No todo fue fraternité en la Revolución francesa. Y curiosamente nadie habla de esto. Gracias a dMisael. lector de este blog.
Un sondeo del terreno para construir un centro cultural en Le Mans ha propiciado el hallazgo de dos fosas con los restos de una treintena de personas que murieron salvajemente en la guerra civil francesa posterior a la Revolución de 1789, hace dos siglos.
En esta revolución fallecieron un gran número de católicos -más allá de los caídos por la propia guerra- por el genocidio que se llevó a cabo y que significó la muerte de 120.000 personas, un número más que abultado para la región y el volumen de población de la época. Larevolución de la Vandea constituye un tema clásico de la historia católica y francesa.
El 10 de diciembre de 1793 la ciudad fue tomada por las tropas católicas –formada entre 30.000 y 60.000 vandeanos-, posteriormente el ejército republicano recuperó la ciudad con un grueso de entre 20.000 y 30.000 soldados que ejercieron una brutal represión con los rezagados de la retirada dejando entre dos mil y cinco mil vandeanos muertos a su paso, una cifra desproporcionada como explica el periodista Lluís Uría en comparación con las republicanas que fueron de un centenar.
Un exterminio de hace dos siglos
El alcalde de Le Mans, el socialista Claude Baulard, se manifestaba explicando que “para las familias arraigadas en el territorio desde hace diez generaciones, la guerra civil está aún en todas las memorias”. Baulard ha accedido a la petición de Philippe de Villiers, presidente del Consejo General de la Vandea y líder del soberanista Movimiento por Francia (MPF), de entregarle oficialmente los restos para darles sepultura.
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