martes, noviembre 29, 2016

Felicidades a las gemelas!!!!!!!!!.


El 30 de noviembre de un año de la década de los 60 cambió el curso de la historia. No había ecografías; a mi padre expectante le dijeron, han salido dos, no sabemos si viene una tercera. El príncipe quedó destronado y hasta hoy sigue la historia.  Zorionak, felicidades, gracias!!!!








lunes, noviembre 28, 2016

In pace, Domingo Ramos-Lissón.




Excelente profesor, un caballero y buen sacerdote.

http://www.noticiasdenavarra.com/2016/11/28/sociedad/navarra/fallece-domingo-ramos-lisson-profesor-emerito-de-la-facultad-de-teologia-de-la-universidad-de-navarra

Fallece Domingo Ramos-Lissón, profesor emérito de la Facultad de Teología de la Universidad de Navarra

EP - Lunes, 28 de Noviembre de 2016 - Actualizado a las 10:13h
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Domingo Ramos-Lissón
Domingo Ramos-Lissón

    • Domingo Ramos-Lissón
    PAMPLONA. El profesor emérito de la Facultad de Teología de la Universidad de Navarra Domingo Ramos-Lissón falleció el 27 de noviembre en Pamplona. Había nacido en Madrid en 1930, donde estudió Derecho en la Universidad Central de Madrid.
    Posteriormente se trasladó a Roma para realizar los estudios teológicos en la Pontificia Universidad Lateranense, y allí se doctoró. Recibió la ordenación sacerdotal en diciembre de 1959 en Madrid. Durante su estancia en Roma conoció a san Josemaría, quien le hizo despertar su interés por la antigüedad cristiana. Fruto de ello nació su trabajo 'Los primeros cristianos' (1968), que, ampliado y revisado, alcanzó tres ediciones.
    Se incorporó a la Universidad de Navarra en 1971, de la mano del profesor José Orlandis, donde realizó tareas docentes, investigadoras y directivas. Compaginó las labores propias de su condición sacerdotal con su actividad científica.
    Experto en Patrología e Historia Antigua de la Iglesia, mantuvo una intensa actividad investigadora con más de ochenta libros y artículos publicados en revistas especializadas. Entre sus numerosas publicaciones destacan Compendio de Historia de la Iglesia Antigua (EUNSA, 2009) y Patrología (EUNSA, 2005), centrado en la vida de los Padres de la Iglesia: "su gran sueño", tal y como señala Josep Ignasi Saranyana, profesor emérito de la Facultad de Teología.
    Fue muy importante su aportación al desarrollo del Instituto de Historia de la Iglesia de la Universidad de Navarra, del que fue subdirector de 1984 a 1990, y director entre 1990 y 1996. Además, impulsó el nuevo Anuario de Historia de la Iglesia (desde 1991).
    Una de sus labores más conocidas en la Universidad fue la de asesoramiento y colaboración en la dirección de la Biblioteca del centro académico. Por encima de todo "fue un gran amante de los libros", relata el profesor Saranyana: "Dedicó muchísimas horas a la Biblioteca hasta lograr que esta sea hoy, al menos en materias teológicas, un referente internacional".
    Domingo Ramos fue miembro de la Association Internationale d'Études Patristiques, de la Societas Internationalis Studiorum Historiae Conciliorum Investiganda, de la Sociedad Española de Estudios Clásicos y de la Association Française d'Histoire Réligieuse et des Idées. Además, su apertura al mundo internacional le llevó en 1997 a obtener el Premio Europa, concedido por el Centro de Estudios Europeos de la Universidad de Navarra.
    "Algunos lo definían como el 'perfecto caballero', y con razón, por sus educados modos y por su permanente sonrisa", afirma el profesor Saranyana. "Siempre hizo gala de una cordialidad y exquisitez extraordinarias, que nunca abandonó, ni siquiera en las etapas de mayor tensión: durante la larga enfermedad de su madre (a la que atendió con filial solicitud); cuando se acumulaban el trabajo o los compromisos editoriales; o en las temporadas en que el ministerio sacerdotal le exigía una mayor dedicación. Era, sin duda, una persona de talante pacífico, que inspiraba serenidad, un buen sacerdote y un gran universitario, muy identificado con el mundo británico, particularmente con el de Oxford", concluye.

    domingo, noviembre 27, 2016

    Imparciales.








    Puritanos y minutos de silencio.








    PURITANOS, por Juan Manuel de Prada
    (ABC, 26 de noviembre de 2016)
    Afirmaba Foxá que los minutos de silencio son “la cáscara vacía de la oración”; o sea, una oración que se ha quedado sin su meollo, sin su dulce amado centro, que es Dios. Toda la ignominia que ha rodeado la muerte de Rita Barberá, empezando por ese grotesco minuto de silencio que le dedicaron (o se negaron a dedicarle) quienes antes la habían empujado a la muerte se explica porque España es una cáscara vacía que se ha quedado sin Dios. Decía ingenuamente el Kirilov de Dostoievski que “si Dios no existe, todo está permitido”; pero lo que en realidad ocurre es que, si Dios no existe, nada puede ser perdonado. En las sociedades que se han quedado sin Dios hay muchas cosas que no están admitidas (en general, todas las cosas nobles y buenas), pero nadie puede perdonarnos, porque el Dios misericordioso ha sido suplantado por unos diosecillos puritanos que, como el doctor Pedro Recio de Tirteafuera hacía con Sancho, nos apuntan con su varilla cada vez que cometemos un pecado, negándonos el perdón. Sólo en un mundo lleno de Dios fluye la vida de tal modo que haya pecado y perdón; pero allí donde falta Dios los pecados nunca se perdonan y la vida se coagula en la acusación y el reproche, porque los diosecillos puritanos nunca dejan de señalar nuestras culpas. Y como en un mundo sin Dios tampoco hay vida de ultratumba, los diosecillos puritanos que señalan los pecados del prójimo extienden su jurisdicción incluso más allá de la muerte. Por eso Pablo Iglesias, cual Pedro Recio de Tirteafuera que administra una severa dieta moral al prójimo, considera que nada puede ser perdonado, ni siquiera en esa otra vida donde antaño Dios era único juez, y se niega a guardar un minuto de silencio en homenaje a la difunta Rita Barberá.
    La impiedad de Pablo Iglesias resulta, sin embargo, irreprochablemente lógica en un mundo sin Dios, en el que no puede haber perdón. En una sociedad religiosa, ante un cadáver se detiene el ansia justiciera, se aplaca la cólera, enmudecen los reproches; porque “la muerte todo lo calla”. Pero esta lección elemental de antropología no vale para las sociedades sin Dios, donde el puritanismo no deja de acusar ni siquiera en presencia de la muerte, donde el furor censorio de los que se creen irreprochables no se detiene ante el sufrimiento del prójimo. Pero más patético aún que este puritanismo rigorista de Iglesias es el puritanismo con freno y marcha atrás de los correligionarios de Rita Barberá, que ahora se muestran muy lloricas ante su cadáver, después de haberla abandonado a su suerte cuando aún estaba viva, mientras los medios de comunicación carroñeros le lanzaban dentelladas sin descanso, hasta conseguir que la depresión y la ansiedad la convirtieron en una sombra de lo que fue, hasta conseguir que su corazón reventara. Y estos correligionarios puritanos, después de abandonarla en vida, pretenden que su muerte tenga un efecto lustral o amnésico sobre su vileza, como si fuese la sangre del Cordero, lavando sus faltas de ayer mismo, cuando la expulsaron de su partido, cuando la dejaron sola ante las dentelladas de los carroñeros, cuando la evitaban en los pasillos, cuando no le cogían el teléfono, cuando la trataban con displicencia y hasta con desdeñosa crueldad, como siempre hacen los puritanos con el pecador (aunque sepan que no ha pecado, aunque sepan que ha pecado menos que ellos). Pero la muerte de Barberá, lejos de lavar la culpa de sus correligionarios, la hace resplandecer como una llama.
    ¿Y cómo piensan estos puritanos alcanzar el perdón de sus culpas? No será, desde luego, celebrando minutos de silencio, cáscaras vacías de donde ha desertado Dios, el único que –muerta Rita Barberá-- podría perdonarlos.

    miércoles, noviembre 23, 2016

    No perder la infancia.








    San Josemaría y convivencia cívica.

    De Andrés Botella, buen amigo  y con ocasión de un Simposio que es un clásico y que no para de mejorar, gracias a los organizadores por su esfuerzo!!!!





    San Josemaría y la convivencia cívica


    Artículo de Andrés Botella Giménez en el Ideal de Jaén, con motivo del próximo Simposio de San Josemaría, en Jaén.
    REVISTA DE PRENSA
    Opus Dei - San Josemaría y la convivencia cívica
    Ideal de Jaén San Josemaría y la convivencia cívica (PDF)
    *****
    Es un acontecimiento de gran trascendencia, por su repercusión y alcance (no sólo a nivel local y ni siquiera meramente nacional), la celebración en nuestra ciudad de Jaén, durante los días 18 y 19 de este mes, del VIII Simposio San Josemaría, sobre un tema tan actual como ‘Diálogo y Convivencia’.
    Pero, a la vez, resulta sinceramente difícil resumir cuanto este santo -tan de nuestro tiempo- vivió y enseñó, en el estrecho marco de lo que suelen ser las exigencias de cualquier artículo de opinión en la prensa diaria. Pido disculpas anticipadas, ya que sólo me referiré, por ello, a aquellas de sus enseñanzas que, con especial incidencia en el ámbito de la ciudadanía, mejor me han parecido. Y advierto que, al hacerlo, busco la fidelidad; no, la propia originalidad, que estaría fuera de lugar, porque San Josemaría no fue un ideólogo, sino un hombre de Dios, que transmite un mensaje divino a todos, en cuanto son o están llamados a ser hijos de Dios, santificándose y santificando a los demás a través de la santificación del trabajo y de las circunstancias ordinarias de la vida.
    Enseña San Josemaría que «cuando un cristiano desempeña con amor lo más intrascendente de las acciones diarias, aquello rebosa de la trascendencia de Dios. Por eso, os he repetido,… que la vocación cristiana consiste en hacer endecasílabos de la prosa de cada día. En la línea del horizonte, hijos míos, parecen unirse el cielo y la tierra. Pero no, donde de verdad se juntan es en vuestros corazones, cuando vivís santamente la vida ordinaria… Son muchos los aspectos del ambiente secular, en el que os movéis, que se iluminan a partir de estas verdades. Pensad, por ejemplo, en vuestra actuación como ciudadanos en la vida civil. Un hombre sabedor de que el mundo -y no sólo el templo- es el lugar de su encuentro con Cristo, ama ese mundo, procura adquirir una buena preparación intelectual y profesional, va formando -con plena libertad- sus propios criterios sobre los problemas del medio en que se desenvuelve; y toma, en consecuencia, sus propias decisiones que, por ser decisiones de un cristiano, proceden además de una reflexión personal, que intenta humildemente captar la voluntad de Dios en esos detalles pequeños y grandes de la vida». «Pero a ese cristiano jamás se le ocurre creer o decir que él baja del templo al mundo para representar a la Iglesia, y que sus soluciones son las soluciones católicas a aquellos problemas. Esto sería… hacer violencia a la naturaleza de las cosas. Tenéis que difundir por todas partes una verdadera mentalidad laical, que ha de llevar a tres conclusiones: a ser lo suficientemente honrados, para pechar con la propia responsabilidad personal; a ser lo suficientemente cristianos, para respetar a los hermanos en la fe, que proponen -en materias opinables- soluciones diversas a las que cada uno de nosotros sostiene; y a ser lo suficientemente católicos, para no servirse de nuestra Madre la Iglesia, mezclándola en banderías humanas».
    «La libertad personal es esencial en la vida cristiana. Pero no olvidéis, hijos míos, que hablo siempre de una libertad responsable… Interpretad, pues, mis palabras como lo que son: una llamada a que ejerzáis -¡a diario!, no sólo en situaciones de emergencia- vuestros derechos; y a que cumpláis noblemente vuestras obligaciones como ciudadanos -en la vida política, en la vida económica, en la vida universitaria, en la vida profesional–, asumiendo con valentía todas las consecuencias de vuestras decisiones libres, cargando con la independencia personal que os corresponde. Y esta cristiana mentalidad laical os permitirá huir de toda intolerancia, de todo fanatismo –lo diré de un modo positivo–, os hará convivir en paz con todos vuestros conciudadanos, y fomentar también la convivencia en los diversos órdenes de la vida social…
    Esta doctrina de libertad ciudadana, de convivencia y de comprensión, forma parte muy principal del mensaje que el Opus Dei difunde. ¿Tendré que volver a afirmar que los hombres y las mujeres que quieren servir a Jesucristo en la Obra de Dios, son sencillamente ciudadanos iguales a los demás, que se esfuerzan por vivir con seria responsabilidad -hasta las últimas conclusiones- su vocación cristiana?» (’Amar al mundo apasionadamente’, 116 y ss.)
    Ello explica, como –acertadamente– se recoge en el propio tríptico de presentación del Simposio, que «el cristiano ha de mostrarse siempre dispuesto a convivir con todos, a dar a todos –con su trato– la posibilidad de acercarse a Cristo Jesús. Ha de sacrificarse gustosamente por todos, sin distinciones, sin dividir las almas en compartimentos estancos, sin ponerles etiquetas como si fueran mercancías o insectos disecados”.
    Efectivamente, «no puede el cristiano separarse de los demás, porque su vida sería miserable y egoísta: debe hacerse todo para todos, para salvarlos a todos» (’Es Cristo que pasa’,124). No me parece necesario añadir nada. En un próximo artículo, hago ánimo de referirme a algunas consecuencias prácticas, singularmente aplicables en el inmenso campo de los comportamientos cívicos.

      martes, noviembre 22, 2016

      Xiskya y Mariazell en el Simposio de San Josemaría en Jaén.



      Gran Simposio, tanta gente buena y la participación de Xiskya Valladares, la monja tuitera: " evangelizar, no es dar la chapa".




       

      lunes, noviembre 21, 2016

      Entrevista al Prelado del Opus Dei en Italia.

      http://opusdei.es/es-es/article/mons-echevarria-la-misericordia-es-amor-que-sirve/

      “La misericordia es amor que se hace servicio”

      “El camino de nuestra felicidad pasa por ser dispensadores de misericordia”, escribe el Prelado del Opus Dei en un artículo publicado en el periódico italiano Avvenire el día de la clausura del Año Santo de la Misericordia.
      ARTÍCULOS
      Opus Dei - “La misericordia es amor que se hace servicio”Mons. Javier Echevarría, prelado del Opus Dei
      Con la clausura del Año Santo de la Misericordia, el agradecimiento es un sentir que une a toda la Iglesia. En primer lugar, gratitud filial a la Trinidad Santísima, que ha dispensado sus dones para hacernos experimentar el amor infinito de Dios por cada hombre y por cada mujer, por cada uno de nosotros. Y unión de intenciones también con el Papa Francisco, que ha convocado este jubileo para resaltar más ese aspecto fundamental de la fe –que Dios es un Padre inmensamente bueno–, y recordarnos que el camino de nuestra felicidad pasa por ser dispensadores de misericordia.
      PARA QUE NUESTRO AGRADECIMIENTO SEA PLENAMENTE SINCERO, HA DE IR UNIDO AL DESEO HONDO DE MEJORA PERSONAL
      Para que nuestro agradecimiento sea plenamente sincero, ha de ir unido al deseo hondo de mejora personal. En efecto, quien ha experimentado la misericordia –acudiendo al sacramento de la confesión, recogiéndose en oración, atravesando una puerta santa o aceptando la ayuda de un hermano– está llamado a comunicarlo, colmando su vida de misericordia hacia todos los demás.
      Este jubileo debe marcar una impronta seria en nuestra alma, y lo hará si acrecentamos nuestros deseos de santidad, si aumentamos la frecuencia a los sacramentos y mejoramos nuestro carácter. En definitiva, es una oportunidad para ayudarnos a dar un paso más hacia esa imagen de Cristo que otros tienen que divisar en nuestra vida.
      En muchos lugares del mundo donde ya no se oye el eco del Evangelio, los cristianos nos enfrentamos al reto de la primera evangelización. "¿Dónde está vuestro Dios?", podrán preguntarnos. Y lo descubrirán en nuestras obras: en la oración por el que nos ofende, en la atención al desvalido, en el afecto hacia quien está atenazado en sus vicios, en el consuelo que ofrecemos a quien vive solo, en el perdón que proponemos allí donde la sociedad unicamente habla de justicia, en la coherencia cristiana de nuestro caminar ordinario, día a día, en el trabajo, en la familia... Obrando así, también nosotros aumentaremos la propia intimidad con Dios, porque actuando en su nombre le conoceremos mejor y nos identificaremos con Él.
      LA EXISTENCIA ORDINARIA NOS OFRECE MÚLTIPLES OCASIONES DE MISERICORDIA: EL HOGAR, LA PROFESIÓN, LOS AMIGOS, EL TRÁFICO DE LA CIUDAD, EL TRATO CON DESCONOCIDOS...
      “Si quieres encontrar a Dios, búscalo donde Él está escondido: en los necesitados, en los enfermos, en los hambrientos, en los encarcelados”, ha aconsejado recientemente Papa Francisco. Empequeñeceríamos nuestro mundo si negáramos el trato a quien nos desagrada, a quien es diferente, a quien nos podría quitar tiempo... Toda persona es Cristo que pasa a nuestro lado, como gustaba considerar san Josemaría, fundador del Opus Dei.
      Efectivamente, la existencia ordinaria nos ofrece múltiples ocasiones de misericordia: el hogar, la profesión, los amigos, el tráfico de la ciudad, el trato con desconocidos... San Josemaría no se cansaba de aconsejar que recemos incluso por las personas con las que nos cruzamos por las calles; así, el alma se encuentra siempre dispuesta para atender a los demás siempre que sea necesario.
      La misericordia es Amor que se vierte sobre las necesidades de los demás y nos invita a volver los ojos a la Virgen. Ella nos enseñará a ser misericordiosos y a acoger la misericordia del Padre para sentirnos más hermanos de nuestros hermanos.
      Javier Echevarría, Prelado del Opus Dei

      Mamá y su oratoria de la zapatilla.















      domingo, noviembre 20, 2016

      Amistad??????

                           


      Más sinceridad...





      21 años, voluntaria de enfermos terminales.

      http://verne.elpais.com/verne/2016/11/17/articulo/1479381396_901227.html?id_externo_rsoc=FB_CM

      Son mejore que nosotros !!!


      A mis 21 años soy voluntaria con enfermos terminales

      La juventud no está reñida con la solidaridad, ni mucho menos

      Rocío, con una paciente del Centro Laguna
      Rocío, con una paciente del Centro Laguna. 

      Hoy me han hecho un regalo. Bajo un envoltorio azul me he encontrado unas barritas de chocolate de la marca Hacendado. La persona que me las ha regalado es la madre de una de las pacientes a las que atendía como voluntaria. Mi paciente murió hace unas semanas, pero su madre ha querido agradecerme la atención prestada durante los últimos días a su hija, su única hija, que solo tenía 30 años. A partir de ahora, cuando me pregunten por qué me hice voluntaria en cuidados paliativos pensaré en el agradecimiento de esta madre.
      Me hacen la pregunta a menudo, porque solo tengo 21 años y no es habitual encontrar voluntarios tan jóvenes entre enfermos terminales. Y, hasta ahora, tampoco he sabido muy bien qué contestar. Hice mis primeros trabajos de voluntariado a los dieciséis años, acompañando a grupos de ancianos en Navidades. Más tarde trabajé con otra gente que lo necesitaba. Pero esto es otra cosa, nunca me había sentido como aquí. Si todos tenemos una misión cuando nacemos, ahora sé que esta es la mía.
      Hace unas semanas, la señora que me ha regalado las barritas de chocolate, su hija y yo pasábamos muchas horas sentadas delante de un ventanal. La hija no podía hablar y apenas podía moverse por el estado tan avanzado de su enfermedad. Pero un día tomó mi mano y la acercó hasta su cara para que la acariciase. También podría mencionar ese gesto tan tierno a quienes me preguntan por qué hago esto. Los pacientes terminales agradecen mucho el calor humano, y los voluntarios estamos ahí para prestárselo.
      En mi vida tampoco había tenido una relación muy estrecha con la muerte. Creo que empezó a interesarme a raíz de una presentación que hice hace dos años, junto a una compañera, en la facultad de Psicología. Elegimos el duelo porque normalmente no se habla de él, como si de esa manera alejásemos la muerte de nosotros. Y una vez que empecé a leer cosas sobre el tema, quise saber más y más. Y creo que, en parte, eso me trajo al Hospital Centro de Cuidados Laguna, donde durante el verano participé en un programa de voluntariado de la Obra Social La Caixa, el cual retomaré pronto.
      Recuerdo a otra paciente de 40 años. Ella era consciente de que se encontraba cerca del final, de que no podría completar muchos de sus planes en la vida. Pero lo llevaba con mucha personalidad: me pedía que le leyera fábulas -le encantaban las fábulas- porque no quería dejar de aprender y de hacer cosas. Al principio, ante una petición así, se te encoge el alma. Pero luego piensas "es verdad, vamos a aprovechar lo que queda". Siempre he aprendido algo con cada paciente.
      Además de los pacientes, debemos prestar mucha atención a sus familiares. Cuando entras a una habitación y les preguntas qué tal van las cosas, siempre te dicen cosas como:
      -Bueno, hemos pasado una noche mala, pero ahora estamos mucho mejor.
      -Esta mañana teníamos mucho apetito y nos hemos comido todo el desayuno.
      A la vista de los pacientes, sus familiares siempre se esfuerzan en mostrarse positivos, en ocultar sus flaquezas. Pero, a veces, en el pasillo, a unos metros de la habitación, conviene preguntarles:
      -¿Qué tal estás tú?
      Entonces les cambia la cara y las respuestas son otras. Aprovechan para descargar la tensión acumulada durante horas y horas en el hospital. Los voluntarios tenemos que prestar la misma atención a los pacientes y a sus familias. Al fin y al cabo, cuando todo haya pasado, ellos habrán de seguir con su vida, y más vale que estén preparados.
      También creo que mi juventud anima a las personas. Al verme tan joven, no sienten reparos en preguntarme cosas sobre mi vida, y así surgen muchas conversaciones. En la facultad de Psicología te explican que no es bueno abrirse mucho ante los pacientes, pero yo he visto cómo lo hacían otros voluntarios y ahora sé que puede resultar muy útil.
      Gracias a otros voluntarios, que me acompañaron durante mis primeras jornadas en el centro, he aprendido la importancia de la empatía, de la paciencia y de la fortaleza. Sí, conviene ser muy fuerte mentalmente en este trabajo. Antes, en mis primeras prácticas, no era tan consciente, y eso me acabó pasando factura. En una ocasión, un paciente del hospital donde trabajaba me dijo que aquella misma tarde le amputarían una pierna. Al día siguiente, verlo tan triste y sin pierna me dejó una huella de la que apenas fui consciente entonces. Salí del hospital, pasé por la universidad, hice algunos recados y, al llegar por la noche a mi casa, me derrumbé y comencé a llorar.
      Vamos demasiado rápido por la vida, y ahora procuro dedicar el trayecto de vuelta a mi casa a interiorizar todo lo que veo en el hospital. Tras ese breve ritual de desconexión, que dura media hora, ya estoy en disposición de hablar sobre lo que haga falta. No todo el mundo quiere enterarse de los casos que veo, así que los reservo para quien muestra interés.
      Pero, por lo general, mi voluntariado no me impide seguir con mi vida normal. Más bien al contrario: la enriquece. Tengo amigos, salgo de vez en cuando, voy a conciertos... hago lo mismo que todo el mundo a mi edad. Al final, ser joven no es incompatible con la solidaridad, ni mucho menos. También hablamos de ello en las redes sociales e intercambiamos información sobre programas de ayuda. Entre mis amigos, mis familiares y mi novio hay muchas personas que desafían el estereotipo de que la juventud pasa de todo.
      Muchas veces, la gente que se interesa por mi labor, también me pregunta: “¿Qué le dices a una persona que está a punto de morirse?”. Pero hay preguntas que no tienen una respuesta. Ni somos dioses ni tenemos que buscar siempre el comentario perfecto para nuestros pacientes. Normalmente basta con estar ahí, a su lado.

      sábado, noviembre 19, 2016

      Laico??; aportaciones de la Iglesia al mundo.

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      San Josemaría, en la academia residencia DYA.


      Se ha puesto de moda el concepto de laico, pero como concepto indeterminado o muchas veces como arma arrojadiza frente a la convicción o creencia religiosa. Curiosamente el concepto de laico, en sus avatares históricos, tiene una fuerte carga cristiana a través del Derecho canónico. Si todos los miembros de la Iglesia son fieles por el bautismo, los laicos son aquellos fieles, la mayor parte de la Iglesia, que están llamados a santificar las realidades terrenas con su ejemplo, la vida familiar y social, impregnando de espíritu cristiano el trabajo y buscando sin exclusivismos con todos los hombres las soluciones sociales, políticas, económicas acordes con la dignidad del hombre y el respeto de la Ley de Dios.
      Sartori mantenía recientemente que la democracia civil no tiene que ver con la doctrina de la Iglesia, pero el análisis de muchos valores democráticos tiene un profundo aroma cristiano: la igualdad, la equidad, el concepto de soberanía, los derechos del hombre, especialmente la libertad religiosa, la dignidad de la mujer, el Derecho penal, el de familia, el valor de los compromisos al margen de su forma externa, la intrínseca justicia de la ley no procedimental, etc. Se puede decir que son valores cristianos que se han hecho civiles en su evolución histórica y cultural.

      viernes, noviembre 18, 2016

      Democracia, educación y respeto al pueblo.



      http://www.elmundo.es/espana/2016/11/17/582da8c8ca4741550f8b45c9.html
      El Rey Felipe, aplaudido por la Reina Letizia junto a sus hijas en el...
      El Rey Felipe, aplaudido por la Reina Letizia junto a sus hijas en el Congreso. Chema Moy

      Algunos prefieren obviarlo, pero tras los oropeles, los baldaquinos centenarios, la guardia real a caballo y las alfombras restauradas, la sesión solemne de inicio de legislatura es mucho más que un acto protocolario, es la imagen de la esencia democrática: el Rey, símbolo de la unidad y la permanencia de la nación, junto con los diputados y senadores elegidos por la ciudadanía, los representantes de los órganos constitucionales y los poderes territoriales. Diversidad, al fin y al cabo, y también pluralidad, respeto y tolerancia.
      Los gestos son importantes y en las sesiones de las Cortes con el Rey han de preservarse porque tienen significado y en ese Hemiciclo abarrotado deben sentirse representados todos los españoles. Más allá de adscripciones monárquicas o republicanas, la apertura solemne de la legislatura es un acto constitucional por encima de las ideologías.
      No todos lo entienden. Sobran las imágenes, señores Errejón Iglesias, de disputa por los escaños porque en un día como este los asientos no tienen nombre y lo que toca es apiñarse y mezclarse. El Hemiciclo en las sesiones conjuntas de las Cámaras no es el cine: o llegas pronto o el que se fue a Sevilla... o a acompañar a Verstrynge, perdió su silla. Sobra el tecleteo en la pantalla del móvil mientras el Rey habla, que esto no es un aula de primaria.
      Sobran igualmente los tuits de recomendación de Carolina Bescansa a la Reina. No hay comparación posible entre hacer soportar a un bebé horas y horas de debate en el Congreso, aunque las fotos resulten bonitas y rentables, que llevar a la Princesa de Asturias y a la Infanta Leonor a un acto de poco más de hora y media.
      Sobran las camisetas con mensajes pretendidamente ocurrentes como la de Diego Cañamero. "Yo no voté a ningún Rey", se leía en su pecho. Ni él ni nadie. Pero ¿votó la Constitución?
      Pablo Iglesias, Diego Cañamero y otros diputados de Unidos Podemos, hoy en el Congreso. | ALBERTO DI LOLLI
      Sobran también las exhibiciones de quienes optan por no levantarse cuando el jefe del Estado entra en el salón de plenos o como cuando finaliza su discurso. Y, por supuesto, sobra la bandera republicana colgada en la balconada. Que, por cierto, no fue mandada retirar porque la presidencia de la Cámara sí es respetuosa.
      Felipe VI sabe muy bien que no habla ante una asamblea de grandes de la nobleza, sino ante representantes de los ciudadanos. No es necesario que Pablo Iglesias recuerde que él y los suyos no están aquí "por ser hijos de nadie ni por tener sangre azul". Ninguno la tenemos, ni tan siquiera el Rey.
      El Monarca abrió su discurso [léalo en PDF], él sí, expresando su respeto y reconocimiento a las Cortes Generales, porque, recordó, "en una monarquía parlamentareia, la presencia del Rey en el Parlamento es la expresión constitucional del vínculo entre los depositarios de la soberanía nacional y el jefe del Estado".
      Para él no hay duda de que el Congreso es "la casa común y el lugar de encuentro entre todos los españoles". Quizá algunos no lo vean, pero es así y todo lo demás sobra"

      jueves, noviembre 17, 2016

      miércoles, noviembre 16, 2016

      Pérdida de respeto.


      muy buen artículo de un cura sensato  http://infocatolica.com/blog/cura.php/1611160954-nos-han-perdido-el-respeto

       

      Es mi impresión, y como tal lo cuento.Servidor, como toda persona de bien, acepta las sentencias judiciales y las acata, no como otros que cuando algo no les agrada salen a la calle y la arman. Pero una cosa es acatarlas y otra que todo me parezca perfecto. El último derecho que estoy dispuesto a perder es el del pataleo, aunque sea un pataleo pacífico.
      En pocos días dos pronunciamientos judiciales me han disgustado profundamente, y los dos han saltado a la prensa el mismo día.
      El primero es el que anula la no renovación en su puesto de una profesora de religióntras haber contraído matrimonio civil con un divorciado. El obispado de Almería había considerado que no era posible seguir dando clases de religión y moral católicas y vivir en pública contradicción con la doctrina que tiene que explicar. Pues nada. Admitida en su puesto y con derechos todos los atrasos.
      No es cierto que una cosa es el trabajo y otra la vida de cada cual. El más tonto entiende que un alto directivo de Coca-Cola no pude pedir una Pepsi en público.Y el más lerdo entiende que el director general de Mercedes no puede ir a las reuniones en un Volvo. Incluso hasta somos capaces de comprender que es difícil ser profesor de Islam y exhibirte en público a medio día en Ramadán con vaso de tintorro, bocata de jamón y un pitillo en la boca. Más aún, tengo mis dudas de que un juez se atreviera a mantener en su puesto al islamista. Ya se sabe cómo son. Los católicos, sin embargo, no somos nada.
      El otro caso, que no sentencia, es que el juez haya decidido archivar la causa contra el supuesto artista que decidió emplear formas consagradas para montar una exposición con ellas y construir la palabra “pederastas”. Parece ser, según su señoría, que en ello no hay ofensa, ni animus injuriandi, ni nada de nada. Pura expresión artística: “en ningún caso puede considerarse que la obra ejecutada por el querellado sea idónea para fomentar, promover o incitar al odio, hostilidad, discriminación o violencia contra un grupo, en este caso la Iglesia Católica o sus miembros”.
      Vuelvo a la comparación. Imaginen que un españolito de a pie roba un Corán en una mezquita y con sus páginas, en una exposición, forma la palabra “terroristas”. Se lía la de Alá. Y si un juez dijere que no pasa nada, hasta los de Podemos saldrían a la calle pidiendo respeto. La verdad es que no se llegaría a juicio.
      Pero es la Iglesia. Y a la Iglesia hace tiempo que se nos ha perdido el respetoporque saben que nos pueden hacer pis en a boca y responderemos que agradecidos por el champán.
      La culpa la tenemos nosotros a base de confundir la misericordia con la bajada de pantalones, la bondad con la estulticia y el amor al prójimo con la claudicación. El deporte que mejor se nos da es el de la claudicación. ¿Qué no nos dejan hacer una procesión? Pues no se hace. ¿Qué asaltan una capilla? Seamos comprensivos. ¿Qué montan una exposición blasfema en Pamplona con formas consagradas? Se grita un poquito y ya.
      Nos han tomado la medida. Somos gente inane, colectivo acomplejado, católicos de chichinabo. Nos pueden sacudir en los dos carrillos, en el trasero, la delantera, espinillas y colodrillo y seguiremos sonriendo.
      Hombre, Jorge, que son los jueces. Sí. Se acata. Pero me hago una pregunta sin mayor maldad: ¿si la profesora de Almería hubiera sido el islamista comiendo jamón, la sentencia hubiera sido la misma? ¿Y si lo de la Eucaristía profanada fuera un Corán despedazado? Es preguntar por preguntar. Pero me temo que no.
      Nos han perdido el respeto.