viernes, agosto 24, 2012

Libertad, libertad.




El proyecto de Tomás Gómez, de cierta progresía, pasa por IMPONER, su modelo totalitario de educación. Viva una vez más la libertad de elegir.

1 comentario:

Old Chap dijo...

Acabo de leer un artículo que me
parece bastante clarificador. Ahí va con el afecto de siempre.
Old Chap
Salvador Sostres dedica su columna en El Mundo 24 de agosto 2012 al tema, titulada 'Un chico y una chica', y lo tiene muy claro:

«Diferenciar no es discriminar, sino todo lo contrario. Es personalizar la educación y humanizarla. Por mucho que la propaganda feminista se obstine en sus mentiras, no es lo mismo un niño que una niña, ni una chica que un chico. La educación mezclada puede provocar situaciones difíciles y desagradables para los alumnos de ambos sexos.
El nivel educativo es y tiene que ser igual para los dos grupos, pero todo el mundo puede entender que, sobre todo a partir de una cierta edad, con las hormonas disparadas, estar en una misma aula con personas del sexo contrario distrae considerable e innecesariamente a los alumnos de sus objetivos académicos.
Chicas y chicos tienen un ritmo de maduración distinto, y es preciso que, por lo tanto, sean tratados distintamente; y huir de este modo y con diligencia de los promedios y de las estadísticas que convierten a las niñas en camioneros y a los niños en amanerados, llevando a ambos a la desfiguración de su personalidad, al relativismo y a la confusión.
En la edad en que de manera inconsciente pero muy intensa se forjan las inseguridades y los complejos que te acompañarán toda la vida, es fundamental evitar que un maestro, al reñir a un chico, pueda humillarle ante la chica que le gusta o ante las chicas en general, y viceversa. Los maestros tienen que poder ser rigurosos y severos sin el temor de crear traumas.
Para la izquierda, todo se resuelve poniendo máquinas de preservativos en los colegios. Dejadez y paternalismo. Te abandono en alta mar pero me hago el comprensivo regalándote una botella de agua. ¿No sería más comprensivo no abandonarte? Hemos renunciado tanto, nos hemos dejado derrotar por el facilismo y sus espectros con tanta holgazanería e irresponsabilidad que hemos acabado creyendo que la solución es acompañar a nuestro crío a comprar un gramo de cocaína para que nos considere su amigo en lugar de explicarle que no tiene que drogarse para que sepa que tiene un padre.
Tal vez podríamos esforzarnos un poco más y dar a nuestros hijos y alumnos una formación integral y ambiciosa, basada en lo que son y en lo que aspiren a ser, e instruyéndoles en el respeto a sí mismos, a su alma y a su cuerpo, para que aprendan a respetar también las almas y los cuerpos de los demás.
Tal vez podríamos ser más valientes y no tener miedo de razonarles que no existe una explicación sexual del mundo. Tal vez podríamos hacerlo mejor de lo que lo hicieron con nosotros y admitir que el sexo sin amor es un vicio como cualquier otra debilidad y que sólo conduce al vacío, a la angustia y a la soledad.
Tal vez podríamos ser mejores padres y mejores maestros y no abandonar a los chicos a su suerte. La educación separada de chicos y chicas no es aberrante ni discriminatoria, aunque sea más fácil meter a todos en la misma olla y despreocuparse del resultado final. Así han acabado de moralmente destruidas las sociedades gobernadas por la corrección política y por la socialdemocracia, valga la redundancia. Esta crisis no es casualidad.
Nuestro sistema educativo es el peor de todos los tiempos; y ha quedado demostrado que siempre que intentamos avanzar sin Dios nos perdemos. La libertad no tiene nada que ver con la dejación, ni con el colegueo, ni con la permisividad. Hemos fracasado y tenemos que volver a empezar»