En Rusia, donde las andanzas imperialistas de Putin sobre la vecina Ucrania ya no pueden ocultar la grave crisis económica que estásufriendo el país, el Gobierno ha decidido bajar el precio del vodka, no porque aliente el derecho al olvido, sino porque la población sin pasado y sin futuro está más tranquila. Ya se le había ocurrido al gran Ford de Aldous Huxley, que repartía aquellas pastillitas de soma que, a diferencia del vodka, no dejan resaca. En Venezuela, como no tienen vodka, emplean otros sistemas.
Yo no quiero ser Venezuela. Lo tengo claro. Una conocida nuestra nos llamó desde Caracas hace no mucho. La cosa era urgente. Padece un asma severo y ya no tiene modo de encontrar la medicación que necesita. En una de estas, se la lleva un bronco espasmo por no tener una pastillita de antihistamínico y un aerosol que, en total, aquí no supera los diez euros.
Y recuerdo en la lontananza cuando algún venezolano que veía acercarse a Chávez por la vía de la democracia, en la que, por caber, cabe hasta el populismo, decía que bueno sería el castigo de un gobierno bolivariano para que el votante se diera cuenta de su error. Pero los bolivarianos no son tontos y según llegan se anclan en el poder con leyes que van diluyendo la democracia que los vio nacer. Y después, donde hubo una nación próspera, van instaurando su República bananera a base de casas regaladas y expropiaciones a los ricos. Porque para dar, hay que tomar o, en su defecto, producir.
Nicolás Maduro se afana en culpar al capitalismo sin rostro de los males de un país cada vez más comunista que fue sinónimo de progreso cuando era capitalista.
Hace algún tiempo, cuando empezaba a escasear el pollo en los lineales de los comercios, me puse en contacto con una persona a la que conozco en el equipo del Gobierno en Caracas. Con la frialdad calculada del que ya se ha creído su propia mentira, me aseguró sin que le temblara la voz que los ricos estaban secuestrando a los pollos y guardándolos en sus casas con tal de desestabilizar al país. Ahí es nada. Y como la prensa libre no existe y nadie dijo lo contrario, el venezolano somatizado, comprado con leche y ladrillo, se lo creyó.
Yo no quiero ser Venezuela. Me queda la esperanza de que quien mejor garantiza que haya papel higiénico es otro papel, el impreso.
María Solano Altaba
@msolanoaltaba
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2 comentarios:
Donsin,
Dice la autora "que guillotinó el antiguo régimen"... sí donsin, ese régimen se llevó por delante el teocentrismo para sustituirlo por el antropocentrismo... ese guillotinamiento, fue en realidad, una matanza, una orgía de sangre... Hubo gente del vulgo que se alzó contra todo esto y fueron pasados a cuchillo.
¡ Lástima que la autora recurra tan fácilmente al mito de la revolución francesa !
Venezuela es una democracia asaltada por políticos. Sólo dos metros más allá de lo que tenemos aquí. Y sólo un palmo más allá de lo que tendremos si la joven figura patria, Pablo Iglesias Turrión alcanza el poder.
Yo me pregunto ¿ donde estaba esa parte del pueblo indignado con los políticos cuando Felipón González cambio la ley orgánica del poder judicial que básicamente consistió en cargarse la separación de poderes ? A ver donde estaban todos esos indignados... Como siempre la izquierda suspende... quizá a posta... hierra en el diagnóstico... pero quizá lo que pasa es que no les interesa acertar, quizá con detentar el poder se conforman.
Misael, usted escribe muy bien ydebería animarse a tener un blog...ah la izquierda, la gauche divine con más muertos a la espalda que todos los demás malos...ya alfonso guerra dijo que a esta España no la iba a conocer ni la madre que la parió.....siguen queriendo ganar la guerra del 36 o rebelarse contra el francés....los de Iglesias son peores que laquina mala, esperemos queel pueblo sea consciente
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