. Detrás de símiles concepciones está la convicción de que con el pensamiento positivista la razón en toda su pureza se ha apoderado del dominio. En realidad, también este modo de pensar y de vivir está históricamente condicionado y ligado a determinadas culturas históricas. Considerarlo como el único válido disminuiría al hombre, sustrayéndole dimensiones esenciales de su existencia. El hombre se hace más pequeño, no más grande, cuando no hay espacio para un ethos que, en base a su naturaleza auténtica retorna más allá del pragmatismo, cuando no hay espacio para la mirada dirigida a Dios. El lugar de la razón positivista está en los grandes campos de acción de la técnica y de la economía, y todavía esta no llega a todo lo humano. Así, nos toca a nosotros que creamos abrir de nuevo las puertas que, más allá de la mera técnica y el puro pragmatismo, conducen a toda la grandeza de nuestra existencia, al encuentro con Dios vivo.
SEGUNDO PUNTO DE PARTIDA
1. Estas reflexiones, quizá un poco difíciles, deberían mostrar que hoy, en un modo profundamente mutuo, sigue siendo razonable el deber de comunicar a los otros el Evangelio de Jesucristo.
Todavía hay un segundo modo, más simple, para justificar hoy esta tarea. La alegría exige ser comunicada. El amor exige ser comunicado. La verdad exige ser comunicada. Quien ha recibido una gran alegría, no puede guardársela solo para sí mismo, debe transmitirla. Lo mismo vale para el don del amor, para el don del reconocimiento de la verdad que se manifiesta.
Cuando Andrés encontró a Cristo, no pudo hacer otra cosa que decirle a su hermano: ‘Hemos encontrado al Mesías’. Y Felipe, al cual se le donó el mismo encuentro, no pudo hacer otra cosa que decir a Bartolomé que había encontrado a aquél sobre el cual habían escrito Moisés y los profetas. No anunciamos a Jesucristo para que nuestra comunidad tenga el máximo de miembros posibles, y mucho menos por el poder. Hablamos de Él porque sentimos el deber de transmitir la alegría que nos ha sido donada.
Seremos anunciadores creíbles de Jesucristo cuando lo encontremos realmente en lo profundo de nuestra existencia, cuando, a través del encuentro con Él, nos sea donada la gran experiencia de la verdad, del amor y de la alegría.
2. Forma parte de la naturaleza de la religión la profunda tensión entre la ofrenda mística de Dios, en la que se nos entrega totalmente a Él, y la responsabilidad para el prójimo y para el mundo por Él creado. Marta y María son siempre inseparables, también si, de vez en cuando, el acento puede recaer sobre la una o la otra. El punto de encuentro entre los dos polos es el amor con el cual tocamos al mismo tiempo a Dios y a sus Criaturas. ‘Hemos conocido y creído al amor’: esta frase expresa la auténtica naturaleza del cristianismo. El amor, que se realiza y se refleja de muchas maneras en los santos de todos los tiempos, es la auténtica prueba de la verdad del cristianismo.
Benedicto XVI».

El pequeño Nicolás ( el español).










Lo siento,pero la historia de este chico me parece fascinante y me extraña que no tenga un máster en alguna Universidad. España ha sido tierra de pícaros y en medio de una gran decrepitud política, de ídolos de barro de la democracia que se van a pique cada día, aparece el pequeño Nicolás, un chico encantador que ente los quince y los veinte años contacta con la creme de la creme: expresidente de gobierno, Faes, Secretarios de Estado, casa real, sindicalistas, empresarios.....puede conseguir escoltas, colarse en recepciones oficiales, mediar en graves conflictos de Estado, sacarse un selfie con Obama, llenar auditorios de los mejores alumnos de Madrid para la conferencia de un político vanidoso.

Sus armas: traje y corbata, contar medias verdades o mentiras, mezclar cuestiones y personajes, capacidad de improvisación. Parece que pedía el teléfono de un empresario para instalarle una aplicación y el tío se quedaba con todos los contactos del viejo empresario, que justo sabe marcar el botón. Tenía su residencia oficial en un chalé del Viso ( 20.000 euros / mes?????), aunque es de familia media. Se presentó también como familiar de algún destacado del CNI, y algún alcalde se sorprendió de lo bien y lo jóvenes que seleccionaba el Estado a sus futuros dirigentes. Un estafador??..un impostor??...sí seguro,,,pero es todo un paradigma de una época de formas y falta de fondo, de estafadores e impostores con cargo, del engaño de la famosa ética civil. Tú sí que vales...pequeño Nicolás (español).

miércoles, octubre 22, 2014

De noche.





noche   No sé cuándo vendrá Jesús. Pero, a buen seguro, vendrá de noche.
   Jesús siempre viene de noche. De noche nació en Belén, de noche se presentó a los suyos caminando sobre el agua, cubrió de noche los cielos para entrar en el sepulcro, y de noche, también, resucitó.
   Desde hace muchos años, tres puntos sobre la Tierra centran mi atención, como tres imanes poderosísimos: el crucifijo, la Escritura, y la Eucaristía. Los tres son noche. El crucifijo repugna a la sensibilidad y espanta a la pobre carne. La Escritura oculta en tinieblas su secreto a los sabios de este mundo. Y la Eucaristía, seca a la vista, gusto y tacto, deja crucificado al sentido en las tinieblas más espesas.
   Así, con los ojos del cuerpo fijos en las sombras, sin retirarse por nada, abre el alma sus ojos de búho, que sólo de noche se despiertan, y la fe encuentra claridades nocturnas que el sentido desconoce. Cristo, Dios amante en la Cruz. Cristo llenando la Escritura. Cristo realmente, corporalmente presente en la Hostia. Queda el espíritu bañado en luz mientras los ojos se duermen. No despertaré.
   Y, si llega de noche o de madrugada y los encuentra así, dichosos ellos.
Breve comentario del evangelio, siempre vivo, de  http://www.espiritualidaddigital.com/