viernes, julio 30, 2021

Feliz cumpleaños.

  1.  Monseñor Georg Ganswein cumple 65 años de vida. Nació en Alemania el 30 de Julio de 1956. Ingresó en el Seminario de Fribourg y fue ordenado Sacerdote en 1984. En 1993 llegó a Roma, y en 1995 se convirtió en oficial de la Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos. ​En 1996 fue transferido a la Congregación para la Doctrina de la Fe por pedido del Cardenal Joseph Ratzinger. Desde 2003 es secretario personal del Cardenal Ratzinger, cargo que se confirma el 19 de Abril de 2005 cuando este asume como Papa Benedicto XVI. Recibe el título de Monseñor al recibir el título de prelado de honor de Su Santidad en Marzo de 2006. Recibió la consagración episcopal el 6 de enero de 2013 de manos del Sumo Pontífice. Sigue ejerciendo como secretario privado del Papa emérito, ambos viven en un Monasterio dentro de los jardines Vaticanos





Juan Arana.

 


«Después de 50 años, por fin, he conseguido salir de dudas»

Juan Arana es catedrático emérito de Filosofía en la Universidad de Sevilla. A lo largo de su carrera ha sido profesor invitado en la Universidad de Navarra y ha defendido en múltiples foros la compatibilidad entre fe y razón. Por eso, a muchos colegas les extrañó cuando, el pasado verano, publicó el libro “Teología para incrédulos”, en el que cuenta su camino hacia la fe, que culminó hace un par de años.

EN PRIMERA PERSONA

¿Cómo resumiría su proceso de conversión?

Hay muchos tipos de conversiones pero para mí son especialmente significativas dos. Por un lado, la conversión filosófica, por decirlo así, que consiste en aclarar con las fuerzas que el hombre tiene y con las ayudas que recibe de forma natural -su educación, inteligencia, los datos que va recogiendo, los maestros que tiene o los libros que lee- las respuestas que se refieren a Dios. Pero no se puede decir que ha recibido ninguna gracia sobrenatural, ni que ha dado el paso hacia una religión verdaderamente vivida al cien por cien.

Una segunda conversión sería la religiosa, que implica recibir una gracia exterior que permite dar ese paso de asumir no solamente que Dios existe, sino que tiene un nombre, Jesucristo, y que su venida está canalizada a través de la Iglesia católica, que él instituyó. A veces las dos se juntan o a veces una opaca a la otra.

En mi caso, nunca he sido ateo. Desde los 18 años tenía muy claro que, aunque la existencia de Dios como un ser personal no se podía demostrar como si fuese un teorema matemático, las pruebas que hay a favor son superiores a las que hay en contra. Pero la conversión religiosa se me resistió mucho más. A raíz de la crisis del 68 y de mi estancia en Madrid en aquellos tiempos, yo tenía unas restricciones mentales que no me permitían decir al cien por cien “sí, creo que eso es así”.

¿Qué tipo de dudas tenía?

Mi búsqueda ha sido intelectual. Eso no significa que niegue lo afectivo, lo sentimental, lo imaginativo, sino que para mí esas dimensiones de la vida humana no eran tan problemáticas. Nací en una familia feliz, mis padres me querían, he tenido hermanos… En el mundo he encontrado mucha más buena gente que mala gente. También encontré una mujer de la cual me enamoré y llevamos más de 50 años juntos. Mi fallo era la parte intelectual.

¿Cuándo diría que comenzó su proceso hacia la fe?

Yo siempre quise salir de mis dudas, desde muy joven. A los 20 años pensé que debía dedicarme a resolverlas, no de una manera tangencial, sino como algo central en mi vida. Y por eso estudié filosofía y he sido profesor de esta disciplina. Con lo cual, he tenido la suerte de que me han pagado por aquello que quería hacer.

Y lo más grande es que, al cabo de 50 años, he conseguido realmente salir de dudas y he pasado de la incredulidad a la fe. En cierto modo, el libro es una especie de dar cuenta de ese largo proceso, no de negación de la fe, sino de la falta de sentimiento de una persona que está en una situación de dudas y que tiene que dar todas las vueltas posibles al tema. No para estar cien por cien seguro, porque esa seguridad no se tiene nunca, sobre todo en las cuestiones realmente importantes. Pero sí de una manera suficiente como para asumir una identidad como creyente.

LA BÚSQUEDA DEL INCRÉDULO ES LA BÚSQUEDA DE UN SENTIDO QUE NO ENCUENTRA, PERO QUE POR LO MENOS TIENE UNA CIERTA ESPERANZA DE ENCONTRAR

Como la persona que de repente tiene la corazonada de que tal número va a salir en la lotería y es capaz de apostar todo lo que tiene. Mientras uno no es capaz de dar ese paso de apostar absolutamente todo lo que tiene a un determinado número, en este caso a Dios a través de Jesucristo y a través de la Iglesia católica, no puede decir que es creyente al cien por cien. Yo ese paso solamente lo di hace dos años y desde entonces estoy recogiendo los frutos de toda una vida de trabajo, de dudas, de sufrimientos y también de alegrías.

¿Cuánto ha tardado en escribir todo este proceso?

Este libro no está escrito en un día, ni en un mes. Lo he ido escribiendo a trozos, a lo largo de los últimos veinte años. Poco a poco, a medida que iba resolviendo cierta duda o que tenía cierta experiencia, escribía un capítulo, lo iba redondeando. Y así se ha ido segmentando como si fuese una estalactita, hasta que he vuelto a la práctica de los sacramentos, el paso decisivo hacia la religión.


Te puede interesar. conferencia de Juan Arana en la Universidad de Navarra: "La filosofía en las relaciones entre fe y ciencia"


¿Podría decirse que este es un libro para ayudar a los que no creen?

Es muy difícil totalizar. De la misma manera que hay muchos tipos de creyentes y también hay muchos tipos de ateos y muchos tipos de incrédulos y de agnósticos. Me parece dificilísimo, diría que imposible, dar una receta que pueda valer para todos.

Yo he trabajado prácticamente toda mi vida en una universidad pública y en un ambiente, el filosófico, que es prioritariamente no creyente; porque la mayor parte de la gente que estudia filosofía no ve la religión como la primera alternativa. Y en ese sentido me siento muy próximo a ellos.

Todos tenemos nuestras dudas, nuestras esperanzas y, de alguna manera, nuestra fe. Cada uno tiene que ir saliendo poco a poco de ese agujero y buscar las certezas que sean esenciales para poder llevar a cabo una existencia con sentido. La búsqueda del incrédulo es la búsqueda de un sentido que no encuentra, pero que por lo menos tiene una cierta esperanza de encontrar. Yo le diría a cualquier incrédulo, o a cualquier ateo, o a cualquier persona, que no renuncie a las esperanzas que tiene y que al final la cosa no es tan dura, tan difícil, tan negra, tan pesimista como en los momentos más de mayor decaimiento.

Nietzsche, Marx... La idea de que los hombres creen en Dios para encontrar la esperanza ante los temores y sufrimientos del mundo ha calado mucho en nuestro tiempo. ¿Usted qué respondería?

En la filosofía de los últimos dos siglos la actitud dominante parece que se inclina hacia el ateísmo, o por lo menos a una situación de duda, de escepticismo. Incluso ha generado toda una actitud, que es lo que se llama filosofía de la sospecha, que pone entre paréntesis cualquier presunta verdad o cualquier presunta afirmación.

Creo que esa actitud crítica, en cierto modo es buena, puesto que uno tiene que tener el juicio para valorar cuándo algo es una buena respuesta y cuándo es una pseudo respuesta. Lo que ocurre es que no se puede automatizar y decir “por sistema niego todo lo que se me plantee”. Hay toda una jerarquía de sospechas y de afirmaciones.

Yo opino que lo interesante de la filosofía es la actitud de confirmar que, efectivamente, no es que lo tenga todo absolutamente claro y seguro, pero soy una persona capaz de apostar. Y voy a apostar fuerte por lo que considero que es más probablemente verdadero.

Lo que criticaría es la cerrazón, el poner el “no” por delante. Es mejor estar dispuesto a comprobar si lo que me presentan como verdad resiste mis dudas y también si resiste mi indagación. Cuando honradamente se mantiene esa actitud de intentar ser un poco neutral, al final uno empieza a notar que por dentro las cosas no están tan fosilizadas, tan inmóviles.

Una buena noche estrellada en el campo es un espectáculo tan maravilloso, tan sublime, que te hace plantearte si realmente es posible que eso esté ahí sin más. Tiene que tener un sentido. Entonces ya no es la pregunta de si hay sentido, sino cuál es el sentido. Una vez que uno se pone en esa tesitura, al final llega a la conclusión de que no estamos solos y de que merece la pena hacer esa apuesta importante.

lunes, julio 26, 2021

Tristes, nunca.

 








"Es bello ser anciano. En cada edad es necesario saber descubrir la presencia y la bendición del Señor y las riquezas que aquella contiene. Jamás hay que dejarse atrapar por la tristeza. Hemos recibido el don de una vida larga. Vivir es bello también a nuestra edad, a pesar de algún achaque y limitación. Que en nuestro rostro esté siempre la alegría de sentirnos amados por Dios, y no la tristeza". (Discurso 12 de Noviembre de 2012)





viernes, julio 23, 2021

Desastre de vacunación española, en mi caso.

 




  • Tengo un amigo de la misma edad y categoría que yo en Alemania. Ha conseguido vacunarse allí ya completamente. Yo recibí muy tarde, 2 de junio, la primera de astrazeneca en Jaén, he estado con baja y ahora en Donostia y no consigo vacunarme de la segunda . Que si Osakidetza no me reconoce, que si Sas no sabe. Desastre de Salud en España, 17 estadillos unidos por el Corte Inglés que nos hubiese vacunado a todos.

22 de julio: santa María Magdalena

 


22 de julio: santa María Magdalena

Comentario en la fiesta de santa María Magdalena. “Fue María Magdalena y anunció a los discípulos: -¡He visto al Señor!”. Si quisiéramos resumir su vida en una palabra, sería amor. Fue eso lo que la llevó a una búsqueda incesante de Cristo, lo que le permitió ser la primera testigo de su Resurrección, lo que la llevó a convertirse en apóstol de los apóstoles.

COMENTARIOS AL EVANGELIO
Opus Dei - 22 de julio: santa María Magdalena

Evangelio (Jn 20, 1-2; 11-18)

El día siguiente al sábado, muy temprano, cuando todavía estaba oscuro, fue María Magdalena al sepulcro y vio quitada la piedra del sepulcro. Entonces echó a correr, llegó hasta donde estaban Simón Pedro y el otro discípulo, el que Jesús amaba, y les dijo: -Se han llevado al Señor del sepulcro y no sabemos dónde lo han puesto.

María estaba fuera, llorando junto al sepulcro. Mientras lloraba se inclinó hacia el sepulcro, y vio a dos ángeles de blanco, sentados uno a la cabecera y otro a los pies, donde había sido colocado el cuerpo de Jesús. Ellos dijeron:

-Mujer, ¿por qué lloras?

-Se han llevado a mi Señor y no sé dónde lo han puesto -les respondió.

Dicho esto, se volvió hacia atrás y vio a Jesús de pie, pero no sabía que era Jesús. Le dijo Jesús:

-Mujer, ¿por qué lloras? ¿A quién buscas?

Ella, pensando que era el hortelano, le dijo:

-Señor, si te lo has llevado tú, dime dónde lo has puesto y yo lo recogeré.

Jesús le dijo:

-¡María!

Ella, volviéndose, exclamó en hebreo:

-¡”Rabbuni”! -que quiere decir: «Maestro».

Jesús le dijo:

-Suéltame, que aún no he subido a mi Padre; pero vete donde están mis hermanos y diles: «Subo a mi Padre y a vuestro Padre, a mi Dios y a vuestro Dios».

Fue María Magdalena y anunció a los discípulos:

-¡He visto al Señor!, y me ha dicho estas cosas.


Comentario

En el Cantar de los cantares se dice que “si alguien quisiera comprar el amor con toda la fortuna de su casa, hallaría el mayor desprecio” (8,7).

Quien pretendiera que hay riqueza superior al amor, sencillamente no ha entendido nada.

Quien a cambio de amor diera algo que no fuera amor, sencillamente no ha dado nada.

Es eso lo que nos enseña santa María Magdalena: que, como decía san Josemaría, “¡No hay más amor que el Amor!” (Camino, 417).

El prefacio que la Iglesia emplea para alabar a Dios en la Misa de hoy sintetiza el itinerario vital de esta santa: allí leemos que Cristo resucitado se apareció visiblemente a María Magdalena en el huerto, pues ella lo amó en vida, lo vio morir en la Cruz, lo buscó yacente en el sepulcro, y por tanto fue la primera en adorarlo después de resucitar de entre los muertos. El texto concluye que ese camino derivó en que Dios la honrara con la misión de ser “apostolorum apostola”, apóstol de los apóstoles, para que la buena noticia de la vida nueva llegara hasta los confines del mundo.

“Si quieres conocer a una persona, no le preguntes lo que piensa sino lo que ama”. Esta conocida frase, atribuida a san Agustín, nos permite darnos cuenta de que de María Magdalena lo sabemos todo: quizás no conocemos muchos rasgos de su biografía, excepto que de ella Jesús había expulsado siete demonios (cfr. Lucas 8, 2), pero lo fundamental lo descubrimos en los días cruciales de la vida del Señor: no se separó de Él ni en la Cruz ni en el sepulcro, y por eso Dios la unió a ella para siempre en el feliz acontecimiento de la Resurrección.

No deja de ser sugerente que la única mujer que comparte y supera todos estos rasgos de la Magdalena lleva el mismo nombre: María, la Madre de Jesús. En efecto, estas dos mujeres fueron elegidas por el Señor para una misión concreta: para amar viviendo, para vivir amando. Y para que el fuego de esos corazones dejara marcada la senda para todos los que vendríamos después.

miércoles, julio 21, 2021

Del sabio Lluciá Pou.

 




Nuestros días están contados y nos vamos construyendo en cada momento. Perder el tiempo con pensamientos tóxicos es de idiotas

domingo, julio 18, 2021

Así es.

 

Para tiempos de dificultad, y aparente silencio de Dios

Escribe Daniel Tirapu: Abrí un libro que no manejaba desde hace cuatro años. Y me encontré con unas ideas que amablemente me cedió un sacerdote hace tiempo,  y que había dejado en un libro.

  1. En tiempos de tempestad, no hacer mudanza,
  2. Dios no juega con las personas, es siempre fiel,
  3. El seguimiento de Cristo pasa necesariamente por la cruz, por la tentación y por la lucha,
  4. Dios nunca permite que seamos tentados por encima de nuestras fuerzas,
  5. Hay que aprender a luchar y amar a Dios desde la debilidad.
Del evangelio de hace unos días. Una mujer no israelita, que pide por su hija a Jesús. Jesús no le hace caso, la mujer insiste. Jesús como para zanjar la cuestión le dice que ha venido primero a su pueblo de Israel.
La mujer no se desanima, hasta los perros comen de las migajas que caen de la mesa de sus amos. Jesús, el hijo de Dios, se conmueve, se sorprende de la mujer...un Dios que se deja sorprender.
Grande es tu fe y que se haga lo que pides. Escrivá aconsejaba meterse en las escenas como un personaje más. Pues bien, yo me hubiese enfadado con ese Maestro judío, me hubiese parecido incluso pelín chulo. Gracias mujer cananea por no enfadarte, por ser constante, por creer, por sorprender al Señor ( y por enseñarme 2000 años después a no enfadarme y a tener Fe).
religionconfidencial.com