domingo, diciembre 31, 2017

Feliz año.





Madre mía, gracias, perdón y ayúdame más!!!!! .










De Old Chap.

Señor Dios, dueño del tiempo y de la eternidad,
tuyo es el hoy y el mañana, el pasado y el futuro.Al terminar este año quiero darte gracias
por todo aquello que recibí de TI.
Gracias por la vida y el amor, por las flores,
el aire y el sol, por la alegría y el dolor, por cuanto
fue posible y por lo que no pudo ser.
Te ofrezco cuanto hice en este año, el trabajo que
pude realizar y las cosas que pasaron por mis manos
y lo que con ellas pude construir.
Te presento a las personas que a lo largo de estos meses amé, las amistades nuevas y los antiguos amores,
los más cercanos a mí y los que estén más lejos,
los que me dieron su mano y aquellos a los que pude ayudar, con los que compartí la vida, el trabajo,
el dolor y la alegría.
Pero también, Señor, hoy quiero pedirte perdón,
perdón por el tiempo perdido, por el dinero mal gastado,
por la palabra inútil y el amor desperdiciado.Perdón por las obras vacías y por el trabajo mal hecho,
y perdón por vivir sin entusiasmo.
También por la oración que poco a poco fui aplazando
y que hasta ahora vengo a presentarte.
Por todos mis olvidos, descuidos y silencios
nuevamente te pido perdón.
En los próximos días iniciaremos un nuevo año
y detengo mi vida ante el nuevo calendari,
aún sin estrenar, y te presento estos días
que sólo TÚ sabes si llegaré a vivirlos.
Hoy te pido para mí y los míos, la paz y la alegría,
la fuerza y la prudencia, la claridad y la sabiduría.
Quiero vivir cada día con optimismo y bondad
llevando a todas partes un corazón lleno
de comprensión y paz.
Cierra Tú mis oídos a toda falsedad y mis labios
a palabras mentirosas, egoístas, mordaces o hirientes.Abre en cambio mi ser a todo lo que es bueno
que mi espíritu se llene sólo de bendiciones
y las derrame a mi paso.
Cólmame de bondad y de alegría para que,
cuantos conviven conmigo o se acerquen a mí,
encuentren en mi vida un poquito de TI.
Danos un año feliz y enséñanos
a repartir felicidad.
Amén

martes, diciembre 26, 2017

Navidad???








http://www.elmundo.es/opinion/2017/12/26/5a3bb7e9e5fdeae1118b458f.html

¿Navidad o solsticio de invierno?inRead invented by Teads


El último pronunciamiento judicial -aunque de rango inferior- es la sentencia emitida por un juez federal de distrito Freedom From Religion Foundation (FFRF) v. Gobernador Greg Abbott. (13 octubre 2017) Es una curiosa decisión que valida un «belén laico». Esta es su síntesis. Una organización atea (FFRF) coloca un belén satírico que representa a tres padres fundadores (Franklin, Jefferson y Washington), celebrando la Declaración de Derechos americana (15 diciembre de 1791), que aparece colocada sobre un pesebre.
El Gobernador Abbot ordenó que se retirara la exhibición de FFRF, argumentando que «el tono satírico de la representación» ofendía los sentimientos de parte de la población. El tribunal dictaminó que Abbott violó los derechos de libertad de expresión de FFRF. Es curioso observar que, con frecuencia, el llamado «laicismo radical» en vez de defender con franqueza su posición tiende a emular la religión en su simbología, en una suerte de mimetismo provocador que logra popularidad a costa de otros.
Si me he detenido algo en esta decisión es porque, desde mi punto de vista, parece evidente que cuando se elige un belén para expresar un hecho de caracter cultural relevante, indirectamente está resaltándose la importancia cultural del acontecimiento que representa: la Navidad.
En definitiva, es esto también lo que ha venido a decir el Tribunal de Derechos Humanos de Estrasburgo (Lautsi, 2011), al entender que instalar un símbolo religioso en un colegio público, pertenece al margen de apreciación del Estado correspondiente, es decir, considerarlo o no como un signo de identidad de un pueblo, y un símbolo del sistema de los valores de libertad, igualdad, dignidad humana y tolerancia.
En el fondo, la jurisprudencia aludida -de una u otra forma- alerta frente a posiciones jurídicas de un cierto «vandalismo cultural», que puede desembocar en una suerte de Alzheimer histórico, de amnesia ante las raíces culturales de los pueblos.
Hace unos días he coincidido en la Asociación Española para el Estudio del Derecho Europeo con J.H.H. Weiler, un constitucionalista de origen judío, profesor de la New York University y presidente del Instituto Universitario Europeo (Florencia). Está considerado uno de los más importantes estudiosos de la integración europea. Curiosamente, y no obstante ser judío, ha escrito uno de los libros más rigurosos sobre las raíces cristianas de Europa. Para él, buena parte de la cultura europea está condicionada por su herencia cristiana y también por la lucha contra dicha herencia. El influjo cristiano sobre la cultura occidental es simplemente abrumador: en la arquitectura, en la música (sobre todo la clásica), en las artes figurativas, en la literatura o en la poesía. Algo similar ha pasado con la cultura política, en el campo de las ideas y de los valores: la sensibilidad moral europea está condicionada por la herencia cristiana y, más recientemente, por la lucha contra ella.



Algo parecido a lo que ha dicho Ben Stein, escritor y ganador de un Emmy: «Soy judío y todos mis antepasados lo fueron. Y no me molesta en absoluto cuando la gente llama a esos iluminados árboles, 'árboles de Navidad'. No me siento amenazado. No me siento discriminado. Porque eso es lo que son: árboles de Navidad. No me molesta cuando la gente me dice Feliz Navidad. No me molesta si hay un pesebre en un cruce de carreteras cerca de mi casa. Si la gente quiere un nacimiento a mí me parece bien, como bien me parece que unos pocos metros más allá esté una Menorah (Candelabro de siete brazos, que es uno de los símbolo más antiguos de la religión judía) No me gusta que me avasallen por ser judío y no creo que a los cristianos les guste que les avasallen por ser cristianos».
Hace un tiempo, en la Universidad de Turín, recibí -junto con Sir Alan Peacok (economista inglés) y Gerald Wells ( neuropatógo, también inglés)- el DoctoradoHonoris Causa por esa prestigiosa institución. Mi discurso versó sobre las Bases de la cultura jurídica europea. En la celebración posterior, un grupo de académicos de diversas ideologías coincidimos en resaltar con Louis Moulin que, cuando se contempla el complejo entramado de relaciones entre el cristianismo y las instituciones jurídicas y políticas de Occidente, se detecta que nuestras opciones políticas fundamentales dejan entrever reflejos secularizados y democratizados de infraestructuras religiosas que veinte siglos de cristianismo han inscrito en el patrimonio sociocultural de Europa. Desde los rasgos que marcan la silueta de los principios liberales de la defensa e instauración de un orden laico de la vida -en el cual todos los hombres puedan vivir y buscar la verdad a través de la libertad- hasta esa inspiración solidaria que late en los socialismos modernos, siempre que los consideremos desvinculados de sus desviaciones totalitarias.
Repárese, que los grandes protagonistas de la unificación europea (Schuman, Adenauer, De Gasperi) eran políticos de extracción cristiana y, por lo tanto, amantes de la libertad. Su sueño de una Europa unida, surgido de las cenizas de la Primera Guerra Mundial y reforzado por los horrores de la época nazi, derivaba directamente de su odio a la tiranía. Coincidían así con Arnold Toynbee, para el que la causa más de fondo de la profunda crisis del mundo occidental entre la Primera y la Segunda Guerra mundiales se encontraba en el alejamiento de los valores espirituales con un desmedido culto a la técnica, a la nación y al militarismo. Para Toynbee, había que regresar a respirar oxígeno en la herencia religiosa de todas las culturas, pero especialmente en «lo que ha quedado del cristianismo occidental».
Efectivamente, los fundamentos cristianos de nuestra civilización -incluida la española- parecen dormir entre el estrépito de una sociedad «Macdonalizada» (George Ritzer), en medio de las «catedrales del consumo». Pero estos permanecen en capas subterráneas, como lo hace el petróleo en la piedra pómez. Y, de pronto, emergen suave pero firmemente. Y no me refiero ahora al derrumbamiento de los sistemas ideológicos que durante más de 70 años sustentaron a los países del Este. Apunto, más bien, a ese tiempo que llamamos Navidad. Por eso prefiero esta denominación a la de «solsticio de invierno», con todo respeto para los que no opinen así.
¡ Ah !, y Feliz Navidad para los lectores.
Rafael Navarro-Valls es catedrático, académico y presidente de las Academias Jurídicas de Iberoamérica.

miércoles, diciembre 20, 2017

Felicitación navideña del Prelado.



http://opusdei.es/es-es/article/felicitacion-navidad-prelado-2017/

Opus Dei - Felicitación navideña del PreladoAlessandro Turchi, 1580-1650.
Queridísimos: ¡que Jesús me guarde a mis hijas y a mis hijos!
Con estas líneas, os envío mi felicitación por la Santa Navidad. En la del año pasado, hacía pocos días que don Javier se había marchado al Cielo; seguimos recordándole con cariño y agradecimiento, teniendo muy presente aquella última oración suya por la fidelidad de todas y de todos.
Os invito a que consideremos de nuevo estas palabras de nuestro Padre: "Es preciso mirar al Niño, Amor nuestro, en la cuna. Hemos de mirarlo sabiendo que estamos delante de un misterio. Necesitamos aceptar el misterio por la fe y, también por la fe, ahondar en su contenido" (Es Cristo que pasa, n. 13).
¡El misterio de un Niño que es Dios! Que Jesús nos aumente la fe, para poder ver a Dios en Él; para, desde esta fe, ir ahondando en la contemplación de que "Dios es amor" (1 Jn 4,8) y se hace Niño por nosotros y para nosotros.
Con la gran alegría anunciada por los Ángeles, como los pastores, encontraremos a Jesús con María y con José (cfr. Lc 2,16).
Con todo cariño, os bendice vuestro Padre
Fernando
Roma, 18 de diciembre de 2017

domingo, diciembre 17, 2017

81 años de Papa Francisco.





http://opusdei.es/es-es/article/quien-es-papa-francisco-en-su-cumpleanos/

81 cumpleaños del Papa Francisco: la aventura de una llamada

Jorge Mario Bergoglio –ahora Papa Francisco– nació en Buenos Aires el 17 de diciembre de 1936, hijo de inmigrantes italianos. Con cariño y gratitud en su 81 cumpleaños, reproducimos una breve descripción de su juventud, escrita por Mons. Mariano Fazio en el libro “El Papa Francisco. Claves de su pensamiento” (Ediciones Rialp).

Opus Dei - 81 cumpleaños del Papa Francisco: la aventura de una llamada
«El siguiente texto está basado en un libro que escribí en 2013 con un convencimiento personal de la necesidad de hacer conocer las raíces espirituales del Papa Francisco y contribuir a un mejor conocimiento de su personalidad. Tengo la fortuna de tratar al Cardenal Begoglio con bastante asiduidad desde el año 2000. Con motivo de su 81 cumpleaños el 17 de diciembre, espero inspirar cariño y oraciones por el Papa a todos los que lleguen a leer estas líneas» (Mariano Fazio). 
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Su lema papal “Miserando atque eligendo” tiene necesidad de una explicación. Su significado no es tan obvio como el de Benedicto XVI “Cooperadores de la Verdad” ni, una vez entendido el contexto mariano en el que surge, el de san Juan Pablo II: “Totus Tuus”.
Cuando pregunté a un compatriota qué significaba el lema, me contestó con un “Creo que es algo de los jesuitas”. Una vez más comprobé que la mayoría de los argentinos somos incapaces de responder con un simple y humilde “no sé” a una pregunta de la que ignoramos la respuesta.
EN ESA CONFESIÓN ME PASÓ ALGO RARO, NO SÉ QUÉ FUE, PERO ME CAMBIÓ LA VIDA. DESDE ESE MOMENTO PARA MÍ, DIOS ES EL QUE TE “PRIMEREA”
Más luz me dio un artículo publicado en L’Osservatore Romano y firmado por el teólogo Inos Biffi. Allí se explica que la frase está tomada de una homilía de san Beda el Venerable dedicada a la vocación de Mateo. Recordemos que el futuro autor del primer evangelio se dedicaba a la recaudación de impuestos: es decir, un colaboracionista con el poder imperial invasor, y, por tanto, un pecado a los ojos de los judíos. Escribe Biffi: “Beda –haciendo repetidamente referencia a Pablo con su afirmación de que Cristo “ha venido a este mundo a salvar a los pecadores”, de los cuales él se proclama el primero- se detiene con insistencia en toda esa homilía marcada por el tiempo de Cuaresma sobre el elogio de la misericordia divina, y sobre la “confianza de salvación”, que lo pecadores deben nutrir.
Y exactamente a este punto se refieren las palabras que componen el lema del Papa Francisco: “Vio Jesús a un hombre, llamado Mateo, sentado al mostrador de los impuestos, y le dijo: Sígueme” (Mateo 9, 9). Vio no tanto con la mirada de los ojos del cuerpo, sino con la de la bondad interior. Vio a un publicano y, como lo miró con amor misericordioso en vistas a su elección, le dijo: “Sígueme”. Le dijo “sígueme”, es decir, imítame. Sígueme, dijo, no tanto con el movimiento de los pies, cuanto con la práctica de la vida. En efecto, “quien dice que permanece en Él debe caminar como Él caminó” (1 Juan 2, 6).” (L’Osservatore Romano, ed. Esp., 15.III.2013).
“Lo miró con amor misericordioso en vistas a su elección.” Es algo aplicable a todas las almas: el Señor nos eligió desde antes de la constitución del mundo para ser santos e inmaculados en su presencia (cfr. Efesios 1,4)
Y nos eligió sabiendo del barro del que estamos hechos. Pero en el caso de Jorge Mario Bergoglio, la frase cobró un significado especial. La fiesta de san Mateo se celebra el 21 de septiembre. En esa fecha, la liturgia de las horas recoge la homilía de san Beda que acabamos de citar. Precisamente un 21 de septiembre –en Argentina el Día del Estudiante-, Bergoglio descubre su vocación de entrega total al Señor. Se acercó a su parroquia –la iglesia de San José de Flores, una de las más tradicionales de la metrópoli porteña- y decidió confesarse. “En esa confesión –cuenta el cardenal en un libro entrevista- me pasó algo raro, no sé qué fue, pero me cambió la vida; yo diría que me sorprendieron con la “guardia baja” (…). Fue la sorpresa, el estupor de un encuentro; me di cuenta de que me estaban esperando. Eso es la experiencia religiosa: el estupor de encontrarse con alguien que te está esperando. Desde ese momento para mí, Dios es el que te “primerea”. Uno lo está buscando, pero Él te busca primero. Uno quiere encontrarlo, pero Él nos encuentra primero”.
Abundando en su llamada para seguir a Dios, el cardenal comenta su lema episcopal: “La vocación religiosa es una llamada de Dios ante un corazón que la está esperando consciente o inconscientemente. A mí siempre me impresionó una lectura del breviario que dice que Jesús lo miro a Mateo en una actitud que, traducida, sería algo así como “misericordiando y eligiendo”. Esa fue, precisamente, la manera en que sentí que Dios me miró durante aquella confesión. Y esa es la manera con la que Él me pide que siempre mire a los demás: con mucha misericordia y como si estuviera eligiéndoles para Él: no excluyendo a nadie, porque todos son elegidos para el amor a Dios. “Misericordiandolo y eligiéndolo” fue el lema de mi consagración como obispo y es uno de los pivotes de mi experiencia religiosa: el servicio para la misericordia y la elección de las personas en base a una propuesta. Propuesta que podría sintetizarse coloquialmente así: “Mirá, a vos te quieren por tu nombre, a vos te eligieron y lo único que te piden es que te dejes querer”. Esa es la propuesta que yo recibí” (El Jesuita, p, 49).
A MÍ SIEMPRE ME IMPRESIONÓ UNA LECTURA DEL BREVIARIO QUE DICE QUE JESÚS LO MIRO A MATEO EN UNA ACTITUD QUE, TRADUCIDA, SERÍA ALGO ASÍ COMO “MISERICORDIANDO Y ELIGIENDO”.
“A vos te quieren por tu nombre”. El cardenal tomó como texto básico para un retiro espiritual predicado por él las cartas a las siete iglesias del Apocalipsis. Comentando por él la carta a la iglesia de Pérgamo, se refiere al pasaje en el que se expresa que el Señor dará a sus elegidos una piedrita blanca con un nombre nuevo. Predicaba el cardenal: “El pasaje de la piedrita blanca con el nombre nuevo, que solo conocen Dios y el alma que la recibe, es de una gran intimidad. Sucede a veces que una persona, inspirada por el amor, da a otra un nombre particular, que expresa lo que le gusta y lo que ama en ella. De seguro que no querría que este nombre se hiciese público: solo debe existir entre él y la persona amada. La piedrita lleva inscrito el nombre con el cual Dios creador expresa el ser –irrepetible, personal, único- del hombre amado. Esta es la intimidad apocalíptica, en la que cada miembro de las multitudes inmensas tiene su trato personal con el Señor.
Photo credit: Jeffrey BrunoPhoto credit: Jeffrey Bruno

Familia, estudios, personalidad
La luz de Dios que mostró a Bergoglio su vocación –su nombre nuevo– tuvo lugar cuando gastaba su decimoséptimo año de vida. Había nacido en Buenos Aires en 1936, hijo de inmigrantes italianos procedentes de Piamonte por parte de padre, y también de Piamonte y Liguria por parte materna.
Dios llama desde toda la eternidad, pero la vocación se hace presente en un lugar y en un momento determinados. Jorge Bergoglio nace en una ciudad que en ese tiempo era una de las más pobladas del mundo. El tango triunfaba en París, y el cine argentino se disputaba con el mexicano todo el mundo hispánico. Los porteños habían visto pasar mucha agua de su Río de la Plata desde aquel lejano 1536, cuando Pedro de Mendoza, originario de Guadix, había fundado una ciudad, que en realidad era un villorio de chozas precarias, destruidas por los indios. En el año del nacimiento del cardenal se celebró el cuarto centenario de la primera fundación, y se inauguró el Obelisco, uno de los símbolos de la ciudad. En 1580 la ciudad renace por obra del vasco Juan de Garay, para mantenerse hasta la actualidad. En 1620 es capital de una pobre gobernación, y siendo periférica al Imperio español ha de vivir del contrabando. La ciudad va prosperando lentamente hasta convertirse en capital virreinal a finales del siglo XVIII, promotora de la independencia a partir de 1810, y receptora de un flujo cada vez más numeroso de inmigrantes durante todo el siglo XIX y las primeras décadas del XX.
SU INICIACIÓN LABORAL SURGIÓ POR LAS NECESIDADES DE SU ÁMBITO FAMILIAR. LA FAMILIA BERGOGLIO SÍVORI ESTABA CONSTITUIDA POR SUS PADRES, SUS ABUELOS Y CINCO HERMANOS, DE LOS QUE JORGE ERA EL MAYOR.
La historia de la familia Bergoglio es común a millones de argentinos de clase media. En su caso, el cien por ciento de su sangre es italiana. Más habitual es una mezcla de distintos porcentajes, con base ítalo-española.
Por distintas vicisitudes económicas –tan fluctuantes en la Argentina–, los Bergoglio deben trabajar duramente para sostenerse. No pasan hambre, pero no pueden darse el lujo de tener un automóvil o de ir de vacaciones. Son hijos del trabajo esforzado, honrado, oculto. El mismo Jorge Mario simultaneará sus estudios en la secundaria, que lo preparaba para ser un técnico químico, con distintos trabajos, para terminar trabajando en un laboratorio.
La cultura del trabajo lo marcó para el resto de su vida. La actividad incesante de sus últimos años no se improvisa: es fruto de hábitos de trabajo arraigados. Inicia su jornada muy temprano, a las 4 de la mañana, y duerme habitualmente cinco horas. Su puntualidad era proverbial en Buenos Aires: solía llegar con bastante antelación a las ceremonias litúrgicas o a los lugares donde lo requería su actividad pastoral. Ritmo de trabajo sostenido, pero sin dar sensación de prisa. El cardenal siempre encontraba tiempo para dedicarlo a los demás, a través de múltiples encuentros, personales o telefónicos, o contestando personalmente innumerables cartas, escritas de puño y letra, que él mismo colocaba en el sobre, al que añadía la dirección y el código postal.
ESTAS CIRCUNSTANCIAS VITALES HAN AYUDADO A JORGE BERGOGLIO A DESARROLLAR UNA DE LAS CARACTERÍSTICAS MÁS EVIDENTES DE SU PERSONALIDAD: LA AUSTERIDAD.
Su experiencia personal del mundo del trabajo –al igual que Juan Pablo II- le facilitó comprender en sus alegrías y dolores al obrero, al empleado. Y le llevó a abogar por la recuperación de la cultura del trabajo en una Argentina que en los últimos años cayó en la anticultura del asistencialismo. Considera el trabajo como el punto clave de la moderna Doctrina Social de la Iglesia. Todos los años, el 7 de agosto, celebraba la Santa Misa en el Santuario de san Cayetano, uno de los santos más populares del país y patrono del trabajo. A él acuden millones de personas pidiendo pan y trabajo, y el cardenal siempre les acompañó en sus súplicas.
Estas circunstancias vitales han ayudado a Jorge Bergoglio a desarrollar una de las características más evidentes de su personalidad: la austeridad, manifestada en sus pocas necesidades, el uso de transportes públicos y su desprendimiento de los bienes materiales.
Su iniciación laboral surgió por las necesidades de su ámbito familiar. La familia Bergoglio Sívori estaba constituida por sus padres, sus abuelos y cinco hermanos, de los que Jorge era el mayor. Católicos practicantes, constituían una familia normal de clase media de un barrio del populoso Buenos Aires. En su seno aprendió las virtudes familiares de respeto y cariño por sus padres, de sana fraternidad y de entrega mutua. También se inició en el gusto por la cultura. Su madre hacía escuchar a sus hijos el programa de Ópera que transmitía Radio Nacional, explicándoles los argumentos y advirtiéndoles cuando llegaban las escenas más importantes. Como buen porteño, también aprendió de su padre a seguir a un equipo de fútbol –en su caso, San Lorenzo de Almagro– y practicó algún deporte personalmente.
Entorno familiar sano, cultura del trabajo, diversión honesta. También tocó a sus puertas el dolor. Recuerdo un día en que me dirigía con el cardenal desde el hotel al santuario de Aparecida, distantes unos centenares de metros. Hacía calor, y el cardenal iba bastante abrigado. Al preguntarle si no sentía calor, me contestó que le faltaba medio pulmón y que por eso debía cuidarse. Después me enteré que cuando tenía 21 años tuvo una afección pulmonar muy grave, que obligó a los médicos a extirparle la parte superior del pulmón derecho. El joven sufrió mucho, y ninguno de los consuelos que recibía por parte de familiares y amigos hacían mella en su alma, hasta que una religiosa le dijo que con su dolor estaba imitando a Jesús en su pasión. El razonamiento sobrenatural fue lo que realmente le dio sentido a ese trance tan doloroso, y vio los dolores de la existencia humana desde esa óptica cristocéntrica.
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domingo, diciembre 10, 2017

Por qué en España no ???





Esta imagen de Roma con un bombero oficialmente poniendo una corona a la inmaculada sería imposible en la España de Rajoy, Sánchez, Carmena, Kichi, Colau, Oltra, Albert, Pablo y demás.

jueves, diciembre 07, 2017

La Inmaculada.





"Cada vez que miramos a María volvemos a creer en lo revolucionario de la ternura y el cariño" (Papa Francisco, Evangelii Gaudium).






domingo, diciembre 03, 2017

San Francisco Javier a los universitarios.





Resultado de imagen de san francisco javier y sus cartas a universitarios






Carta de san Francisco Javier a los universitarios de París

"Muchos cristianos se dejan de hacer en estas partes, por no haber personas que en tan pías y santas cosas se ocupen. Muchas veces me mueve pensamientos de ir a los estudios de esas partes, dando voces, como hombre que tiene perdido el juicio, y principalmente a la universidad de París, diciendo en Sorbona a los que tienen más letras que voluntad, para disponerse a fructificar con ellas: ¡cuántas ánimas dejan de ir a la gloria y van al infierno por la negligencia de ellos!

jueves, noviembre 30, 2017

Palabras del Prelado Ocáriz en la fiesta de Cristo Rey.





Mons. Fernando Ocáriz: «Cristo reina dándonos su vida»

Recogemos algunas anotaciones de la predicación realizada por el prelado del Opus Dei con ocasión de la solemnidad de Jesucristo, Rey del Universo.
HOMILÍAS
Opus Dei - Mons. Fernando Ocáriz: «Cristo reina dándonos su vida»El prelado del Opus Dei habló sobre Cristo, Rey del Universo.
Mons. Fernando Ocáriz señaló que “Cristo es el Rey del Universo. Nos alegramos con toda la Iglesia. Nos sentimos gobernados por Él, por su amor, por su omnipotencia. Pertenecemos a un Reino eterno, universal, de paz, que lo abarca todo. Es también un Reino de santidad, porque podemos ser santos; y un Reino de gracia, porque es Él quien nos sostiene: Él es nuestra paz. En Cristo recibimos todo el amor de Dios a través de su corazón humano”.
El Prelado invitó a considerar cómo se hace presente el Reino de Cristo: “Podemos hacer esta pregunta: ¿dónde está tu reino, Señor? ¿Cómo podemos hacer tu Reino más visible, más presente? Y Él nos responderá con las mismas palabras que dijo a Pilato: Mi reino no es de este mundo. Pero está ya presente entre nosotros, creciendo como una semilla hasta llegar a ser un árbol frondoso”.
"¿DÓNDE ESTÁ TU REINO, SEÑOR? ¿CÓMO PODEMOS HACER TU REINO MÁS VISIBLE, MÁS PRESENTE?"
Los textos del Nuevo Testamento que se leen en la misa del día invitan a tener fe: “Ante la experiencia de las dificultades en nuestra vida, es necesario creer en la acción de Dios, como nos dice la segunda lectura de la misa de hoy: Pues Cristo tiene que reinar hasta que ponga a todos sus enemigos bajo sus pies. Si somos fieles, el Reino de Dios será una realidad en toda nuestra vida”.
¿Cómo es el Reino de Cristo?, se preguntó el Prelado. “La primera lectura de hoy nos presenta al Señor como un pastor que cuida de sus ovejas. Él reina como pastor que nos alimenta continuamente con buenos pastos, a través de su Palabra y la Eucaristía. La Palabra de Dios que recibimos con fe nos llena, da sentido a toda nuestra vida y nos da fuerza para que reine sobre nosotros”.
“Agradezcamos especialmente la Eucaristía, ese grandísimo don por el que Jesús nos da su propia vida. Cristo no reina dando órdenes, sino que reina dándonos su vida de modo total en la cruz y de manera continua en la Eucaristía”.
"QUEREMOS, SEÑOR, NO TENER OTRA LIBERTAD QUE LA DE AMARTE, PORQUE ASÍ ES COMO SEREMOS REALMENTE LIBRES".
Tomando pie de unas palabras del fundador del Opus Dei, recordó que “para que Jesús reine en ti y en mí, necesitamos gracia abundante, para que hasta la última respiración o la palabra más elemental, sea una alabanza a Cristo Rey, como decía san Josemaría. Queremos, Señor, no tener otra libertad que la de amarte, porque así es como seremos realmente libres. Podemos hacer todo con alegría si lo hacemos con la libertad del amor. ¡Te lo pedimos, Señor!”
Mons. Ocáriz concluyó su meditación haciendo referencia al Evangelio del día, en el que “se habla de un Rey que juzga y del Reino preparado desde antes de la constitución del mundo. Poseemos el Reino como fruto de la caridad, también ahora como anticipo a través de ese darnos a los demás como Él se nos da a nosotros”.