“Por voluntad de Dios, estoy de nuevo entre mujeres.
Me acordaré siempre: cada vez que una mujer entre en la habitación, aunque estés sumergido en tu trabajo… ponte de pie.
Nada importa que sea la madre superiora o la hermana Kleofasa, encargada de encender el fuego; ponte de pie.
No lo olvides: la mujer ha de recordarte a la Esclava de Dios, a cuyo nombre la Iglesia se pone de pie.
No lo olvides: debes pagar tu deuda respecto de tu propia madre, que te dio su cuerpo y su sangre…
Ponte de pie sin vacilar, domina tu orgullo de varón, tu ansia de dominar…
Ponte de pie incluso ante la más mísera de las Magdalenas…
Sólo así imitarás a tu maestro, que se levantó del trono, a la diestra del Padre, para acoger a la Esclava de Dios.
Solo así imitarás al Creador, que envió a María en auxilio de Eva.
Ponte de pie inmediatamente por tu bien”
Cardenal Stefan Wyszynski, Diario de la cárcel, diciembre 1955
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