sábado, noviembre 20, 2021

24 diáconos. Opus Dei.

 


24 nuevos diáconos: una vocación de servicio

"El Señor quiere servirse de cada uno de vosotros para recordar que a todos llama el Señor", ha dicho Mons. Yanguas en la ordenación diaconal de 24 fieles del Opus Dei.

Mons. José María Yanguas, obispo de Cuenca (España), ha ordenado a los nuevos diáconos en una ceremonia celebrada en la basílica de san Eugenio (Roma).

Descargue el libro con los textos de la ceremonia.

En su homilía (descargue el texto completo en italiano), Mons. Yanguas se dirigió a los diáconos con las siguientes palabras: "Yo soy el que te ha elegido, dice Jesús; te he preferido, te he amado con predilección, te he distinguido con un amor especial. Un amor que no es motivo de orgullo ni de vanidad, que no hace a nadie acreedor a la admiración, a ser tenido en alta estima por los demás. La elección divina es siempre un regalo, algo gratuito. Esto te hará vivirla siempre con humildad, con la clara conciencia de que la vocación es un don que exige, en correspondencia, frutos de santidad y dedicación pastoral".

Y, más adelante: "El Señor quiere servirse de cada uno de vosotros para recordar que a todos llama el Señor; para recordarlo con palabras y con el compromiso humilde pero auténtico de vivir una vida plenamente coherente con la fe cristiana. No queremos ser como aquel famoso capitán que instó a los demás a embarcarse mientras él permanecía cómodamente en tierra. El Señor nos llama personalmente a vivir la aventura de la santidad, de la identificación más plena posible con Él, y a recordar que ésta es la voluntad de Dios para cada persona".

Al final de la ceremonia, el prelado del Opus Dei, monseñor Fernando Ocáriz, pronunció unas palabras.

Palabras del prelado del Opus Dei

Excelencia, querido don José María, queridos nuevos diáconos, familiares y amigos:

Quiero felicitaros y unirme a la alegría de toda la Iglesia por esta ordenación diaconal. Doy gracias a Dios porque sigue enviando “obreros a su mies”, en particular a esta pequeña familia -la Obra- dentro del pueblo de Dios.

Como diáconos estáis llamados a una especial vocación de servicio, en la liturgia, en el anuncio de la palabra y en la caridad. Sabéis que Cristo es el modelo de servicio, que por amor se hizo el servidor de todos. En estas últimas semanas del Año dedicado a San José podemos aprender del Santo Patriarca, como repite el Papa Francisco, a custodiar y amar con ternura a todos aquellos que nos han sido confiados, pensando siempre en su bien y en su felicidad. Pidamos a san José tener un corazón que vele por las necesidades de los demás, de modo que se encarnen en nosotros las palabras de Cristo: “No he venido a ser servido, sino a servir”. En el encuentro con Jesús en la Eucaristía y en la oración hallaréis siempre la gracia para desempeñar vuestro ministerio.

Me dirijo especialmente ahora a las familias de los nuevos diáconos. Ahora os necesitan de una manera particular. Cuentan con vuestra cercanía y vuestra oración en este tiempo de formación antes de la ordenación sacerdotal. Y a todos los que os encontráis físicamente lejos de ellos, sabed que en realidad estamos muy cerca por la comunión de los santos. Estoy seguro de que los nuevos diáconos estarán sintiendo vuestra compañía y vuestro cariño en estos momentos.

Hoy es un día también para recordar a san Josemaría, al beato Álvaro y a la beata Guadalupe. Podemos acudir a su intercesión para que los nuevos diáconos tengan ese corazón que vela por las necesidades de los demás.

* * *

Los 24 nuevos diáconos proceden de Argentina, Colombia, Ecuador, España, Estados Unidos, Filipinas, Francia, México y Suiza.

Estos son sus nombres:

  • John Warriner Boles (Estados Unidos)
  • Lucas Calonje Espinosa (España)
  • Andrés Ramiro Cárdenas Matute (Ecuador)
  • Jorge Francisco Castillo Olvera (México)
  • Marcos Cavestany Olivares (España)
  • Eduardo De la Morena de la Fuente (España)
  • Lorenzo De Vittori (Suiza)
  • Etienne Alexandre Marie Desjonquères (Francia)
  • José María Díaz Dorronsoro (España)
  • Santiago Díaz González (España)
  • Jaime Falcó Prieto (España)
  • Jose Paulo Reyes Luistro (Filipinas)
  • Ignacio José Manzano Fontaine (Argentina)
  • Pedro Medina de Arteaga (Colombia)
  • Carlos Merino Tormo (España)
  • Jesús Salvador Olmeda Román (México)
  • Gabriel María Pérez Halcón (España)
  • Alberto Pérez Herrera (España)
  • Rubén Rodríguez Rubio (España)
  • Felipe Gustavo Román Larrea (Ecuador)
  • David Samudio Torres (Colombia)
  • Juan Pablo Sánchez del Moral (España)
  • Santiago Vigo Ferrera (España)
  • Álvaro Zaragoza Salcedo (España)

miércoles, octubre 27, 2021

Del Prelado del Opus Dei.

      https://opusdei.org/es/article/mons-ocariz-querria-que-la-obra-fuese-como-una-gran-catequesis-para-mucha-gente/

Mons. Ocáriz: “Querría que la Obra fuese como una gran catequesis para mucha gente”

Ofrecemos un extracto de la entrevista concedida por Mons. Fernando Ocáriz al diario croata 'Večernji'. “Las críticas, cuando tienen fundamento, nos ayudan a ser mejores”, afirma.


Mons. Fernando Ocáriz

La entrevista completa (para los suscriptores del diario) se encuentra en este enlace.

Recientemente ha celebrado los 50 años de su ordenación sacerdotal. ¿Puede recordar los inicios de su camino como sacerdote?

De aquellos momentos recuerdo lo mucho que me impresionaba poder celebrar cada día la Santa Misa. Después, no he dejado de pedir al Señor que nunca me acostumbre a esa experiencia, aunque ya no sea algo nuevo, como entonces. Fue san Josemaría quien acogió mi llamada al sacerdocio, y por eso con frecuencia recurro a él para pedirle por mi ministerio sacerdotal y por la felicidad y fecundidad de todos los sacerdotes del mundo.

¿Cómo definiría brevemente el Opus Dei que usted lidera hoy?

El Opus Dei es una institución de la Iglesia que intenta sembrar la paz y la alegría de Cristo en medio del mundo. Con nuestros errores y aciertos, buscamos llevar a Cristo a los ambientes familiares, profesionales, sociales, etc. La Obra quisiera ser para mucha gente como una “gran catequesis”, en unión con la que realizan las parroquias y tantas otras instituciones de la Iglesia.

¿Quiénes son los mayores enemigos al Opus Dei en la actualidad?

El principal enemigo no es externo, sino interno: me refiero al peligro de la mundanización, porque los fieles del Opus Dei vivimos inmersos en las realidades del mundo, un mundo en buena parte descristianizado, y no somos inmunes a una posible pérdida de vigor espiritual. A quienes de un modo u otro se oponen externamente al Opus Dei no los considero enemigos: seguramente en muchos casos son personas poco informadas, que no comprenden el espíritu que anima al Opus Dei, o personas que nos ayudan a ser mejores con sus críticas, cuando tienen fundamento.

Y, a pesar de ello, el Opus Dei sigue atrayendo a muchos hombres y mujeres.

Sí, pero naturalmente me gustaría que muchas más personas se mostraran dispuestas a llevar la Iglesia de Jesucristo a todos los ambientes de Croacia y del mundo, no solo por medio del Opus Dei sino también de tantas otras realidades evangelizadoras que florecen en la Iglesia.

¿Cómo responde el Opus Dei a las crisis actuales de desinterés y abandono de la fe?

Un medio principal es el acompañamiento espiritual y la formación de las almas, una a una, siendo buenos amigos y amigas, con gran respeto a la libertad de todos. Si detrás de los fenómenos sociales solo vemos una masa indiferenciada de personas, quizá tengamos poca visión cristiana de las cosas: cada persona es amada por Dios y merece todo el respeto y toda la atención de la Iglesia, pues por cada una ha muerto Cristo. Un aspecto principal es ayudar a las personas a apreciar el tesoro de los sacramentos, especialmente la Eucaristía y la Penitencia.

¿Cómo ha visto la crisis causada por el coronavirus?

Lo veo como una llamada a vivir para los demás, con espíritu de solidaridad humana y de caridad cristiana. La pandemia, como enseguida dijo el Papa, nos recuerda que nadie se salva solo, que dependemos los unos de los otros y que todos tenemos algo que hacer en el trabajo común de cuidar el mundo.

La Prelatura que usted dirige responde directamente al Santo Padre. ¿Cómo ve el papel del Papa Francisco en el mundo actual?

En realidad, no solo los fieles del Opus Dei, sino todo católico depende directamente del Papa, aunque tenga también otras dependencias en la Iglesia. Por otra parte, nuestra dependencia del Papa, como la de tantas otras circunscripciones de la Iglesia, está mediada por la Congregación para los Obispos y por otros organismos de la Santa Sede.

En cuanto al rol del Papa, pienso, volviendo a lo que he dicho antes, que precisamente en este mundo en el que la pandemia nos obliga a poner en discusión muchas cosas, su presencia paterna es más necesaria que nunca. Por ejemplo, muchas personas me han comentado el impacto que les ha producido la imagen de la plaza de San Pedro vacía y el Papa confortando y dando la bendición a todo el mundo como vicario de Cristo.

El Papa Francisco tiene críticos en la propia Iglesia ¿Pueden los creyentes criticar al Papa?

La historia nos enseña que en todos los pontificados ha habido momentos de fuertes críticas, por un motivo o por otro. En cuanto a su pregunta por la legitimidad de las críticas, le diría con nuestro fundador, san Josemaría, que pienso que, al Papa, vicario de Cristo, hay que quererle siempre y no criticarle, sea quien sea.

En agosto, usted visitó Croacia, entre otros lugares. ¿Cuál fue el objetivo de su visita y su mensaje para las personas que vio en Zagreb?

Ha sido uno de mis primeros viajes pastorales desde el inicio de la pandemia. El propósito principal era estar con las personas de la prelatura. No he ido a Croacia para transmitir un especial mensaje, sino para acompañarlas, aunque naturalmente sí he compartido algunas cosas que llevo en el corazón: les he hablado de amor a la Iglesia y al Papa, de unión con los obispos, de perseverancia en la vida de fe, de la misión apostólica propia de todos los cristianos y, en este contexto, del valor de la amistad, y de tantas cosas que salían en conversaciones familiares. Animé a todos a ser muy agradecidos con Dios por el don de la fe y a dar testimonio, en el trabajo y en la vida corriente, de la alegría de haber encontrado a Cristo.

sábado, agosto 28, 2021

San Agustín.

 


San Agustín de Hipona

San Agustín de Hipona (354-430) nació en Tagaste (Numidia). El llamado «Doctor de la Gracia» fue uno de los más grandes pensadores del cristianismo en el primer milenio.

PADRES DE LA IGLESIA
Opus Dei - San Agustín de Hipona

Textos publicados de la serie sobre San AgustínCuando Cristo pasaLa tempestad en la barcaElogio de MaríaLas pescas milagrosasEl servicio de los pastoresElogio de la caridad.


Después de su conversión y bautismo, mientras enseñaba Retórica en Milán, decidió regresar a su patria con el deseo de servir mejor a la Iglesia. Allí fue ordenado presbítero el año 391 para ayudar al anciano obispo de Hipona, al que sucedería en la sede episcopal poco tiempo después. Su actividad de obispo estuvo en gran parte dirigida a defender la fe contra diversas herejías, como el maniqueísmo, el donatismo, el pelagianismo, el arrianismo etc.

San Agustín tiene una personalidad compleja y profunda: es filósofo, teólogo, místico, poeta, orador, polemista, escritor, pastor. Cualidades que se complementan entre sí y que convierten al Obispo de Hipona —en palabras de Pío XI— en un hombre “al cual casi nadie o sólo unos pocos, de cuantos han vivido desde el inicio del género humano hasta hoy, se pueden comparar”.

SAN AGUSTÍN TIENE UNA PERSONALIDAD COMPLEJA Y PROFUNDA: ES FILÓSOFO, TEÓLOGO, MÍSTICO, POETA, ORADOR, POLEMISTA, ESCRITOR, PASTOR

San Agustín sin embargo es ante todo un Pastor que se siente y se define como “siervo de Cristo y siervo de los siervos de Cristo”, y lo vive en sus consecuencias extremas: plena disponibilidad a los deseos de los fieles; deseo de no alcanzar la salvación sin los suyos (“no quiero ser salvo sin vosotros”); plegaria a Dios para estar siempre pronto a morir por ellos; amor hacia los que están en el error, aunque éstos no lo quieran, o aunque le ofendan. En definitiva, es Pastor en el sentido pleno de la palabra.

La predicación de san Agustín fue abundantísima. Hasta nosotros han llegado más de quinientas homilías suyas, predicadas de viva voz, entre las que se incluyen su Comentario a los Salmos (Enarrationes in Psalmos), al Evangelio de San Juan (In Ioannis Evangelium tractatus), y los Sermones, título con el que los estudiosos han agrupado los 363 discursos aislados considerados auténticos.

El público que escucha sus sermones es de lo más heterogéneo. Patricios y esclavos, pobres y ricos, hombres del pueblo con su cultura rudimentaria y letrados, buenos cristianos, herejes e indiferentes se dan cita para escuchar al gran orador. El Obispo de Hipona se esfuerza por presentar con claridad y, al mismo tiempo, con sencillez la Palabra divina, entablando con sus oyentes un diálogo de amor y de fe.

Para san Agustín, que expuso su teoría de la predicación en el libro IV De doctrina christiana, el predicador es ante todo el doctor y entendido en la Sagrada Escritura, que sabe exponer al pueblo de modo que le entiendan. De ahí su profundo conocimiento de la palabra de Dios revelada, con la que está sazonada toda su predicación.

En su predicación, entretejida de textos bíblicos, se sirve de los más usados en la liturgia del norte de Africa. Las citas del Evangelio corresponden a la versión de la Vulgata, aunque retoca algunos pasajes cuando la ocasión lo requiere o cuando, después de consultar el texto original, no le convence la traducción.

viernes, agosto 27, 2021

Santa María Reina.

 


Santa María Reina

El 22 de agosto se celebra la festividad de Santa María Reina. Junto a san Josemaría, contemplamos la escena: “Llénate de seguridad: nosotros tenemos por Madre a la Madre de Dios, Reina del Cielo y del Mundo”.

TEXTOS PARA ORAR
Opus Dei - Santa María ReinaLa Coronación de la Virgen María. Foto de la galería de las escenas del Rosario del Santuario de Torreciudad

Otros textosVida de María (y XX): Reina y Señora del universo | «Me llamarán bienaventurada»: Santa María en el año litúrgico

Audio: 5º Misterio Glorioso: La coronación de la Virgen como Reina de todo lo creado (del libro 'Santo Rosario')


Textos de san Josemaría

Eres toda hermosa, y no hay en ti mancha. —Huerto cerrado eres, hermana mía, Esposa, huerto cerrado, fuente sellada. —Veni: coronaberis. —Ven: serás coronada. (Cant., IV, 7, 12 y 8.) Si tú y yo hubiéramos tenido poder, la hubiéramos hecho también Reina y Señora de todo lo creado. (…) Y le rinden pleitesía de vasallos los Ángeles..., y los patriarcas y los profetas y los Apóstoles..., y los mártires y los confesores y las vírgenes y todos los santos..., y todos los pecadores y tú y yo.
Santo Rosario, Quinto misterio glorioso

Es justo que el Padre y el Hijo y el Espíritu Santo coronen a la Virgen como Reina y Señora de todo lo creado. —¡Aprovéchate de ese poder! y, con atrevimiento filial, únete a esa fiesta del Cielo. —Yo, a la Madre de Dios y Madre mía, la corono con mis miserias purificadas, porque no tengo piedras preciosas ni virtudes. —¡Anímate!
Forja, 285

La Maternidad divina de María es la raíz de todas las perfecciones y privilegios que la adornan. Por ese título, fue concebida inmaculada y está llena de gracia, es siempre virgen, subió en cuerpo y alma a los cielos, ha sido coronada como Reina de la creación entera, por encima de los ángeles y de los santos. Más que Ella, sólo Dios. La Santísima Virgen, por ser Madre de Dios, posee una dignidad en cierto modo infinita, del bien infinito que es Dios. No hay peligro de exagerar. Nunca profundizaremos bastante en este misterio inefable; nunca podremos agradecer suficientemente a Nuestra Madre esta familiaridad que nos ha dado con la Trinidad Beatísima.
Amigos de Dios, 276

Llénate de seguridad: nosotros tenemos por Madre a la Madre de Dios, la Santísima Virgen María, Reina del Cielo y del Mundo.
Forja, 273

Señora, Madre de Dios y Madre mía, ni por asomo quiero que dejes de ser la Dueña y Emperatriz de todo lo creado.
Forja, 376

Ella intercede por nosotros

Santa María es —así la invoca la Iglesia— la Reina de la paz. Por eso, cuando se alborota tu alma, el ambiente familiar o el profesional, la convivencia en la sociedad o entre los pueblos, no ceses de aclamarla con ese título: Regina pacis, ora pro nobis! —Reina de la paz, ¡ruega por nosotros! ¿Has probado, al menos, cuando pierdes la tranquilidad?... —Te sorprenderás de su inmediata eficacia.
Surco, 874

Cuando te veas con el corazón seco, sin saber qué decir, acude con confianza a la Virgen. Dile: Madre mía Inmaculada, intercede por mí. Si la invocas con fe, Ella te hará gustar —en medio de esa sequedad— de la cercanía de Dios.
Surco, 695

REINA DE LA PAZ, ¡RUEGA POR NOSOTROS! ¿HAS PROBADO, AL MENOS, CUANDO PIERDES LA TRANQUILIDAD?

Si nuestra fe es débil, acudamos a María. Cuenta San Juan que por el milagro de las bodas de Caná, que Cristo realizó a ruegos de su Madre, creyeron en Él sus discípulos. Nuestra Madre intercede siempre ante su Hijo para que nos atienda y se nos muestre, de tal modo, que podamos confesar: Tú eres el Hijo de Dios.
Amigos de Dios 285

Sed audaces. Contáis con la ayuda de María, Regina apostolorum. Y Nuestra Señora, sin dejar de comportarse como Madre, sabe colocar a sus hijos delante de sus precisas responsabilidades. (…) Muchas conversiones, muchas decisiones de entrega al servicio de Dios han sido precedidas de un encuentro con María. Nuestra Señora ha fomentado los deseos de búsqueda, ha activado maternalmente las inquietudes del alma, ha hecho aspirar a un cambio, a una vida nueva. Y así el haced lo que El os dirá se ha convertido en realidades de amoroso entregamiento, en vocación cristiana que ilumina desde entonces toda nuestra vida personal.
Es Cristo que pasa, 149

miércoles, agosto 25, 2021

50 años de sacerdote del Prelado. Homilía.

 


Homilía del Prelado en Torreciudad

Homilía que ha pronunciado Mons. Fernando Ocáriz en el santuario de Torreciudad. El pasado día 15 celebró el 50 aniversario de su ordenación sacerdotal.

Opus Dei - Homilía del Prelado en Torreciudad

Hemos escuchado en la primera lectura la profecía de Isaías, que anuncia la venida del Redentor, de Jesús, dándole un nombre muy especial: Emmanuel, que significa “Dios con nosotros”. Realmente Dios está con nosotros, el mismo Señor -lo tenemos aquí, en el Sagrario, en la Eucaristía-, y está con nosotros la Trinidad, el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo en nuestra alma en gracia. Verdaderamente, nos quiere tanto Jesús que ha querido que su mismo Nombre sea el de estar con nosotros.

En la segunda lectura, de San Pablo, hemos escuchado que somos hijos de Dios. No sólo está con nosotros: está como Padre, como Padre que nos quiere, como Padre que nos quiere identificados con su Hijo unigénito, con Jesucristo, por la fuerza del Espíritu Santo. Y eso nos tiene que dar una gran esperanza y una gran confianza en el trato con el Señor, en nuestra oración.

Y con confianza, también agradecimiento. Que seamos personas agradecidas al Señor. También por motivos singulares, especiales, como es el caso del aniversario de la ordenación sacerdotal, para mí y para otros muchos sacerdotes. También para cada uno de vosotros y de vosotras, habrá momentos especiales en que os saldrá más espontáneo dar gracias al Señor. Pero esta realidad del agradecimiento a Dios tiene que ser algo constante. San Josemaría, hace muchos años, la víspera de un 1 de enero, nos daba como sugerencia, una especie de propósito, nos decía en latín: Ut in gratiarum semper actione maneamus!, que significa que permanezcamos siempre en acción de gracias. Tenemos que permanecer siempre en acción de gracias, para saber reconocer el bien que el Señor nos da directamente en nuestra alma y también el bien que nos da a través de tantísimas personas en la familia, en el trabajo, en las amistades. Saber reconocer el bien para ser agradecidos. Permanecer siempre en acción de gracias. Pero, a veces, no todo es muy bueno: hay sufrimiento, hay enfermedad, hay contrariedades, hay desgracias. Pues también ahí podemos ser agradecidos a Dios, podemos dar gracias porque, como también decía san Josemaría en un punto de Camino, el Señor nos hace entonces participar de su dulce Cruz (Camino, 658). Es cuestión de fe saber descubrir el amor de Dios, también en el dolor. Esto sólo es posible con la fe y mirando a la Cruz de Jesucristo, procurando identificarnos con Él. Esta fe nos da luz sobre esta maravillosa verdad: Dios es verdaderamente Amor; Dios nos quiere con locura, con una “locura” que le llevó a la Cruz para salvarnos.

San Juan, en una de sus epístolas, hace como una especie de resumen de su experiencia, la experiencia de los apóstoles, en el trato con Jesucristo, y dice en forma solemne: “nosotros -se refería a los apóstoles-, nosotros hemos conocido y creído el amor que Dios nos tiene”. Si, a veces, nos falta un poco la fe para saber descubrir el amor de Dios, pidámosla a Jesús, como los apóstoles le decían: “¡auméntanos la fe!”. Necesitamos la fe también para estar con la seguridad de que, por encima y por debajo y en medio de todos los acontecimientos, está nuestro Padre Dios, que cuida de nosotros, aunque no podamos entenderlo muchas veces.

El Señor quiere que estemos contentos, que seamos felices también aquí en la tierra, a pesar de las dificultades que podamos encontrar. Se lo dijo a los apóstoles, en ese momento tan especial de la Última Cena, como expresando su gran deseo: “Que mi alegría esté en vosotros y que vuestra alegría sea completa” (Jn 15, 9-11). Este es el deseo de Cristo para nosotros: que seamos felices. Pero necesitamos la fe. Vamos a pedirle al Señor: auméntanos la fe, hoy y ahora, auméntanos la fe, también para tener la fuerza de no centrarnos en lo nuestro, en nuestras dificultades, para tener el alma más abierta a los demás.

En el Evangelio, acabamos de escuchar esa escena, como tantas otras sorprendente, en la que la Virgen es la primera y la única que se da cuenta de las necesidades de la gente. Ni siquiera los encargados de las bodas, de la organización, se dieron cuenta. La Virgen se da cuenta que falta vino. Vamos a pedirle a Ella que nos ayude a saber descubrir las necesidades de los demás, que nos ayude a olvidarnos un poco más de nosotros mismos, porque así seremos más felices. Porque no hay modo más seguro de estar contentos, que darnos a los demás, que pensar en los demás.

Así lo decía también san Josemaría: El darnos al servicio de los demás es de tal eficacia que el Señor lo premia con una humildad llena de alegría (Forja, 591). Que la Virgen nos ayude a tener una fe más firme en que somos hijos e hijas de Dios, queridísimos por Dios, y que nos dé la seguridad de que en todas las circunstancia de nuestra vida nos acompaña el amor inmenso de Dios por nosotros. Así sea.

domingo, agosto 15, 2021

Nanomilía de la Asunción

Muy humanos

50 aniversario de la ordenación sacerdotal de Mons. Fernando Ocáriz

La Asunción de la Virgen María.

 


La Asunción de la Virgen María

El 15 de agosto la Iglesia celebra que Cristo se llevó al Cielo a su Madre, dogma definido por Pío XII en 1950.

DE LA IGLESIA Y DEL PAPA
Opus Dei - La Asunción de la Virgen MaríaLa Asunción de la Virgen (Santuario de Torreciudad)

“El dogma de la Asunción -explicaba san Juan Pablo II- afirma que el cuerpo de María fue glorificado después de su muerte. En efecto, mientras para los demás hombres la resurrección de los cuerpos tendrá lugar al fin del mundo, para María la glorificación de su cuerpo se anticipó por singular privilegio”.

En esa audiencia relató que “el 1 de noviembre de 1950, al definir el dogma de la Asunción, Pío XII no quiso usar el término «resurrección» y tomar posición con respecto a la cuestión de la muerte de la Virgen como verdad de fe. La bula Munificentissimus Deus se limita a afirmar la elevación del cuerpo de María a la gloria celeste, declarando esa verdad «dogma divinamente revelado»”.


1. “La Virgen Santa, causa de nuestra alegría”. Homilía pronunciada por san Josemaría Escrivá el 15-VIII-1961, fiesta de la Asunción de la Virgen María, y publicada en “Es Cristo que pasa”.

2. Comentario de la solemnidad de la Asunción de la Virgen María. “Por aquellos días, María se levantó y marchó deprisa a la montaña”. Todo en María refleja la alegría de un amor diligente, humilde y desprendido de sí. San Josemaría gustaba de meditar esta escena y aprender de la naturalidad de María las virtudes cristianas.

3. Vida de María: Dormición y Asunción de la Virgen. Texto sobre este suceso y explicación del Magisterio, de algunos escritores, santos y Padres de la Iglesia.

4. Vídeo sobre el lugar en el que, según las tradiciones cristianas, sucedió la Dormición de la Virgen María.


Otros textos sobre la Solemnidad de la Asunción de la Virgen María

5. Palabras del Papa Francisco en la Solemnidad de la Asunción (2020).

6. Homilía del Papa emérito Benedicto XVI sobre la relación de la Asunción de la Virgen y la vida cotidiana.

7. Audio de San Josemaría sobre el 4º misterio del Rosario, la Asunción de la Virgen María.


8. “Volvamos ininterrumpi­damente los ojos a nuestra Madre”. Mons. Álvaro del Portillo escribe con motivo de la fiesta de la Asunción de la Virgen María: “Pidamos que, como Ella, aspiremos sólo al premio eterno: el que Dios nos otorgará si nos mantenemos fieles en su servicio”.

9. ¿Qué significa la Asunción de la Virgen a los cielos? (Preguntas sobre la fe cristiana)


10. Libro: “María, una vida junto a Jesús”: con ocasión de la festividad de la Asunción, ofrecemos un libro electrónico en el que se contempla la vida de María: una vida junto a Jesús.

viernes, agosto 13, 2021

In pace, Salvador Brañas; amigo, hermano mayor.

 


🙏 Salvador Brañas, capellán de Orvalle desde 1987, ha fallecido en Madrid esta madrugada a los 77 años de edad. Dedicó su vida a la atención de cada familia del Colegio, siendo guía y maestro para las alumnas.

Nació el 23 de julio de 1944 en Madrid, donde vivió hasta que se trasladó a Barcelona para estudiar Medicina. Pidió la admisión en el Opus Dei como numerario y el 5 de agosto de 1973 fue ordenado sacerdote. Desde 1987 ejercía como capellán del Colegio Orvalle, donde se encargó de la formación espiritual de padres, profesoras y alumnas. Con especial entrega preparó cada año a las alumnas para su Primera Confesión y Primera Comunión, a las que llamaba con el apelativo cariñoso de pocholas. Hablaba a las alumnas del confesionario como un salón de belleza donde entrabas despeinada y arrugada, y salías preciosa. En 2019 comenzó a padecer limitaciones y enfermedades que llevaría con discreción y alegría. Buscando pasar desapercibido, continuó desempeñando sus tareas como capellán, con entrega y magnanimidad hasta el pasado mes de junio.




martes, agosto 10, 2021

Aniversario.

 


Mensaje del Prelado (agosto 2021)

El prelado del Opus Dei nos invita a acompañarle en su oración por el cincuenta aniversario de su ordenación sacerdotal.

CARTAS PASTORALES Y MENSAJES
Opus Dei - Mensaje del Prelado (agosto 2021)

Queridísimos: ¡que Jesús me guarde a mis hijas y a mis hijos!

El próximo día 15, solemnidad de la Asunción de nuestra Señora, se cumplirá el cincuenta aniversario de mi ordenación sacerdotal. Aunque todos los días son adecuados para dirigir al Señor aquella oración que aprendimos de don Álvaro –«gracias, perdón, ayúdame más»–, hay momentos, como este aniversario, en los que estas palabras adquieren una resonancia especial y más intensa en el alma.

Acompañadme con vuestra oración en mi acción de gracias y en mi petición de perdón y de ayuda. Extended vuestra oración también a los otros veintiocho numerarios que recibieron ese día la ordenación –seis de ellos se han ido ya al cielo– y a todos los sacerdotes en la Iglesia.

A quienes íbamos a recibir la ordenación ese 15 de agosto de 1971, nuestro Padre nos escribió una carta en la que, entre otras cosas, nos decía: «Os vais a ordenar, hijos míos, para administrar los sacramentos y para predicar la Palabra de Dios. Especialmente el sacramento de la Penitencia ha de ser para vosotros pasión dominante: habréis de dedicar muchas horas a administrarlo en el confesionario, mediante la confesión auricular, urgidos en vuestra caridad por el amor misericordioso de Jesús, reproduciendo en vosotros de este modo la imagen divina del Buen Pastor, que busca una a una las ovejas».

Acudamos a la intercesión de san Josemaría para que esto sea siempre una realidad en todos los sacerdotes. Recordemos también que todos, mujeres y hombres, con alma sacerdotal, a pesar de nuestras limitaciones y defectos, podemos ser «mediadores en Cristo Jesús, para llevar a Dios todas las cosas y para que la gracia divina lo vivifique todo», como escribía nuestro Padre. Y, como siempre, acudamos también a la ayuda materna de santa María.

Con todo cariño os bendice

Vuestro Padre

Milán, 7 de agosto de 2021