jueves, enero 31, 2019

Chesterton, un profeta.



Un experto en Chesterton nos resume lo esencial de su obra

CHESTERTON EN BREVE
Entrevista de Javier Navascués a Emilio Domínguez Díaz.
Doctor Europeus en Humanidades y Licenciado en Filología Inglesa.
Profesor de la Universidad Rey Juan Carlos y del Colegio Tajamar
¿Quién fue Chesterton? Brevísima biografía.
Chesterton fue un gran escritor inglés que, además de novelas, escribió historias cortas, ensayos e, incluso, poesía. En las primeras décadas del siglo XX, desde 1900 cuando contaba con 26 años, llegó a publicar un centenar de libros hasta su fallecimiento el 14 de junio de 1936.
Su vida estuvo íntimamente ligada a la ciudad de Londres, donde creció dentro de una familia de clase media y, posteriormente, cursó sus estudios en prestigiosos centros académicos como el University College o el Slade School of Arts. Su entrada, de hecho, en este último supuso el inicio de una crisis personal en 1895 con episodios depresivos y fascinación por lo relacionado con el demonio. Tal vez, esas dudas fueron culpables del abandono de los estudios en esa etapa universitaria y, a su vez, el deseo de ponerse a trabajar y dar rienda suelta a su imaginación y talento literario en Redway, una editorial londinense.
Años después, Frances Blogg, con la que contraería matrimonio en 1901, y su madurez espiritual, tras un lento y sopesado proceso de conversión, se convertirían en los pilares de un nuevo Chesterton, sólido y afianzado en valores que, hasta los 25 años, no había puesto a prueba.
Justo a principios de siglo, Chesterton comienza a producir poesía y, poco después, novelas como The Napoleon of Notting Hill o The Man Who Was Thursday en las que, respectivamente, retrata la ciudad de Londres a través de una fantasía política y la decadencia generalizada de finales del siglo XIX.
Tras varios años de matrimonio con Frances, la pareja se trasladó a Beaconsfield y, desde allí, produciría la mayor parte de su obra entre la que no faltó su labor periodística tras la Primera Guerra Mundial y, después de su conversión al catolicismo en 1922, una serie de trabajos como el famoso “Ortodoxia” o los dedicados a San Francisco de Asís y Tomas de Aquino.
Toda esta labor literaria le trasladaría al mapa literario del primer tercio del siglo XX y, además, al justo reconocimiento por parte de prestigiosas universidades como las de Dublín, Edimburgo o Notre Dame.
¿Cómo fue su proceso de conversión al catolicismo?
Aunque sólo disfrutó de 14 años como católico, desde 1922 hasta 1936, Chesterton demostró con obras anteriores a su conversión que pensaba, obraba, comunicaba y escribía con una fuerte carga religiosa relacionada, al mismo tiempo, con un pensamiento cercano a nuestra fe católica.
De hecho, hay trabajos y personajes en sus novelas que, claramente, evidencian esa aproximación al paso definitivo que, después de muchos años de tenerlo en mente, finalmente daría. Por ejemplo, hay personajes como el padre Brown o Ian Maclan que son héroes en sus libros y ambos son católicos, como la defensa que hace del catolicismo en “Ortodoxia” (1908), donde defiende a sacerdotes y la doctrina católica sin ningún tipo de complejos a pesar de la época y el país en el que vivía. En ocasiones, ser o ejercer de católico en un país como Inglaterra podía suponer una invitación al riesgo y Chesterton supo afrontarlo sin esconderse y con una vida ejemplar tanto en lo familiar como en lo profesional. Además, fue osado en sus últimos años, ya converso católico, en los que el protestantismo también sería objeto de su dura crítica.
Cabe destacar que el lento proceso de su conversión viene determinado por diversos factores que acontecen en su vida privada, en su pensamiento y que, luego, se ven reflejados en sus escritos. Hay un aspecto personal vital, su esposa. Chesterton nunca apartó a Frances Blogg de la decisión que, finalmente, tomaría. Ella fue partícipe de sus intenciones. En el pasado, de hecho, también lo habían sido amigos como el padre O’Connor en una conversación en 1912 o Maurice Baring, converso desde 1909. Decía Hilaire Belloc que siempre tuvo dudas de que Chesterton llegase a ser católico conociendo su particular modo de ser o su minuciosa forma de actuar antes de tomar decisiones. Por último, el padre Knox fue, tal vez, el último intermediario de su sopesada decisión. Éste era amigo de Baring y, juntos, mantenían debates y discusiones de gran calado que, al final, servirían para que Chesterton se decidiera a abrazar la fe católica.
Un descubrimiento añadido es el de su tardía devoción mariana aunque hay testimonios de conversaciones con Belloc en 1907 en los que ya se atisba esa estrecha relación que empieza a formarse y que, años más tarde, queda consolidada tras múltiples experiencias y viajes, como la notable experiencia ante una imagen de la Virgen en el puerto de Brindisi o la rápida asociación que, en su pensamiento, solía establecer entre Iglesia católica y la Virgen María.
Y, desde mi punto de vista, creo que la fatídica muerte de su hermano Cecil casi al final de la Primera Guerra Mundial también influyó en su conversión años después. Hablo de un nivel mucho más íntimo, de una colaboración profesional a nivel periodístico y de un compromiso personal adquirido; laboral con el periódico y espiritual con la nueva religión, tras la inesperada llegada de la fatalidad a casa de los Chesterton.
Háblenos de la importancia de la razón en este proceso.
La razón del proceso puede resumirse en una única palabra: verdad. Podríamos hablar de cientos o miles de razones que, durante años, fueron acumulándose en la balanza de Chesterton pero todas pueden resumirse en que la respuesta a la pregunta “¿por qué soy católico?” bien puede hallarse en una contundente aseveración como la de que “el catolicismo es verdad".
Chesterton dio muestras de un total convencimiento de que, para llegar a la teología católica, la razón y la libertad han de ser los inseparables compañeros de viaje junto con la presencia de la inteligencia. El hecho de la conversión conlleva el aprendizaje de cómo pensar, racionalizar o reflexionar. Y, por supuesto, el proceso no implica el abandono del pensamiento.
La fe católica es racional y de una lógica aplastante, a diferencia de otras creencias.
Racional, lógica, verdadera, auténtica, convincente, tradicional, milenaria… Son tantos los calificativos que se le puede dar que no tiene parangón con nuevas creencias que se adaptan a unas determinadas circunstancias, a un tiempo concreto con una serie de especificaciones o características según diversos factores temporales, sociales, geográficos, económicos, políticos, etc…
Chesterton siempre defendió la frescura, la viveza de su nueva religión y ensalzó la riqueza de su historia, rituales y tradiciones sin tener que someterse al gusto o preferencias de nuevos tiempos o recién llegados como él. Habla del catolicismo como una religión que lleva a los hombres al camino de la moralidad incluso cuando éstos no están por la labor de practicarla. Afirma, por otra parte, que predica la reconciliación social entre enemigos que preferirían la destrucción o desaparición del contrario o, por último, habla de la caridad o la castidad ante todos aquellos que no creen en ellas.
Y esa lógica aplastante le traslada a la libertad, a una libertad personal hallada en una creencia tradicional, opuesta a lo efímero, a la espontaneidad de modas u otras creencias que, según Chesterton, estrechaban y restringían su vida, su entorno, sus posibilidades dentro del espacio que ocupaba en el mundo.
Tenía la sencillez de un niño para ver la verdad y gran profundidad para penetrar en ella.
Hay una cita en “Ortodoxia” respecto al entendimiento de los niños y su forma de ver la vida, opuesta a la de los adultos. Chesterton afirmaba que los niños desbordan vitalidad porque su espíritu es fiero, libre, salvaje. Por esta razón, insisten en la repetición de sus acciones, de sus juegos y que éstos no sufran cambios o transformaciones.
Sin embargo, los adultos no son lo suficientemente fuertes o capaces para mantener el ritmo que los niños o sus hijos les demandan y, así, no encuentran la alegría en esa pueril monotonía. Pero Dios, sí. Él muestra su vigor, su fuerza, cuando todas las mañanas hace brillar al sol o cuando hace que la luna salga todas las noches. Lo hace repetidamente y nunca se cansa. Dios tiene ese insaciable apetito de la infancia y nosotros, que hemos pecado y nos hemos hecho mayores, somos más ancianos y débiles que Él.
Para Chesterton decir o mostrar toda la verdad es sinónimo de poseer una gran virtud, mientras que una verdad a medias es síntoma inequívoco de algún vicio o defecto.
Un autor lúcido y mordaz en defensa de la verdad.
Y no sólo de la verdad, sino también de Dios y la razón con la disponibilidad de todo su ingenio para acercar estos tres valores a su nación. Valga como anécdota que, tras su muerte, el Papa Pío XI mandó un telegrama a través del cardenal Pacelli y se dirigió a Chesterton como “defensor de la fe", segunda vez que un Sumo Pontífice actuaba de esta manera con un inglés. Paradójicamente, la vez anterior había sido con Enrique VIII, quien luego provocaría la herida más profunda a la Iglesia de Roma. Y la paradoja, la ironía y ese estilo tan mordaz fueron características inseparables en las miles de citas que nos ha legado sobre razón, fe, verdad, moralidad, existencia, etc.
¿Por qué es interesante leer a Chesterton?
Creo que leer a Chesterton es una invitación que cualquier lector puede hacerse a título individual para ver, comprender y decir cosas que, sin la perspectiva u opinión de nuestro autor, nunca habrían pasado por su cabeza. Tal vez, incluso, ese mismo lector podría llegar a preguntarse las razones por las que, sin esa lectura, no había abierto los ojos a la hora de discernir o caer en la cuenta de cosas triviales que ocurren en nuestra cotidianeidad. Chesterton y sus lecturas iban con ventaja en el primer tercio del siglo XX y sus opiniones son totalmente válidas para, un siglo después, ayudarnos a abrir los ojos ante nuestra propia realidad.
Además, Chesterton fue un escritor polifacético y, como hoy decimos, multidisciplinar en lo referente a su prolífica creación literaria. Su oferta va desde el ensayo periodístico a la crítica social pasando por decenas de relatos cortos, poesía, obras de teatro o cientos de artículos que revelan su pensamiento y nos anticipan claves de lo que, años después, podrían ser las luces del camino que, día a día, emprendemos en nuestras vidas. Esa variedad, no exenta de sentido común, es también otra razón de peso para tomar esta opción de lectura en función de gustos personales.
Hablando de invitaciones, ¿por qué no empezar con “G.K. Chesterton: el apóstol del sentido común"?
¿Qué es lo que aporta al pensamiento católico?
En “La Iglesia católica y la conversión", cinco años después de su llegada a la fe católica, Chesterton nos habla de que todos los caminos nos llevan a Roma y que todo peregrino puede decir que todos esos caminos han sido como el que él mismo ha recorrido, pero reconoce la diversidad de la Iglesia y el centenar de puertas por las que se puede acceder desde esos diversos orígenes.
Además de la diversidad, la reflexión personal, el sentido común y la paciencia de todo el proceso, Chesterton nos deja un plan como auténtico legado. Es el plan de, en su caso, un largo recorrido hacia la Iglesia católica que divide en tres fases: defensa, descubrimiento y huida. Y el propio escritor es fiel y firme representante de este esquema y sus pasos para alcanzar un objetivo que, como todos los que tenemos en la vida, no son ajenos a la duda o su final cumplimiento.
Al igual que el Cardenal Newman, Edith Stein y otros intelectuales católicos, al buscar, con profundidad, la verdad la halló en la Iglesia Católica.
No sólo la verdad, sino un profundo sentimiento de espiritualidad y el ardiente deseo de hallar lo auténtico con perseverancia, tenacidad y valentía para, independientemente de sus orígenes o circunstancias, alcanzar la alegría y una paz interior derivada de su recepción por parte de la Iglesia católica.
Estas figuras, por otro lado, tienen en común al padre O’Connor y la lectura de los escritos de Santo Tomás de Aquino. Ambos son instigadores del decisivo cambio de unas vidas en las que la religión había sido ignorada, despreciada o, simplemente, no había tenido la suficiente fuerza para, como en el caso de Edith Stein, combatir la persistente tristeza de su vida o, respecto a Chesterton, ese continuo sentimiento de ausencia de algo que había estado latente en su pensamiento y corazón durante mucho tiempo.
Y es también reseñable que, tras hallar la verdad, no cejaron en su empeño de apoyar su nueva causa con una importante acción evangelizadora a pesar de los obstáculos y muchos detractores que hallaron en la nueva orientación que habían dado a sus vidas.
Háblenos de la principales obras del autor. ¿Qué libros recomienda para empezar?
Entre las principales obras de Chesterton, ya hemos citado algunas y, además, se ha tratado el carácter diverso de su producción literaria. Como obras más representativas, mencionaría su ensayo “Ortodoxia", a propósito de su experiencia personal e inicio del cambio existencial, o “Los relatos del Padre Brown", máximo exponente de la narración de relatos cortos. Respecto a las novelas más importantes, citaría “El hombre que fue jueves” o “El Napoleón de Notting Hill".
Siguiendo mi camino personal y el paulatino descubrimiento de Chesterton, éste te permite muchas opciones y mis dos recomendaciones tienen que ver, en primer lugar, con la lectura de alguna de sus biografías como las de ya fallecida activista católica Maisie Ward o el converso contemporáneo Joseph Pearce, a su vez gran biógrafo de otros conversos.
Por otro lado, la que citaba en una pregunta anterior, “G.K. Chesterton: el apóstol del sentido común” de Dale Ahlquist, gran experto en la vida y obra de nuestro protagonista.
¿Desearía añadir algo?
Tal vez, destacaría el carácter de anticipación de Chesterton respecto a los temas candentes en pleno siglo XXI. El desequilibrio social, la cultura de la muerte y los ataques a la religión, al concepto de familia tradicional o la dignidad del ser humano fueron abordados por su ingenio, inteligencia y clarividencia, que siempre estuvieron al servicio de los más desfavorecidos, de los pobres, de los débiles y de las familias en apuros o riesgo de exclusión social.
Su activismo es digno de mención en todos aquellos campos y géneros literarios en los que participó. Y en ninguno de ellos se privó de una buena cerveza, un buen vino o un buen puro para disfrutar de la vida y reforzar el concepto de libertad que su fe católica le había otorgado tras muchos años de estudio y descubrimientos antes de culminar con su bien merecida meta espiritual, su definitiva conversión católica.

Javier Navascués Pérez

martes, enero 29, 2019

El prelado: dejarse sorprender.



https://opusdei.org/es-es/article/jornada-mundial-juventud-panama-fernando-ocariz-prelado-opusdei/

Dejarse sorprender por un Padre bueno

Artículo de Monseñor Fernando Ocáriz, prelado del Opus Dei, publicado el 26 de enero de 2019 en el periódico La Razón, en el marco de la Jornada Mundial de la Juventud 2019.
ARTÍCULOS
Opus Dei - Dejarse sorprender por un Padre buenoEl Papa Francisco saluda al prelado del Opus Dei, Fernando Ocáriz, en marzo de 2017.
Al ver el cielo, obra de tus manos, la luna y las estrellas que has creado: ¿qué es el hombre para que pienses en él, el ser humano para que lo cuides?(Sal 8, 4-5). Estas palabras del salmista reflejan la profundidad del asombro que se despierta en el alma cuando una persona contempla la inmensidad del universo, y al mismo tiempo descubre que, a pesar de su propia pequeñez, es amada incondicionalmente por Dios como es, por sí misma.
Sin embargo, a veces quizás tengamos la sensación de que esta experiencia de plenitud es admirable, bonita, pero inalcanzable. Tenemos la impresión, de la que nos prevenía san Josemaría, de que Dios se encuentra allá lejos, donde brillan las estrellas, y no realmente cerca de nosotros, que nos vemos sumergidos en la vorágine de la vida, repleta de ocupaciones, proyectos, cosas para hacer. De vez en cuando surgen dudas en nuestro interior: ¿Todo esto para qué? ¿Qué sentido tiene que haga esto o aquello? ¿A dónde quiero llegar? ¿Qué busco realmente? Son reclamos que se despiertan en nuestra alma, que anhela algo más, y con la asistencia del Espíritu Santo nos abren a grandes horizontes.
La juventud es un momento especialmente oportuno para plantearse esos interrogantes, pues esta etapa se despliega llena de posibilidades, grandes retos y decisiones que marcarán el rumbo de la existencia. Late en ella el deseo de exprimir a fondo el tiempo y de acertar con el propio proyecto de vida. Es necesario, por tanto, tener espacios y tiempos de reflexión, de maduración, de considerar lo vivido hasta el momento, para redescubrir el presente –lo que cada uno es– y proyectar el futuro.
Ninguno de nosotros está aquí por accidente; Dios nos ha puesto en esta tierra para tomar parte en algo grande, para colaborar con Él en la historia de la humanidad. Nadie le es indiferente. Para cada uno tiene un plan.
Pero esto puede dar un poco de miedo, porque implica salir de lo inmediato y de lo que parece seguro. En su mensaje para la preparación de la Jornada Mundial de la Juventud, que tiene lugar en Panamá, el Papa Francisco decía a los jóvenes: Os invito a mirar dentro de vosotros y «dar un nombre» a vuestros miedos. (...) Preguntaos: hoy, en mi situación concreta, ¿qué es lo que me angustia, qué es lo que más temo? ¿Por qué no tengo el valor para tomar las decisiones importantes que debo tomar? Y luego animaba: El miedo nunca debe tener la última palabra, sino que nos da la ocasión para realizar un acto de fe en Dios… y también en la vida. Esto significa creer en la bondad fundamental de la existencia que Dios nos ha dado, confiar en que él nos lleva a un buen final a través también de las circunstancias y vicisitudes que a menudo son misteriosas para nosotros.
Detrás de los grandes interrogantes, Dios quiere abrirnos un panorama de grandeza y de belleza, que se oculta quizás a nuestros ojos. Es necesario confiar en Él y dar un paso hacia su encuentro, y quitarnos el miedo de pensar que, si lo hacemos, perderemos muchas cosas buenas de la vida. La capacidad que tiene de sorprendernos es mucho mayor que cualquiera de nuestras expectativas.
Las propuestas de Dios para nosotros, como la que le hizo a María, no son para apagar sueños, sino para encender deseos, para hacer que nuestra vida fructifique y haga brotar muchas sonrisas y alegre muchos corazones, afirmaba también el Papa en el video-mensaje sobre la Jornada Mundial de la Juventud, considerando el ejemplo de la Virgen María, que con su "sí" generoso a Dios, cambió para siempre el curso de la historia.
Fernando Ocáriz Braña, Prelado del Opus Dei

miércoles, enero 16, 2019

La crisis me acercó a Dios. Testimonio de vida del Opus Dei.

https://opusdei.org/es-es/article/la-crisis-me-acerco-a-dios/?fbclid=IwAR37NgVZLAIZaXdiErsA0zLeRtBLnsLhsH12kCK26WW0YX6toS2ZXL_uNjI

La crisis me acercó a Dios

Toni López es el encargado de mantenimiento del Colegio Miralvent (Castellón). Está casado con Adela, con quien tiene 4 hijos. Relatan cómo conocieron el Opus Dei y cómo procuran vivir su vocación en estos tiempos de dificultades económicas.
EN PRIMERA PERSONA
¿Cómo conociste el Opus Dei?
Yo conocí el Opus Dei por medio de los colegios. Por circunstancias de la vida me empeñé en traer a mis hijos a los colegios de Fomento y allí empecé a entrar en contacto con el Opus Dei. Empecé a asistir a medios de formación y me encantó la formación que daban.
'Antes de que a todo el mundo le fuese mal a mí ya me iba mal. Pienso que esta crisis nos tiene que servir para acercarnos más a Dios'.'Antes de que a todo el mundo le fuese mal a mí ya me iba mal. Pienso que esta crisis nos tiene que servir para acercarnos más a Dios'.

Fue la crisis la que me acercó a Dios
La crisis ya la pasé hace tiempo, antes de que empezara esta crisis. Tuve una empresa constructora y lo pasé muy mal. Antes de que a todo el mundo le fuese mal a mí ya me iba mal. Pienso que esta crisis nos tiene que servir para acercarnos más a Dios. Cuando lo pasé mal económicamente con mi familia, descubrí que tenía que acercarme más a Dios y que estaba falto de muchas cosas, porque al ir sobrado económicamente puedes caer en el error de que eres autosuficiente y no necesitas a Dios para nada e ir apartándote poco a poco de Él, enfriándose tu relación con Dios y perdiendo la fe poco a poco. Entonces me di cuenta de que en esa situación estaba Dios que me quería decir algo. Pienso que muchas veces, cuando nos pasa una desgracia, creemos que Dios no es justo con nosotros y creo que tenemos que verlo justo al revés: Dios nos está avisando de que tenemos que acercarnos más a Él y que por nosotros mismos no servimos para nada.
'La santificación del trabajo es un pez que se muerde la cola: tú quieres ofrecerle a Dios tu trabajo y esa misma razón te impulsa a trabajar con más ilusión y mejor'.'La santificación del trabajo es un pez que se muerde la cola: tú quieres ofrecerle a Dios tu trabajo y esa misma razón te impulsa a trabajar con más ilusión y mejor'.

Cómo santifica su trabajo un encargado de mantenimiento
La santificación del trabajo radica en hacer todas las cosas, -todo el trabajo-, de cara a Dios. Eso te ayuda a hacer las cosas mejor. Es un pez que se muerde la cola: tú quieres ofrecerle a Dios tu trabajo y esa misma razón te impulsa a trabajar con más ilusión y mejor.
Para conseguirlo, lo que hago es buscarme pequeños trucos para tener presencia de Dios todo el día: si estoy arreglando una cerradura me acuerdo del chaval que la ha roto y rezo un  poquito por él, cuando tiro la basura del colegio me acuerdo de los que han comido allí o de las señoras de la cocina que han hecho la comida para todos… En definitiva, trato de ir acordándome continuamente de rezar por los demás y de ofrecer ese trabajo que hago a Dios.
'En la dirección espiritual no me veo dirigido en absoluto, sino ayudado a pulir pequeños defectos de los que sin ella no me daría cuenta'.'En la dirección espiritual no me veo dirigido en absoluto, sino ayudado a pulir pequeños defectos de los que sin ella no me daría cuenta'.

Necesitaba dirección espiritual
Lo que más me ha ayudado es llevar una dirección espiritual y en esto noto la diferencia entre el católico que era antes y el católico que soy ahora. No me veo dirigido en absoluto, sino ayudado a pulir pequeños defectos de los que sin ella no me daría cuenta. Es lo que más he echado en falta antes de pertenecer al Opus Dei, porque fuera de él se puede llevar una dirección espiritual, pero el Opus Dei te la facilita mucho y, en consecuencia, me es más sencillo ser mejor cristiano.
'Pienso que muchas veces, cuando nos pasa una desgracia, creemos que Dios no es justo con nosotros y creo que tenemos que verlo justo al revés: Dios nos está avisando de que tenemos que acercarnos más a Él y que por nosotros mismos no servimos para nada'.'Pienso que muchas veces, cuando nos pasa una desgracia, creemos que Dios no es justo con nosotros y creo que tenemos que verlo justo al revés: Dios nos está avisando de que tenemos que acercarnos más a Él y que por nosotros mismos no servimos para nada'.

Sin perder de vista la educación de los hijos
Soy de la opinión de que educativamente hablando no es muy positivo que unos hijos vean a sus padres totalmente desocupados. Por eso, el que me vean ocupado en el trabajo y que no paro cuando llego a casa, igual que mi mujer, lo considero positivo para su educación. Me organizo como puedo: intentamos repartirnos las tareas entre mi mujer y yo y atender a los chavales lo mejor que podemos.
Adela Andreu. Enfermera. Casada con Toni López. Una familia numerosa
Tener una familia numerosa era una decisión muy firme que ya habíamos tomado antes de casarnos: apostamos por una familia numerosa, si Dios nos la regalaba claro. Es verdad que esa decisión conlleva renunciar muchas veces a otras cosas. Por ejemplo, a salir en verano, conformándonos con ir a la playa de la ciudad donde vivimos o al chalé de algunos amigos, etc.
Sin perder a Dios de vista
La vocación al Opus Dei, supone para mí levantarme ofreciendo ya el día a Dios, y luego, todas las cosas que llevo a cabo, tanto en mi vida en familia, -cuidar con cariño a mis hijos y a mi marido-, como en mi vida de trabajo, -cuidar a los pacientes y tratarlos como hijos de Dios-, y todo actuando siempre cara a Dios.
'La decisión (de formar una familia numerosa) conlleva renunciar muchas veces a otras cosas. Por ejemplo, a salir en verano, conformándonos con ir a la playa de la ciudad donde vivimos o al chalé de algunos amigos'.'La decisión (de formar una familia numerosa) conlleva renunciar muchas veces a otras cosas. Por ejemplo, a salir en verano, conformándonos con ir a la playa de la ciudad donde vivimos o al chalé de algunos amigos'.

En qué me ayuda mi vocación
La vocación me ayuda no sólo a santificar la vida ordinaria en el trabajo y en la familia. También me ayuda a mejorar  mi vida interior y en el trato con los demás; por ejemplo,  a saber que cuándo no hago algo bien he de pedir perdón y procurar rectificar.
La vocación de los hijos
Pienso que tenemos que ser generosos ante lo que Dios nos pida y creo que nos pide generosidad en la vocación, en el matrimonio, en la educación de los hijos… Por eso, si Dios les pide a mis hijos ser sacerdotes u otro tipo de vocación dentro del Opus Dei, o lo que sea, en mi opinión hemos de ser generosos, estar desprendidos y apoyar su decisión.
'Por eso, si Dios les pide a mis hijos ser sacerdotes u otro tipo de vocación dentro del Opus Dei, o lo que sea, en mi opinión hemos de ser generosos, estar desprendidos y apoyar su decisión'.'Por eso, si Dios les pide a mis hijos ser sacerdotes u otro tipo de vocación dentro del Opus Dei, o lo que sea, en mi opinión hemos de ser generosos, estar desprendidos y apoyar su decisión'.

jueves, enero 10, 2019

Mujer víctima, hombre agresor; del blog de Nuria Chinchilla.


https://blog.iese.edu/nuriachinchilla/2019/01/mujervictima-hombreagresor/

Cada mañana nos despertamos con debates sobre víctimas, agresores, derechos, denuncias falsas… Es sorprendente, por un lado, la cantidad de datos y cifras que se ofrecen, que no guardan relación unos con otros y que, incluso, se contradicen. En redes sociales como Twitter, asistimos a un baile de informaciones y desmentidos, de bulos desenmascarados, de comunicados y declaraciones.  Muchos nos preguntamos a quién creer, qué cifras son auténticas y cómo comprobar la veracidad de los datos. Con la postverdad instalada en todos los ámbitos y la facilidad de manipulación, ¿qué estudios podemos creer?
Con cierta frecuencia, recurren a mí algunos hombres que se sienten desprotegidos en el elemental derecho de ver a sus hijos, tras una o varias denuncias (a veces falsas) por parte de sus ex-mujeres (podéis leerlo en este post). La cuestión es: ¿por qué no estamos tendiendo puentes -en un asunto de tan gran relevancia para todos como son las relaciones familiares- en lugar de romper tantas familias? ¿Qué estamos haciendo mal?
Hay un cierto feminismo que pone todo su esfuerzo en crear opinión social sobre la violencia intrafamiliar, llamándola violencia “de género”, aunque luego solo refleje la ejercida sobre mujeres por parte de varones, ignorando que también hay casos -si bien, menos- de lo contrario, o incluso de menores asesinados tanto por sus madres como por sus padres. Podéis consultar más datos sobre violencia doméstica en general, en este artículo de la eurodiputada Teresa Jiménez Barbat, donde presenta el estudio  sobre el impacto de la violencia de pareja en los hombres y en los niños, elaborado por Joaquim Soares, profesor emérito de la Universidad Mid Sweden, y por Nicola Graham-Kevan, psicóloga forense de la Universidad Central Lancashire, del Reino Unido.
Este feminismo radicalizado y exacerbado, avalado por la ley,  trata de reducir la cuestión al axioma mujer=víctima (que siempre dice la verdad) y hombre=malo por naturaleza (siempre agresor y mentiroso). Por si esto fuera poco, se intenta convencer de que la violencia que sufren muchas mujeres por parte de sus parejas está causada por el mero hecho de ser mujer. O sea, que un hombre mata a una mujer porque es mujer. Como recuerda el jurista Daniel García Pita-Pemán en esta Tercera de ABC, la principal dificultad sigue siendo “probar que el agresor actuó por el hecho de ser mujer la agredida, y no que simplemente abusó como hombre de su mayor fuerza“. Incluso en el caso de no llegar a ser condenado, el denunciado ya tendrá antecedentes penales, habrá pasado al menos una noche en prisión, no podrá ver a sus hijos…
Un dato cuando menos sorprendente -y frecuentemente ignorado por la opinión pública- es que las estadísticas europeas reflejan que España es uno de los países de nuestro entorno con menor tasa de violencia sobre la mujer. Como la pregunta sobre feminismo que podéis  escuchar en este vídeo, ¿por qué no se esfuerza el feminismo institucional en ayudar a mujeres de países donde realmente las tasas de muerte son elevadas? ¿Quizá porque ahí no existen suculentas subvenciones?
Os dejo con este otro vídeo donde ya en 2016 se explicaba el entramado de ONG’s y Fundaciones que viven de esto.


miércoles, enero 09, 2019

Mensaje del Prelado.




Mensaje del Prelado (9 enero 2019)

Mons. Fernando Ocáriz propone aprovechar el nuevo año para renovar la escucha de Dios, que nos llama en las situaciones ordinarias de la vida.
CARTAS PASTORALES Y MENSAJES
Opus Dei - Mensaje del Prelado (9 enero 2019)
Queridísimos, ¡que Jesús me guarde a mis hijas y a mis hijos!
Un año que comienza es una nueva oportunidad –"año nuevo, lucha nueva", como decía san Josemaría– para renovar nuestra ilusión por oír a Dios que nos habla en las circunstancias diarias, por limpiar lo que empañe nuestra mirada y nos dificulte ver a Jesús. Procuremos caminar in novitate sensus (cfr. Rm 12,2), con un sentido nuevo, con una lucha serena y alegre, para conocer y amar más a Jesucristo; y acoger el regalo de una vida siempre nueva: Su vida en nosotros.
No contamos solo con nuestras fuerzas sino, sobre todo, con la gracia de Dios y la ayuda de los demás. Toda la Iglesia en la tierra y en el cielo nos sostiene –verdadera comunión de los santos– en este renovado propósito esperanzado de seguir caminando. También nosotros apoyamos a los demás con nuestra oración y con nuestras luchas, llenando nuestro corazón de rostros y nombres. En este año, nos acogemos de manera especial a la intercesión de la futura beata Guadalupe Ortiz de Landázuri.
Acabo uniéndome a los deseos que expresó san Josemaría al final de 1958: "Quisiera que en el año que va a comenzar fuerais muy felices y muy fieles".
Con mi bendición más cariñosa,
vuestro Padre