jueves, julio 23, 2020

Santa Brígida.



  • Señor, Dios nuestro, que has manifestado a santa Brígida secretos celestiales mientras meditaba la pasión de tu Hijo, concédenos a nosotros, tus siervos, gozarnos siempre en la manifestación de tu gloria. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios por los siglos de los siglos.








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San Miguel, actúa in hoc momentum!!!!

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martes, julio 21, 2020

Fallece Doctor Miranda. Pepote.



Gracias Pepote, allí ya sin horarios.



Fallece el doctor José Miranda, uno de los impulsores de la Facultad de Medicina de la Universidad de Navarra

Trabajó por los nonatos y los niños como presidente de la Asociación Navarra en Defensa de la Vida (ANDEVI)

Fallece el doctor José Miranda, uno de los impulsores de la Facultad de Medicina
José Miranda Heras.
CEDIDA
  • DIARIO DE NAVARRA
Actualizada 21/07/2020 a las 16:06
Ha fallecido este martes el doctor José Miranda Heraspediatra que hasta los 88 años trabajó por los nonatos y los niños como presidente de la Asociación Navarra en Defensa de la Vida (ANDEVI). Asimismo, fue uno de los primeros profesores clínicos de la Facultad de Medicina de la Universidad de Navarra.
Nacido en Lodosa (1928), realizó la especialidad de Pediatría en Barcelona siguiendo la tradición familiar, su padre fue médico. Allí conoció al doctor Juan Jiménez Vargas, quien le propuso incorporarse a la Escuela de Medicina de la Universidad de Navarra en 1958; así como preparar el Departamento de Pediatría y Puericultura, materia que el curso siguiente (1959-60) ya se ofreció a los alumnos. También impartió la asignatura de Puericultura en la incipiente Escuela de Enfermería.
El doctor Miranda era conocido por su vitalidad arrolladora y su gran capacidad de emprendimiento. Bajo la coordinación del Dr. Eduardo Ortiz de Landázuri, uno de los médicos pioneros de la Clínica Universidad de Navarra, desempeñó una labor clave como profesor en las primeras clases prácticas a los estudiantes de Medicina.
La historia de la Facultad recoge las dificultades de los comienzos, cuando los carpinteros ni siquiera habían terminado la sala donde atender a los enfermos.
Entonces, acudió con el Dr. Ortiz de Landázuri a su casa en Lodosa. “Entré en la consulta de mi padre, que estaba jubilado, y cargamos en la furgoneta todo lo que pudimos, incluida la mesa de exploración y el instrumental”, relató el Dr. Miranda y que resume el libro de los 50 años de la Facultad de Medicina. Cuando lo tenían todo cargado, su padre les miró boquiabierto: “Pero, ¿qué haces?”, le preguntó. “Nada, me llevo todo esto que ya no te sirve”, le respondió un joven médico entusiasmado.
Impulsor de la asociación navarra en defensa de la vida
También  gestionó con el Hospital de Navarra la atención de los pacientes de medicina interna para que los alumnos pudieran tener sus lecciones prácticas y comenzó a atender a los primeros pediátricos. Así, el joven médico fue poco a poco recibiendo enfermos, primero de Pamplona y luego de otras localidades como Lodosa y Olite. “¿No tendrás algún paciente interesante para que puedan verlo los chicos?”, preguntaba a sus compañeros colegiados. Asimismo colaboró de forma activa en los comienzos de la Clínica. Después de cuatro intensos años en los inicios del área sanitaria, en 1962 el Dr. Miranda se trasladó a Salamanca para trabajar como pediatra. A su vuelta a Pamplona sacó unas oposiciones de puericultor y tuvo una consulta en el instituto de Higiene, también se encargó de esta materia en la UNED.
El entusiasmo y la defensa de los menores fueron constantes en su trayectoria profesional. Desde 1966 promovió la cultura de la vida entre los universitarios, sus colegas de profesión y la ciudadanía en general. En 1977 impulsó la Asociación Navarra de Defensa de la Vida (ANDEVI), a la que dedicó todas sus energías hasta los 88 años. Siempre ha estado vinculado a esta iniciativa, como miembro fundador o como conferenciante e impulsor de numerosas actividades. Debido a su amplia experiencia como pediatra, en los últimos años disfrutó especialmente ayudando a las madres en situaciones de riesgo.

lunes, julio 20, 2020

Mensaje del Prelado ,Julio.


Mensaje del Prelado (20 julio 2020)

Ante la experiencia de la propia vulnerabilidad, Mons. Ocáriz nos recuerda que Cristo escogió a sus discípulos conociendo sus debilidades y su pasado, pero sabiendo también que el Espíritu Santo es más fuerte.
CARTAS PASTORALES Y MENSAJES
Opus Dei - Mensaje del Prelado (20 julio 2020)
Queridísimos: ¡Que Jesús me guarde a mis hijas y a mis hijos!
Sigamos rezando juntos –como lo hicimos en la Misa del 26 de junio que se transmitió a través de la página web– por las personas que nos han dejado por causa de la pandemia, que sigue tomando fuerza en numerosos países. Tengamos presentes también en nuestra oración –y, cuando sea posible, en nuestra acción– a quienes están sufriendo las consecuencias a nivel personal, familiar, médico o económico. Todo esto nos continúa haciendo experimentar la natural vulnerabilidad humana y la inseguridad que genera confiar solo en nuestras propias fuerzas. Estas circunstancias nos han llevado a fijar nuestra mirada con mayor abandono en Dios y en quienes están a nuestro lado, sabiendo que de estar acompañados puede surgir un verdadero consuelo.
En estas breves líneas, querría que considerásemos también otro tipo de vulnerabilidad que, de un modo u otro, a todos nos afecta. Me refiero a la debilidad personal que a veces experimentamos en comparación con la estupenda propuesta que la fe cristiana y el espíritu de la Obra nos presenta. Esta desproporción, entre el ideal y la realidad de la propia vida, no nos debe producir desánimo o desencanto.
Nos puede servir recordar que Cristo no llamó a sus discípulos porque fuesen mejores que los demás, sino que los convocó conociendo sus debilidades, y –como lo hace también con nosotros– lo más profundo de sus corazones y de su pasado; por eso también podía contar con todas las cosas buenas que cada uno de ellos era capaz de hacer. Jesús sabía que no les faltaría la fuerza del Espíritu Santo en su camino, si se disponían a recomenzar nuevamente cada día. Hijas e hijos míos, aunque a veces nos sintamos muy poca cosa, podemos decir con verdad: «Dominus illuminatio mea et salus mea, quem timebo?» (Sal 27,1).
Con todo cariño os bendice
vuestro Padre
Pamplona, 20 de julio de 2020


viernes, julio 17, 2020

Relicario de Guadalupe en Roma.




Un relicario de Guadalupe en la iglesia prelaticia

El lunes 13 se instaló en el oratorio de la dormición, en Santa María de la Paz (Roma), un relicario de la beata Guadalupe Ortiz de Landázuri, cerca de donde reposan los sagrados restos del fundador del Opus Dei.
NOTICIAS
El 22 de diciembre de 1948, la beata Guadalupe Ortiz de Landázuri escribía en una carta a san Josemaría Escrivá de Balaguer: “Cada día me siento más unida a la Obra y a usted”[1]. Con el paso de los años, la filiación espiritual de Guadalupe con el fundador del Opus Dei fue creciendo y fortaleciéndose.
Desde el pasado lunes, esa unión quedó materializada con la instalación dentro del complejo de la iglesia prelaticia de Santa María de la Paz, en Roma -donde reposan los sagrados restos del fundador-, de una reliquia ex ossibus de la beata madrileña, elevada a los altares el 18 de mayo de 2019.
El relicario, diseñado por Talleres de Arte Granda, ha contado con la supervisión de una arquitecta mexicana afincada en Roma y se ha colocado en la capilla de la dormición de la Virgen, a la derecha del altar y de la escultura de Santa María.
Relicario de Guadalupe Ortiz de Landázuri.Relicario de Guadalupe Ortiz de Landázuri.
En el centro de una base rectangular de piedra de travertino está el relicario; encima hay un medallón de bronce con un retrato de Guadalupe y debajo un pequeño letrero dorado con su nombre. El relicario, en forma de cruz, está bañado en oro y con esmaltes. Se ha buscado que fuera acorde con el diseño y los materiales empleados en esa pequeña capilla.
De esta manera, el primer fiel laico del Opus Dei en ser beatificado está presente en la iglesia prelaticia, donde también reposan los restos del beato Álvaro del Portillo y la sierva de Dios Dora del Hoyo. A partir de ahora, quienes se acerquen a rezar a esta iglesia, podrán también acogerse a la intercesión de la nueva beata.

[1] Letras a un santo, María Del Rincón y María Teresa Escobar (ed.), p. 27.

jueves, julio 16, 2020

Virgen del Carmen.

En las tentaciones, defiéndeme. En horas difíciles, consuélame. De mis pecados, perdóname. Con tu corazón maternal, ámame. Con tu inmenso poder, protégeme. Y en tus brazos de Madre, al expirar, recíbeme. Virgen Santísima del Carmen, ruega por nosotros !!!!



viernes, julio 10, 2020

jueves, julio 09, 2020

Nos casamos ???




La imagen puede contener: 1 persona, texto que dice "¿Te quieres casar conmigo? No puedo... En mi familia nos casamos entre nosotros... Mi abuelo se casó con mi abuela, mi tío se ha casado con mi tía y mi papá se ha casado con mi mamá..."

Con la piedra en la mano.




Con la primera piedra en la mano

La idea de que no se debe juzgar el estilo de vida de otras personas se ha elevado a nuevo criterio moral. Dentro de un clima de relativismo, nadie es mejor que nadie, simplemente es diferente. Decir que algo es más acorde con la naturaleza humana sería una orgullosa pretensión de estar en posesión de la verdad, un afán farisaico de enjuiciar a otros, un obstáculo a la armonía social basada cada vez más en la diversidad.
Sin duda, hay aquí un eco positivo de la máxima evangélica “no juzguéis y no seréis juzgados”. No conocemos las circunstancias de las personas, no sabemos cuál es su intención mientras no la declaren, no conocemos su grado de ignorancia de la norma. Y si hemos de tener en cuenta que “con la vara con que midáis se os medirá”, nos conviene otorgar a los demás el beneficio de la duda y la mirada tolerante, como la pedimos para nosotros mismos. Por eso, quien se apresura a hacer juicios negativos de otras personas es visto como persona sentenciosa –judgmental en inglés–, un rasgo negativo en cualquier caso.
Dentro de esta atmósfera cabría esperar que el clima de opinión en la sociedad fuera cada vez más abierto y tolerante. Sin embargo, se ha hecho cada vez más crispado y reacio a la disidencia. La ortodoxia ha cambiado, pero la intolerancia con el discrepante sigue viva. Hasta el punto de que cada vez resulta más difícil mantener un debate público y libre, como acaban de señalar más de 150 intelectuales de EE.UU. en una carta abierta en la que critican una creciente intolerancia por parte del activismo considerado progresista hacia ideas discrepantes.
También sigue muy activa la disposición a juzgar a otros. Lo que ha cambiado son los temas de los que se puede juzgar. No puedes decir que un tipo de familia es más funcional que otro; o que el deseo de tener un hijo no justifica el recurso a “vientres de alquiler”; o que un hijo adoptado está mejor en una familia con padre y madre. Sería excluir a los demás, que podrían sentirse ofendidos.
En lo que se refiere a la conducta sexual, el sexto mandamiento ha pasado a ser: “No juzgarás”. Queda algún tabú como la pedofilia, que se ha reforzado incluso, aunque en los tiempos de la revolución sexual fue reivindicada por autores bien vistos como Michel Foucault.
Pero hoy nadie tiraría la primera piedra contra la mujer adúltera, lo cual es un signo de civilización. Es verdad que no lo hacemos porque tampoco nos escandaliza. Simplemente, estaba empezando “una nueva relación”.  En cambio, hay mucha gente dispuesta a lanzar la primera piedra contra el que ha pecado –o simplemente ha sido acusado– en algo que la sociedad de hoy considera intolerable, desde la evasión de impuestos al sexismo o la contaminación ambiental. En la época del #MeToo una denuncia puede ser una pedrada mortal en la reputación de una persona antes de que haya sido probada.
Porque en estos casos hay una auténtica competencia para lanzar la primera piedra. La denuncia se presenta con visos de primicia, de transparencia, de tolerancia cero con la injusticia. A veces la prensa cumple su papel al destapar casos de corrupción, de incompetencia o de abusos. Otras da la impresión de publicar denuncias no bien investigadas,  muy contundentes en los titulares y muy precarias en la aportación de pruebas. Denuncias instrumentalizadas en la lucha política, y que se olvidan en cuanto consiguen eliminar al adversario.
Conforme a la ortodoxia dominante, la idea de no juzgar a los demás es selectiva. No se puede descalificar a la mujer que aborta, pero se puede censurar a la que tiene más de dos hijos; hay que respetar el deseo del que pide la eutanasia sin juzgarle, pero no el derecho a la objeción de conciencia del médico; hay que abstenerse de juzgar al trans que quiere cambiar de sexo, pero se puede denostar a las mujeres que protestan porque ven invadidos los espacios propios femeninos.
¿Quién soy yo para juzgar? es una pregunta esgrimida solo para ciertos casos.  Nos encanta que el Papa Francisco proclame la Iglesia de la misericordia, ese hospital de campaña que acoge a los pecadores heridos en la batalla de la vida. Pero nos gusta cuando se trata de pecados que comprendemos o que aceptamos como inevitables, sobre todo si tienen que ver con el sexo. Pero si se trata de pecados de otros que no nos gustan, la misericordia se denuncia como debilidad. Todos nos sentimos llamados a juzgar al negociante de armas, al que se lucra con la trata de personas, al empresario que compra voluntades políticas, al pedófilo. En esto, tolerancia cero. Y es verdad que no hay que transigir con estas conductas. Pero, para la Iglesia, son también ovejas que hay que recuperar, animándoles a la conversión.
El deseo del Papa Francisco de reintegrar al alejado es uno de sus rasgos que más atraen. Pero no siempre es bien comprendida su idea de la misericordia, que a veces se confunde con un relativismo blando. Como ha comentado el obispo Robert Barron: “Para muchos, el mensaje de la misericordia divina equivale a negar la realidad del pecado, como si este no importara. En realidad, es justo lo contrario. Hablar de misericordia es ser consciente del pecado y de su peculiar forma de destrucción”. El hijo pródigo es bien acogido al volver a la casa del Padre, pero no para que siga dilapidando la herencia.
Tras el mayo del 68, el relativismo se identificaba con la llamada sociedad permisiva, liberada de imposiciones. Pero ahora que la sociedad occidental ha dilapidado su herencia cristiana vemos imponerse lo que Benedicto XVI denunciaba como la “dictadura del relativismo”. Una sociedad dura en sus juicios contra los que no aceptan la ortodoxia dominante y poco dispuesta al perdón. Con la primera piedra en la mano y con un orgullo farisaicamente correcto.

viernes, julio 03, 2020

Entrevista al Prelado del Opus Dei.




«Quería que el prelado del Opus Dei me contestara algunas cuestiones que me inquietan como madre y como creyente»

Filósofa, teóloga, madre de familia y asesora de Ediciones Cristiandad, la madrileña Paula Hermida le planteó al prelado del Opus Dei la posibilidad de hacerle una entrevista larga y pausada –de pensadora a pensador– sobre algunas cuestiones actuales que le inquietaban. El resultado es “Cristianos en la sociedad del siglo XXI”, un libro que recoge 70 preguntas sobre el futuro de la familia, el papel de la Iglesia, la evolución del Opus Dei o las consecuencias de la pandemia de la COVID- 19.
DEL PRELADO
¿Cómo surge la idea del libro?
Desde que soy madre miro el mundo con otros ojos. No con los míos, sino pensando en el futuro que les dejo a mis hijos. En ese sentido, hay cuestiones que me preocupan. Es un mundo muy rápido, muy cambiante, agresivo. Un mundo donde la enfermedad se oculta, se lleva como una losa, donde encuentras mucha adicción, depresiones… Son temas que me planteo y sé que no tengo la solución.
Y, ¿por qué decide preguntarle estas cuestiones al prelado del Opus Dei?
Pensé que era alguien que podía aportar. Tiene un perfil muy completo; es físico de formación, es teólogo. Es una persona inteligente, reposada y tiene una visión muy amplia por su trabajo. Además, por lo que le había escuchado y leído, es un hombre que, sin dejar de ver lo negativo que hay en el mundo, tiene un mensaje sumamente esperanzador.
Y también pesó, lógicamente, mi trabajo como asesora en Ediciones Cristiandad. Desde ahí, uno de mis objetivos es dar respuesta a la cuestión de Dios en el mundo actual, los modos de oración, la falta de fe o aún más su desprecio, las distintas espiritualidades, etc.
La autora de la entrevista al prelado del Opus DeiLa autora de la entrevista al prelado del Opus Dei
Para mí este libro-entrevista era una buena oportunidad para ofrecer un libro de espiritualidad con contenido, fácil de leer y concreto, algo que la gente reclama.
¿Cómo fue el proceso de elaboración de las 70 preguntas?
Algunas las tenía en la cabeza, o mejor, en el corazón desde hace tiempo. Pero para otras pedí ayuda. No soy periodista y no quería que el texto final fuera largo y aburrido, así que pregunté a amigos de diferentes profesiones, algunos periodistas. Se puede decir, en ese sentido, que fue un cuestionario hecho en equipo.
Un libro entrevista depende de quién pregunta… pero sobre todo de quien contesta ¿está contenta con el resultado?
La verdad es que sí. He estado muy cómoda escribiendo este libro. Yo soy lenta trabajando, necesito reposar y he tenido tiempo. No es un libro de respuestas rápidas sino de respuestas profundas. Al final es un texto que requiere más de una lectura. No sobra ni falta una palabra.
Al mismo tiempo, he procurado que no pesase tanto que acabase convirtiendo la entrevista en un libro de teología o espiritualidad denso o aburrido.
Mons Fernando Ocáriz responde en el libro a las preguntas de la filósofa y teóloga Paula Hermida sobre algunos retos de nuestro tiempo, la misión de la Iglesia y el desarrollo del Opus Dei.Mons Fernando Ocáriz responde en el libro a las preguntas de la filósofa y teóloga Paula Hermida sobre algunos retos de nuestro tiempo, la misión de la Iglesia y el desarrollo del Opus Dei.
Algunas preguntas recogen aspectos menos comprendidos sobre el Opus Dei
Me interesaba que el prelado diera respuesta a algunas preguntas que se repiten frecuentemente en la opinión pública e incluso en gente cercana al Opus Dei. Y además tenía un interés personal; me interesaba mucho conocer la visión del prelado sobre algunos aspectos de la evolución del Opus Dei.
Si tuviera que resumir el libro en una frase...
Elegiría esta: "No estamos solos en esta batalla”. En esta frase está, para mí, el corazón del libro: esperanza firme en que no cuentan solo nuestras fuerzas. Me gusta también su llamada a la responsabilidad personal cuando dice: “todos somos responsables, todos protagonistas”. Me parece una visión realista de las heridas que nos afectan como sociedad y veo un sentido épico de la vida que nos hace falta recuperar. En otro momento, Fernando Ocáriz resume esta frase de otra forma: “No podemos olvidar, que sin ignorar los problemas propios de cada época, Dios es el Señor de la Historia”.

jueves, julio 02, 2020

Salmones.

Una cosa muerta puede ir con la corriente, pero sólo algo vivo puede ir contra ella.

Gilbert K. Chesterton



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