Gran parte de sus milagros los realizó Jesús a través de su cuerpo. Tocaba, lo tocaban, tomaba de la mano a los enfermos, introdujo sus dedos en los oídos del sordo y tocó con la saliva su lengua; también con su saliva hizo barro para ungir los ojos del ciego… Por eso la gente buscaba su cuerpo, y por eso aquella enferma pensó que con solo tocarle el manto se curaría. Por eso, también, entrando en la habitación de la hija de Jairo, que había muerto, cogió a la niña de la mano y ella se levantó.
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Ese divino cuerpo, que tantos milagros obró, está en el cielo. Pero también, no lo olvidemos, ese cuerpo somos nosotros. ¿No sabéis que vuestros cuerpos son miembros de Cristo? (1co 6, 15). El cuerpo de un cristiano en gracia, ese cuerpo que devora la comunión, es también convertido, místicamente, en cuerpo de Cristo.
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| No le robéis vuestro cuerpo al Señor. Dejad que Él lo lleve y lo traiga, lo acerque a los tristes y lo aproxime a los pecadores. Cuántas maravillas podrá obrar Jesús en quienes sufren y en quienes viven sin Dios si ponéis vuestro cuerpo –¡que es suyo!– a su servicio. |
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2 comentarios:
Que buena reflexión...me haces pensar que estando en la Iglesia y siendo Su Cuerpo Mistico no le sacamos el jugo que tiene ....ay! si fuera más consciente de esta realidad creo que la tentación no tendría a veces tanto poder....yo camino en una cdad sabes? estoy en el Camino Neocatecumenal..y de la Obra del Opus Dei me viene la formación en la Fe...ya hemos cabado el Camino y el tomar conciencia de que somos el Cuerpo de Cristo me hace caminar de otra manera...murmuro menos y juzgo menos...pero hay un deseo grande de ser Libre en el Espiritu y que dificil es esto si no se es humilde eh?...em fin...que me ayuda tu comentario a la homilia
Solo darte las gracias!!!
gosppi, que cerca estás del Señor, reza por mi y disfruta de tu vida cristiana, gracias a ti.
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