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Y no debe ser fácil. Porque muchas personas deciden seguir a Cristo desde la silla, la butaca, o incluso el banco de la iglesia. No hay más que ver la cantidad de feligreses que, llegado el «sursum corda» de la misa («levantemos el corazón») aún continúan sentados en sus asientos, y sólo entonces deciden levantar con gran esfuerzo, si no el corazón, al menos las posaderas.
Se dicen cristianos porque están a favor. Están a favor de Jesucristo, de la Iglesia, del Papa, de Cáritas, y algunos incluso de su párroco. Escuchan el sermón y se deleitan oyendo esas cosas tan profundas. Rezan desde el asiento, aprovechando que están en el templo…
Pero si se trata de desmontar su vida para acercarse a quienes no creen, o de prescindir de comodidades para hacer limosnas… ¡Bueno, bueno, tampoco hay que pasarse! ¡Ellos ya están a favor!
Él se levantó y lo siguió. ¡Así comienza una larga marcha! Levantando el… el corazón.
2 comentarios:
Es hora de levantarse.De dar la cara y seguir a Cristo.De servir a los demás como lo hizo Jesús.Dios y audacia!
Yo se que tiene años este post pero jajaja piensas
¿que es literal el "levantemos el corazón"..?
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