jueves, septiembre 13, 2012

El Papa y su viaje al Líbano.




Desde este jueves 14 al domingo 16 de septiembre el Líbano acogerá a Benedicto XVI, que se reunirá con patriarcas y obispos de todo Medio Oriente. El objetivo inmediato del viaje es la entrega de la exhortación apostólica fruto del Sínodo de Obispos para Medio Oriente, celebrado en octubre de 2010 (ver Aceprensa, 7-10-2010). Y el previsible mensaje de fondo, una llamada a que el Líbano siga siendo un ejemplo de convivencia interreligiosa, en un momento en que las turbulencias de la primavera árabe están creando una nueva situación en la zona.

El entusiasmo de la gente ha ido creciendo cada día. Con todo, algunos conflictos internos recientes han sembrado la duda sobre la realización del viaje, aunque el comité organizador no haya dejado ninguna ambigüedad al respecto. También en Roma, el P. Lombardi, director de la oficina de prensa de la Santa Sede, ha confirmado que las repercusiones de la crisis siria no comprometen el viaje. “La preparación del viaje prosigue sin ninguna vacilación por parte del Vaticano”, anunció el 20 de agosto.

Convivencia de cristianos y musulmanes
Cristianos y musulmanes de Medio Oriente esperan el mensaje de paz de Benedicto XVI. Viene a la memoria de muchos libaneses la última vez que recibieron al vicario de Cristo, cuando en 1997 Juan Pablo II describió al Líbano como “un mensaje, más que un país”. Parecería que el sentido profundo de dichas palabras se desvela a la luz de los acontecimientos. En efecto, en una porción de tierra pequeñísima repleta de iglesias y mezquitas, estudiantes y trabajadores de distintas religiones y orígenes conviven día a día desafiando las tensiones provocadas por el fanatismo político-religioso y demostrando que es posible vivir juntos.

En medio de los conflictos de transición de la primavera árabe, con miles de muertos y refugiados, la presencia del Papa es un llamado a la unidad, al perdón y a la paz, que en boca del Sumo Pontífice significa explícitamente dar testimonio de Cristo. A su vez, pese a dificultades religiosas de larga historia, el país de los cedros ha sido siempre tierra de acogida y convergencia religiosa. Es testigo de distintas manifestaciones de cristianismo –católicos armenios, maronitas, greco-católicos, ortodoxos y protestantes–, así como también de chiitas, sunitas y drusos. Allí la estabilidad depende de la mutua comprensión, del respeto y del trabajo en conjunto.

En el programa del viaje del Santo Padre figuran desde un encuentro con los jóvenes en el Patriarcado maronita hasta el recibimiento de representantes de las diferentes comunidades musulmanas y personalidades del gobierno libanés. Se espera que asistan obispos de Turquía, Irán, Siria, Egipto, Sudán y de los países del golfo: Emiratos Árabes Unidos y Arabia Saudita. A estos últimos también les conciernen las conclusiones del Sínodo, en tanto que incluyen recomendaciones a propósito de la presencia cristiana en países de legislación y mayoría musulmanas.

Llamada a la libertad religiosa
El P. Fadi Daou, presidente de la Fundación Adyan, donde trabaja codo a codo con musulmanes y drusos, nos cuenta las expectativas sobre el viaje de Benedicto XVI. Dentro de las recomendaciones incluidas en la exhortación apostólica sobre la presencia de los cristianos en Medio Oriente, es un tema muy importante la convivencia entre las diferentes comunidades cristianas, “que puedan asumir juntas los problemas, que esa unidad sea un testimonio para la sociedad”. En este contexto, el Papa tendrá una reunión con el patriarca ortodoxo, momento donde seguramente hablará de la unidad de los cristianos y la necesidad de reforzar la colaboración. También “se espera que haya respuesta a la petición de unificar la versión árabe de las oraciones del Padre Nuestro, el Credo, la misma fecha de Semana Santa para católicos y ortodoxos”.

¿Qué se espera de parte de las comunidades musulmanas libanesas?
Cheik Hassan, jefe espiritual de la comunidad drusa, dijo en una rueda de prensa que el Líbano está muy contento de recibir al Papa. Por otra parte, el sábado 15 septiembre Benedicto XVI tendrá una reunión de diez minutos con los representantes de las comunidades sunita, chiita y drusa, como un gesto de proximidad. Los musulmanes van a confirmar así el país como ejemplo de convivencia islamo-cristiana.

¿Se menciona esta convivencia entre las dos religiones en la exhortación?
Uno de los puntos de la exhortación apostólica será sobre los derechos de ciudadanía, derechos del hombre, libertad, dignidad, justicia, libertad de conciencia y de religión. No solo para los cristianos, sino para todo el mundo. Una invitación a los cristianos a tomar parte en el desarrollo de la sociedad.

En relación al islam, el texto dice claramente que hay que combatir el fundamentalismo, que es una amenaza para la sociedad, no solamente para los cristianos, y hay que limitar su influencia. En el contexto actual esta llamada a la libertad de religión y conciencia es muy significativa, ya que la aparición del fanatismo religioso en algunos países árabes tiende a la supresión de las libertades individuales en el modo de vivir el islam o en la posibilidad de cambiar de religión sin ser “molestado”. El Líbano es un ejemplo de convivencia entre cristianos y musulmanes y de libertad religiosa; por eso el Papa insiste en preservar y abogar por esa libertad como ejemplo para otros países.

Por otra parte, en la vigilia de oración con los jóvenes el 15 por la noche, va a haber una representación de musulmanes, un gesto de su parte hacia el Papa, y eso va a mostrar la dimensión libanesa, islamo-cristiana.

¿Cree usted que el Santo Padre mencionará el conflicto sirio?
Sin duda el Papa hablará de Siria, pero repetirá lo que ya ha dicho en el Vaticano: la necesidad del diálogo entre ambas partes que asegure la libertad y los derechos humanos, y quedará claro que no está con el régimen ni con la oposición armada, puesto que seguirá insistiendo que el combate se detenga para hacer posible un diálogo fructífero.

Además, el Santo Padre visitará el Santuario mariano de Harissa, y el domingo 16, después de una misa con las familias, tendrá una reunión ecuménica en el Patriarcado siro-católico. Será el tercer viaje del Papa a Medio Oriente, después de su paso por Israel, Palestina y Jordania en 2009, y Chipre en 2010.


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