jueves, marzo 27, 2025

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27 de marzo de 2025
“Dios ama al que da con alegría”
¡Sufres! –Pues, mira: “Él” no tiene el Corazón más pequeño que el nuestro. –¿Sufres? Conviene. (Camino, 230)

Te advierto que las grandes penitencias son compatibles también con las caídas aparatosas, provocadas por la soberbia. En cambio, con ese deseo continuo de agradar a Dios en las pequeñas batallas personales -como sonreír cuando no se tienen ganas: yo os aseguro, además, que en ocasiones resulta más costosa una sonrisa que una hora de cilicio-, es difícil dar pábulo al orgullo, a la ridícula ingenuidad de considerarnos héroes notables: nos veremos como un niño que apenas alcanza a ofrecer a su padre naderías, pero que son recibidas con inmenso gozo.

Luego, ¿un cristiano ha de ser siempre mortificado? Sí, pero por amor. (…) Quizá hasta estos momentos no nos habíamos sentido urgidos a seguir tan de cerca los pasos de Cristo. Quizá no nos habíamos percatado de que podemos unir a su sacrificio reparador nuestras pequeñas renuncias: por nuestros pecados, por los pecados de los hombres en todas las épocas, por esa labor malvada de Lucifer que continúa oponiendo a Dios su non serviam! ¿Cómo nos atreveremos a clamar sin hipocresía: Señor, me duelen las ofensas que hieren tu Corazón amabilísimo, si no nos decidimos a privarnos de una nimiedad o a ofrecer un sacrificio minúsculo en alabanza de su Amor? La penitencia -verdadero desagravio- nos lanza por el camino de la entrega, de la caridad. Entrega para reparar, y caridad para ayudar a los demás, como Cristo nos ha ayudado a nosotros.

De ahora en adelante, tened prisa en amar. El amor nos impedirá la queja, la protesta. Porque con frecuencia soportamos la contrariedad, sí; pero nos lamentamos; y entonces, además de desperdiciar la gracia de Dios, le cortamos las manos para futuros requerimientos. Hilarem enim datorem diligit Deus. Dios ama al que da con alegría, con la espontaneidad que nace de un corazón enamorado, sin los aspavientos de quien se entrega como si prestara un favor. (Amigos de Dios, nn. 139-140)

miércoles, marzo 26, 2025

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26 de marzo de 2025
“Una Madre que nunca nos abandonará”
No estás solo. –Ni tú ni yo podemos encontrarnos solos. Y menos, si vamos a Jesús por María, pues es una Madre que nunca nos abandonará. (Forja, 249)

Es la hora de que acudas a tu Madre bendita del Cielo, para que te acoja en sus brazos y te consiga de su Hijo una mirada de misericordia. Y procura enseguida sacar propósitos concretos: corta de una vez, aunque duela, ese detalle que estorba, y que Dios y tú conocéis bien. La soberbia, la sensualidad, la falta de sentido sobrenatural se aliarán para susurrarte: ¿eso? ¡Pero si se trata de una circunstancia tonta, insignificante! Tú responde, sin dialogar más con la tentación: ¡me entregaré también en esa exigencia divina! Y no te faltará razón: el amor se demuestra de modo especial en pequeñeces. Ordinariamente, los sacrificios que nos pide el Señor, los más arduos, son minúsculos, pero tan continuos y valiosos como el latir del corazón.

¿Cuántas madres has conocido tú como protagonistas de un acto heroico, extraordinario? Pocas, muy pocas. Y, sin embargo, madres heroicas, verdaderamente heroicas, que no aparecen como figuras de nada espectacular, que nunca serán noticia -como se dice-, tú y yo conocemos muchas: viven negándose a toda hora, recortando con alegría sus propios gustos y aficiones, su tiempo, sus posibilidades de afirmación o de éxito, para alfombrar de felicidad los días de sus hijos. (Amigos de Dios, nn 134-135)

martes, marzo 25, 2025

La Anunciación Defensa de la vida

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25 de marzo de 2025
La anunciación del Señor
Cómo enamora la escena de la Anunciación. –María –¡cuántas veces lo hemos meditado!– está recogida en oración..., pone sus cinco sentidos y todas sus potencias al habla con Dios. En la oración conoce la Voluntad divina; y con la oración la hace vida de su vida: ¡no olvides el ejemplo de la Virgen! (Surco 481)

No olvides, amigo mío, que somos niños. La Señora del dulce nombre, María, está recogida en oración.

Tú eres, en aquella casa, lo que quieras ser: un amigo, un criado, un curioso, un vecino... –Yo ahora no me atrevo a ser nada. Me escondo detrás de ti y, pasmado, contemplo la escena:

El Arcángel dice su embajada... ¿Quomodo fiet istud, quoniam virum non cognosco? –¿De qué modo se hará esto si no conozco varón? (Luc., I, 34.)

La voz de nuestra Madre agolpa en mi memoria, por contraste, todas las impurezas de los hombres..., las mías también.

Y ¡cómo odio entonces esas bajas miserias de la tierra!... ¡Qué propósitos!

Fiat mihi secundum verbum tuum –Hágase en mí según tu palabra. (Luc., I, 38.) Al encanto de estas palabras virginales, el Verbo se hizo carne.

Va a terminar la primera decena... Aún tengo tiempo de decir a mi Dios, antes que mortal alguno: Jesús, te amo. (Santo Rosario. Iº misterio gozoso).

lunes, marzo 24, 2025

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24 de marzo de 2025
“Amar significa recomenzar cada día a servir”
Estos días –me comentabas– han transcurrido más felices que nunca. –Y te contesté sin vacilar: porque "has vivido" un poco más entregado que de ordinario. (Surco, 7)

Recordad la parábola de los talentos. Aquel Siervo que recibió uno, podía -como sus compañeros- emplearlo bien, ocuparse de que rindiera, aplicando la cualidades que poseía. ¿Y qué delibera? Le preocupa el miedo a perderlo. Bien. Pero, ¿después? ¡Lo entierra! Y aquello no da fruto.

No olvidemos este caso de temor enfermizo a aprovechar honradamente la capacidad de trabajo, la inteligencia, la voluntad, todo el hombre. ¡Lo entierro -parece afirmar ese desgraciado-, pero mi libertad queda a salvo! No. La libertad se ha inclinado hacia algo muy concreto, hacia la sequedad más pobre y árida. Ha tomado partido, porque no tenía más remedio que elegir: pero ha elegido mal.

Nada más falso que oponer la libertad a la entrega, porque la entrega viene como consecuencia de la libertad. Mirad, cuando una madre se sacrifica por amor a sus hijos, ha elegido; y, según la medida de ese amor, así se manifestará su libertad. Si ese amor es grande, la libertad aparecerá fecunda, y el bien de los hijos proviene de esa bendita libertad, que supone entrega, y proviene de esa bendita entrega, que es precisamente libertad.

Pero, me preguntaréis, cuando alcanzamos lo que amamos con toda el alma ya no seguiremos buscando: ¿ha desaparecido la libertad? Os aseguro que entonces es más operativa que nunca, porque el amor no se contenta con un cumplimiento rutinario, ni se compagina con el hastío o con la apatía. Amar significa recomenzar cada día a servir, con obras de cariño.

Insisto, querría grabarlo a fuego en cada uno: la libertad y la entrega no se contradicen; se sostienen mutuamente. La libertad sólo puede entregarse por amor; otra clase de desprendimiento no la concibo. No es un juego de palabras, más o menos acertado. En la entrega voluntaria, en cada instante de esa dedicación, la libertad renueva el amor, y renovarse es ser continuamente joven, generoso, capaz de grandes ideales y de grandes sacrificios. (Amigos de Dios, 30-31)

domingo, marzo 23, 2025

EL HOMBRE COPIA DE DIOS. HOMBRE:“TRABAJA, PARA ESO TE PAGO”; COMO CRISTI...

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23 de marzo de 2025
“Acude prontamente a la confesión”
Si alguna vez caes, hijo, acude prontamente a la Confesión y a la dirección espiritual: ¡enseña la herida!, para que te curen a fondo, para que te quiten todas las posibilidades de infección, aunque te duela como en una operación quirúrgica. (Forja, 192)

Voy a resumirte tu historia clínica: aquí caigo y allá me levanto...: esto último es lo importante. –Pues sigue con esa íntima pelea, aunque vayas a paso de tortuga. ¡Adelante! –Bien sabes, hijo, hasta dónde puedes llegar, si no luchas: el abismo llama a otros abismos. (Surco, 173)

Has entendido en qué consiste la sinceridad cuando me escribes: "estoy tratando de acostumbrarme a llamar a las cosas por su nombre y, sobre todo, a no buscar apelativos para lo que no existe". (Surco, 332) «Abyssus, abyssum invocat...» –un abismo llama a otro abismo, te he recordado ya. Es la descripción exacta del modo de comportarse de los mentirosos, de los hipócritas, de los renegados, de los traidores: como están a disgusto con su propio modo de conducirse, ocultan a los demás sus trapacerías, para ir de mal en peor, creando un despeñadero entre ellos y el prójimo. (Surco, 338)

La sinceridad es indispensable para adelantar en la unión con Dios. –Si dentro de ti, hijo mío, hay un "sapo", ¡suéltalo! Di primero, como te aconsejo siempre, lo que no querrías que se supiera. Una vez que se ha soltado el "sapo" en la Confesión, ¡qué bien se está! (Forja, 193)

A la hora del examen ve prevenido contra el demonio mudo. (Camino, 236)

 

sábado, marzo 22, 2025

El hijo pródigo

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22 de marzo de 2025
"Para ti, estudiar es una obligación grave"
Oras, te mortificas, trabajas en mil cosas de apostolado..., pero no estudias. -No sirves entonces si no cambias. El estudio, la formación profesional que sea, es obligación grave entre nosotros. (Camino, 334)

Una hora de estudio, para un apóstol moderno, es una hora de oración. (Camino, 335)

Si has de servir a Dios con tu inteligencia, para ti estudiar es una obligación grave. (Camino, 336)

Frecuentas los Sacramentos, haces oración, eres casto... y no estudias... -No me digas que eres bueno: eres solamente bondadoso. (Camino, 337)

viernes, marzo 21, 2025

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María

 

 

Daniel Tirapu


Virgen María.

 

 

 

 

 

Qué pronto se pasa el tiempo. Mes de mayo, mes de la Virgen, flores, esperanza nuestra, madre, maestra, reina, causa de nuestra alegría, refugio de los pecadores, puerta del cielo, salud de los enfermos físicos y síquicos.

Muchos acusan a los católicos de Mariolatría; falso, falso. A Newman, Santo Newman, le horripilaban ciertas manifestaciones del mundo católico de su época, pero amaba a la Madre de Dios y comprobaba que el anglicanismo dejando de un lado a María, habían perdido a Cristo Dios y hombre, y los católicos con sus cánticos pueriles o sus manifestaciones desbordantes de amor a María, habían conservado a Cristo Dios y hombre.

La devoción especialísima a la Virgen es de hiperdulía. Y la Madre siempre lleva al hijo y el hijo a la madre. Dicen que Miguel Ángel pintó a Adán con una lágrima, porque no tuvo madre.

De María nunca hablaremos demasiado, más que tú sólo Dios. Sólo Dios Padre y la Virgen, mujer y criatura, pueden decir "Este es mi hijo", "haced lo que El os diga".

La Virgen tiene mucha mano en la tierra, en el cielo, en el purgatorio (tema apasionante, que me ha puesto las pilas) y por eso nos manda mensajes, porque sabe lo que se está cociendo de verdad. No soy muy amigo de revelaciones privadas, me basta con la Revelación; pero sorprende Lourdes, Fátima, Medjugorje: mensajes de esperanza, de rezar el rosario o la coronita de la Misericordia, abrazarnos al amor de Dios, rezar por los difuntos, llamadas serenas a la penitencia, a cambiar de vida, de un mundo que ansía a Dios y lo busca por todas partes, pero a la vez le rechaza después de haber muerto por nosotros y salvarnos.

Nos pide un poquito de colaboración. Esta vida es transitoria, "una mala noche en una mala posada", decía Santa Teresa, que hay que vivirla con plenitud y sin miedo. Un sacerdote, cuando le comenté que había conocido el Opus Dei, él había oído muchas cosas, me preguntó, ahí quieren a la Virgen. Sí, decididamente sí. Se quedó muy tranquilo.

A Jesús se va y se vuelve por María, decía Josemaría Escrivá. Bendita tú entre las mujeres, y bendito el fruto de tu vientre, Jesús. Prepáranos un camino seguro y gracias Madre nuestra, siempre.

 

 

Daniel Tirapu
dtirapu@ujaen.es

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21 de marzo de 2025
“Seamos siempre salvajemente sinceros”
Si el demonio mudo –del que nos habla el Evangelio– se mete en el alma, lo echa todo a perder. En cambio, si se le arroja inmediatamente, todo sale bien, se camina feliz, todo marcha. –Propósito firme: “sinceridad salvaje” en la dirección espiritual, con delicada educación..., y que esa sinceridad sea inmediata. (Forja, 127)

Vuelvo a afirmar que todos tenemos miserias. Pero las miserias nuestras no nos deberán mover nunca a desentendernos del Amor de Dios, sino a acogernos a ese Amor, a meternos dentro de esa bondad divina, como los guerreros antiguos se metían dentro de su armadura: aquel ecce ego, quia vocasti me -cuenta conmigo, porque me has llamado-, es nuestra defensa. No hemos de alejarnos de Dios, porque descubramos nuestras fragilidades; hemos de atacar las miserias, precisamente porque Dios confía en nosotros.

¿Cómo lograremos superar esas mezquindades? Insisto, por su importancia capital: con humildad, y con sinceridad en la dirección espiritual y en el Sacramento de la Penitencia. Id a los que orientan vuestra almas con el corazón abierto; no lo cerréis, porque si se mete el demonio mudo, es difícil de sacar.

Perdonad mi machaconería, pero juzgo imprescindible que se grabe a fuego en vuestras inteligencias, que la humildad y -su consecuencia inmediata- la sinceridad enlazan los otros medios, y se muestran como algo que fundamenta la eficacia para la victoria. Si el demonio mudo se introduce en un alma, lo echa todo a perder; en cambio, si se le arroja fuera inmediatamente, todo sale bien, somos felices, la vida marcha rectamente: seamos siempre salvajemente sinceros, pero con prudente educación.

Quiero que esto quede claro; a mí no me preocupan tanto el corazón y la carne, como la soberbia. Humildes. Cuando penséis que tenéis toda la razón, no tenéis razón ninguna. Id a la dirección espiritual con el alma abierta: no la cerréis, porqué -repito- se mete el demonio mudo, que es difícil de sacar.

Acordaos de aquel pobre endemoniado, que no consiguieron liberar los discípulos; sólo el Señor obtuvo su libertad, con oración y ayuno. En aquella ocasión obró el Maestro tres milagros: el primero, que oyera: porque cuando nos domina el demonio mudo, se niega el alma a oír; el segundo, que hablara; y el tercero, que se fuera el diablo. (Amigos de Dios, nn. 187-188)

jueves, marzo 20, 2025

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20 de marzo de 2025
"¡Amemos la dirección espiritual!"
Abriste sinceramente el corazón a tu Director, hablando en la presencia de Dios..., y fue estupendo comprobar cómo tú solo ibas encontrando respuesta adecuada a tus intentos de evasión. ¡Amemos la dirección espiritual! (Surco, 152)

Conocéis de sobra las obligaciones de vuestro camino de cristianos, que os conducirán sin pausa y con calma a la santidad; estáis también precavidos contra las dificultades, prácticamente contra todas, porque se vislumbran ya desde los principios del camino. Ahora os insisto en que os dejéis ayudar, guiar, por un director de almas, al que confiéis todas vuestras ilusiones santas y los problemas cotidianos que afecten a la vida interior, los descalabros que sufráis y las victorias.

En esa dirección espiritual mostraos siempre muy sinceros: no os concedáis nada sin decirlo, abrid por completo vuestra alma, sin miedos ni vergüenzas. Mirad que, si no, ese camino tan llano y carretero se enreda, y lo que al principio no era nada, acaba convirtiéndose en un nudo que ahoga. (...)

¿Os acordáis del cuento del gitano que se fue a confesar? No pasa de ser un cuento, un chascarrillo, porque de la confesión no se habla jamás, aparte de que yo estimo mucho a los gitanos. ¡Pobrecillo! Estaba arrepentido de veras: padre cura, yo me acuso de haber robado un ronzal... –poca cosa, ¿verdad?–; y detrás había una mula...; y detrás otro ronzal...; y otra mula... Y así, hasta veinte. Hijos míos, lo mismo ocurre en nuestro comportamiento: en cuanto concedemos el ronzal, viene después lo demás, viene a continuación una reata de malas inclinaciones, de miserias que envilecen y avergüenzan; y otro tanto sucede en la convivencia: se comienza con un pequeño desaire, y se acaba viviendo de espaldas, en medio de la indiferencia más heladora. (Amigos de Dios, 15)

miércoles, marzo 19, 2025

A SAN JOSÉ: "NO ME ACUERDO HASTA HOY DE HABERLE SUPLICADO NADA QUE NO ME...

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19 de marzo de 2025
“Tratad a José y encontraréis a Jesús”
Quiere mucho a San José, quiérele con toda tu alma, porque es la persona que, con Jesús, más ha amado a Santa María y el que más ha tratado a Dios: el que más le ha amado, después de nuestra Madre. –Se merece tu cariño, y te conviene tratarle, porque es Maestro de vida interior, y puede mucho ante el Señor y ante la Madre de Dios. (Forja, 554)

José ha sido, en lo humano, maestro de Jesús; le ha tratado diariamente, con cariño delicado, y ha cuidado de Él con abnegación alegre. ¿No será ésta una buena razón para que consideremos a este varón justo, a este Santo Patriarca en quien culmina la fe de la Antigua Alianza, como Maestro de vida interior? La vida interior no es otra cosa que el trato asiduo e íntimo con Cristo, para identificarnos con Él. Y José sabrá decirnos muchas cosas sobre Jesús. Por eso, no dejéis nunca su devoción, ite ad Ioseph, como ha dicho la tradición cristiana con una frase tomada del Antiguo Testamento.

Maestro de vida interior, trabajador empeñado en su tarea, servidor fiel de Dios en relación continua con Jesús: éste es José. Ite ad Ioseph. Con San José, el cristiano aprende lo que es ser de Dios y estar plenamente entre los hombres, santificando el mundo. Tratad a José y encontraréis a Jesús. Tratad a José y encontraréis a María, que llenó siempre de paz el amable taller de Nazaret.

La Iglesia entera reconoce en San José a su protector y patrono. A lo largo de los siglos se ha hablado de él, subrayando diversos aspectos de su vida, continuamente fiel a la misión que Dios le había confiado. Por eso, desde hace muchos años, me gusta invocarle con un título entrañable: Nuestro Padre y Señor.

San José es realmente Padre y Señor, que protege y acompaña en su camino terreno a quienes le veneran, como protegió y acompañó a Jesús mientras crecía y se hacía hombre. (Es Cristo que pasa, nn. 56)

martes, marzo 18, 2025

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18 de marzo de 2025
“¡Dios y audacia!”
No seáis almas de vía estrecha, hombres o mujeres menores de edad, cortos de vista, incapaces de abarcar nuestro horizonte sobrenatural cristiano de hijos de Dios. ¡Dios y audacia! (Surco, 96)

A lo largo de los años, se presentarán -quizá antes de lo que pensamos- situaciones particularmente costosas, que exigirán mucho espíritu de sacrificio y un mayor olvido de sí mismo. Fomenta entonces la virtud de la esperanza y, con audacia, haz tuyo el grito del Apóstol: en verdad, yo estoy persuadido de que los sufrimientos de la vida presente no son de comparar con aquella gloria venidera que se ha de manifestar en nosotros; medita con seguridad y con paz: ¡qué será el Amor infinito de Dios vertido sobre esta pobre criatura!

Ha llegado la hora, en medio de tus ocupaciones ordinarias, de ejercitar la fe, de despertar la esperanza, de avivar el amor; es decir, de activar las tres virtudes teologales, que nos impulsan a desterrar enseguida, sin disimulos, sin tapujos, sin rodeos, los equívocos en nuestra conducta profesional y en nuestra vida interior. (Amigos de Dios, 71)