
Mataron a las monjas, una a una, delante de su madre y dijeron a la anciana: «Oye, vieja, ¿tú no tienes miedo a la muerte?». Ella contestó: «Toda mi vida he querido hacer algo por Jesucristo y ahora no me voy a volver atrás. Matadme por el mismo motivo que a ellas, por ser cristiana». Era el 25 de octubre de 1936, fiesta de Cristo Rey. Desde el primer momento, el pueblo las consideró mártires, asesinadas sólo por ser profundamente religiosas. Juntas fueron al martirio y juntas fueron beatificadas, la madre y sus cuatro hijas, en marzo de 2001. No abundan los casos de padres e hijos adultos que mueren juntos por la fe.
3 comentarios:
¡Qué fuerte!Y yo pensando en el horreur de la vuelta a clase...Todavia me falta madera de "santo".Saludos!!!!!!
Toma ya libertad religiosa en la República que no dio ningun motivo para el alzamiento....
Impresionante. Gracias por publicarlo.
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