miércoles, febrero 11, 2015

Científico y creyente.




El pasado 27 de enero falleció en Berkeley (California), a la edad de 99 años, el físico estadounidense Charles Hard Townes; cuyo mayor logro fue la invención del láser, un éxito que le valió la consecución del Premio Nobel de Física en 1964.

Townes nació el 28 de julio de 1915 en Carolina del Sur. Estudió en la Universidad de Furman y en 1939 se doctoró en física en el Instituto de Tecnología de California. Ese mismo año estalló la Segunda Guerra Mundial en Europa, y el gobierno estadounidense decidió destinar importantes sumas de dinero a la empresa de telefonía Bell, para que investigara en el radar, un instrumento que más tarde posibilitó a los Estados Unidos una palmaria superioridad militar sobre Japón. Townes, recién incorporado a los Laboratorios Bell, estuvo involucrado en estos estudios. Pero fue después de la guerra cuando empezó a destacar personalmente, al trasladarse en 1947 al Radiation Laboratory de la universidad de Columbia, que había sido creado por el gobierno norteamericano durante la contienda para impulsar el desarrollo del radar.
Tras la guerra, la administración continuó invirtiendo grandes sumas en este laboratorio, que destinaba un 80% del presupuesto al desarrollo de tubos que generasen microondas (radiación electromagnética cuya longitud de onda se encuentra entre 30 y 0,3 cm). En 1951, a Twones se le ocurrió de golpe un nuevo enfoque; fue mientras estaba sentado en un banco de un parque y él, hombre profundamente religioso, lo comparó a una especie de revelación divina. Había descubierto el “máser” (acrónimo inglés que significa: amplificación de microondas por emisión estimulada de radiación). Sin embargo, tuvo que esperar hasta 1954 para convertir esa idea en una realidad operativa; y lo hizo contando con la colaboración de uno de sus alumnos de doctorado, James Gordon, con quien acabaría litigando. Las aplicaciones para fines militares, civiles y científicos (por ejemplo en radioastronomía) se hicieron bien pronto patentes.
De inmediato pensó en buscar la manera de poder trabajar con longitudes de onda todavía más pequeñas, por lo que pasó a investigar con luz del espectro visible. Un trabajo que llevó a cabo en colaboración con su cuñado Arthur Schawlow, de los Laboratorios Bell, y que dieron como fruto la invención del láser (amplificación de luz por emisión estimulada de radiación). Theodore Maiman construyó en 1960 el primer aparato que usaba el láser basándose en los estudios de Townes (al mismo tiempo empezó un pleito por el reconocimiento de las patentes que duró tres décadas).
Las aplicaciones técnicas del láser han resultado ser enormes: está presente en una amplia variedad de aparatos electrónicos de consumo (basta recordar la cantidad de gigabytes de información que permite guardar el láser en un DVD, por ejemplo), así como en la fibra óptica; la medicina se ha visto beneficiada por las nuevas terapias desarrolladas a partir de las posibilidades técnicas abiertas por el láser. Sus aplicaciones científicas y militares también han sido numerosas, por ejemplo como guía de misiles hasta sus objetivos.
Después de servir como vicepresidente y director de investigación del Instituto de Análisis de Defensa en Washington de 1959 a 1961, se convirtió en el presidente del MIT, el Instituto de Tecnología de Massachusetts, en 1961. Sus trabajos fundamentales en el campo de la electrónica cuántica hicieron que en 1964 la Real Academia de las Ciencias de Suecia le otorgaran el premio Nobel de Física, compartido con los físicos soviéticos Nikolái Básov y Aleksandr Prójorov, quienes, de forma independiente, habían trabajado en un oscilador cuántico con el que solucionaron el problema de obtener un máser de salida de luz continua utilizando sistemas con más de dos niveles de energía. Tres años después fue nombrado profesor de la Universidad de California en Berkeley. Entre 1966 y 1970 fue presidente del Comité Científico Asesor de la NASA para el programa Apolo, que llevó al hombre a la Luna.
En sus últimos años, Townes apostó por el desarrollo tecnológico de la óptica en el campo de la búsqueda de inteligencia extraterrestre, utilizando métodos que propuso por primera vez en 1961 como un complemento a las búsquedas para las transmisiones de radio de sistemas solares distantes. Su último trabajo utilizaba el láser para ayudar a combinar las imágenes de telescopios lejanos.
En 2005 la Fundación Templeton le concedió su máximo galardón en reconocimiento a su labor por la contribución a favor del entendimiento entre la ciencia y la religión. En efecto, cristiano protestante convencido, Townes nunca tuvo inconveniente alguno en conciliar sus creencias con el desarrollo de la investigación científica, ya que para él la ciencia no era un instrumento que alejara de Dios; por el contrario, profundizar en el conocimiento de las estructuras y funcionamiento de la naturaleza le persuadía de la existencia de un diseño inteligente.

2 comentarios:

Francisco Javier dijo...

Descanse en paz por la misericordia de Dios. Louis Pasteur rezaba el rosario. El monje austriaco Mendel descubrió las leyes de la genética. La teoría del Big Bang la inventó un canónigo belga...

Sinretorno dijo...

gracias Javier