No me pusiste agua para los pies… No me besaste… No me ungiste la cabeza con ungüento… ¡Vaya chasco, el del fariseo, si pensaba que «lo que importa es el corazón»!
Resulta que sí; que al Verbo encarnado, además del corazón –que le importa, y mucho– también le importa la carne. Y estoy seguro de que no te gustaría escucharle palabras como éstas: «Viniste a mi boda en chándal y zapatillas… Pasaste por delante de Mí y no me saludaste con la genuflexión… Traías el móvil encendido a mi Banquete…»
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4 comentarios:
Buenísimo donsin, buenísimo.
No había caído en el detalle.
misael
Tiene mucha razón,se han olvidado todos los detalles de adoración.Nadie hace la genuflexión, cada vez menos gente se arrodilla en la consagración.Desagraviemos nosotros que nos damos cuenta.
¿Qué es ser delicado? ¿qué un caballero?
Es tratar y cuidar a todo ser vivo con la ternura, el respeto, la justicia y el amor con que nuestro Dios Padre lo hace, así lo hizo Jesús perfectamente, así se le fue concedida la perfección a nuestra Madre (orgullo de nuestra raza, asín son los ángeles, a ello debemos tender con todas las fuerzas.
Una persona delicada es una persona amable, es una delicia para Dios y por tanto para el Cielo entero.
Jyy+
Si a los nobles les hacen genuflexión que son humanos con títulos y a Nuestro Señor en la Eucaristía DIOS con nosotros lo ignoramos sin ninguna reverencia,esta en nosotros educar a la familia y ser ejemplo con los demás.Saludos cariñosos Sinre.
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