¿Por qué me llamáis “Señor, Señor”, y no hacéis lo que os digo? No lo sé… Pero así sucede. Hay gente que reza, que viene a la iglesia y dice “¡Señor, Señor!”. Escuchan el sermón y les parece bonito o desagradable. Si el confesor les dice algo con lo que están de acuerdo, dirán que el confesor es sabio y se obedecerán a sí mismos. Pero si el sacerdote les señala el camino de la Cruz, si les invita a dejar de lado su juicio, su voluntad y su capricho… “¡Ay, padre, siga diciendo cosas bonitas, pero, por favor, no se meta tanto en mi vida, que ya sé yo lo que tengo que hacer!” Así somos.
Estás en un blog espumoso, intimista, paradójico; de lo humano y de lo divino. No soy mejor que tú... Me propongo hablar a la cara y que me hables a la cara, sin caretas, sin retorno, a quemarropa... blog del Profesor Tirapu
domingo, septiembre 14, 2014
Bellas palabras........
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2 comentarios:
Tiene mucha razón.Asi somos.
pero Dios nos quiere a morir, lo demás sobra...ánimooooooooo
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